Capítulo 4 - 1: Pequeña guerrera.

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"Yo pienso, yo pienso que tú piensas, yo pienso que tú piensas que yo pienso".

Esta amalgama de palabras redundantes se le conoce como la "teoría de la mente" y son etapas que se demuestran al momento de que somos conscientes de nuestros propios pensamientos y darnos cuenta que los demás tienen el suyo propio, esto se demuestra desde niño y esta habilidad cognitiva comienza a dar señales de luz cuando comenzamos a mentir...

Las mentiras son parte intrínseca de nuestra naturaleza como seres humanos, así mismo, existen varios tipos de mentiras, entre ellas:

La mentira piadosa: aquella que se hacen a otras personas para su bien y así evitar que enfrente la realidad.

Y la mentira maliciosa: aquella que es cuando engañamos a alguien para así obtener algún beneficio.

Como mencioné antes, acostumbro a leer algún que otro artículo sobre psicología en internet. Siempre me ha interesado, en parte, el pensamiento humano y este último artículo me llamó la atención...

Aunque creo que mi misantropía se disparó más todavía luego de lo sucedido hace meses atrás, me seguía llamando la atención la psicología...

Dicho esto, es cuando me di cuenta de que todos y cada uno de los seres humanos mienten sin excepciones, yo incluido por supuesto, sería muy pedante y farsante de mi parte si dijera que no...

¿Pero por qué estas ideas justo ahora? Pues precisamente es lo que esperaba del padre de Annaisha cuando lo encaré, esperaba que mintiera y de hecho lo hizo, el problema fue que no lo hizo como esperaba ya que no es excusó en algo parecido a "ya no la amo" o algo así, si no que lo hizo culpando al trabajo como su motivo principal y escondiéndose detrás de su "coraza" de egoísmo y egocentrismo. Lo que no esperaba él, al menos, es que justo en ese instante apareciera su hija y con su mera presencia en el momento, le diera el golpe de realidad que necesitaba...

En cambio, lo que yo no esperaba, era que ella fuera tan fuerte y madura...

Creo que Annaisha me ha sorprendido más de lo que creía...

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El sol ya se había ido y solo quedaban las luces de las calles.

Luego de intercambiar números con Annaisha, me había puesto en marcha para ir a buscar a Emiko-chan.

—Buenas tardes —saludó la encargada de los alumnos al verme llegar—. ¿Viene a buscar a un alumno?

—Si, vengo de parte de Fujioka Annaisha... —contesté algo inseguro.

—¿Me puede enseñar su identificación de estudiante?

—Claro —asentí mientras sacaba mi identificación de mi billetera y se la enseñaba a la encargada, quien era casi de la misma altura que Annaisha, pero su cabello era negro, y se notaba mucho mas adulta.

—Ah, si. Su hermana dijo que vendría usted en su lugar. Iré a buscar a Emiko-chan.

Dicho aquello, entró a la primaria, y al paso de unos minutos vi salir a la misma encargada, solo que traía tomada de la mano a Emiko-chan. Quién llevaba una abrigadora chaqueta roja y falda ídem.

—¡Acosador Onii-chan! —me saludó, una vez se percató de mi, para luego emprender una carrera hasta donde estaba.

—¡¿Cómo dijo?! —exclamó la encargada al escuchar a Emiko-chan.

—¡A-- Acusador! —respondí nervioso.

—¿Ah?

—Me llama así desde que acusé a alguien en el tren cuando no pagó el pasaje. Je, je.

Lost Sorrow Vol.1 PRÓLOGO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora