III

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La vida de la morena estaba cambiando, no eran los cambios que se esperaban, que podían anticiparse, todo había sido de golpe, imposible de prever, de imaginar.

El matrimonio que tenía planeado un fin de semana para celebrar su quinto aniversario de casados, no llegó a destino, aquella noche de viernes, la muerte los atrapó luego de que el auto en que viajaban derrapara y se estrellara contra un volquete, no había culpables.. o tal vez, un pequeño exceso de velocidad por las condiciones climáticas en Moscú, pues aquella noche de enero, como tantas otras, había nevado. Se habían marchado juntos, eso incluso algún loco podría considerarlo romántico, descansarían juntos, pero habían dejado una pequeña de tan solo cuatro años, no a la deriva, pero ya no estarían con ella, no la verían crecer.. y sin buscarlo, eran culpables del más cruel de los sufrimientos que la pequeña Nina a su corta edad estaba padeciendo.

¿Cómo prepararse para una catástrofe como esa? Yulia pensaba que era imposible, y lo era, porque la muerte de Marina y Artur no fue de forma natural, llegó en una cruda y fría noche.. y por más que lo hubiera sabido de antes.. aquello era tan irreal, eran jóvenes, con una vida por delante, llenos de planes a corto y largo plazo, al igual que Lenin y ella, ahora todo había cambiado, sus mejores amigos ya no estaban, habían recibido cristiana sepultura el día sábado, un día tan negro como el traje que la morena vistió, como el vestido que Larissa compró para Nina.

Cuanto había deseado la morena que existiera un manual que explicara el paso a paso ante las situaciones que le tocó y le tocarían atravesar, lo cierto era que no lo había, no le gustaba improvisar, en su trabajo, como abogada, se esmeraba en cada estrategia, siempre buscando que no queden cabos sin atar, en su vida.. de alguna forma también había planes, bien planeados, hasta el viernes por la noche, todo había salido bien, sobretodo con Lenin, a quien conoció en la facultad de derecho, estudiaron juntos, se hicieron amigos y se enamoraron con tan solo 19 años de edad, solo cuando ambos se recibieron, pusieron fecha de boda, estipulando que para el momento contaran con todo lo necesario y poco más para iniciar con su vida de casados. El deseo de Yulia de ser madre siempre estuvo presente, muy latente, pero el pequeño Pavel no llegó por sorpresa, fue planeado, luego de disfrutar muchísimo de la vida en pareja, como novios y esposos, ambos con títulos de abogados, trabajando para el bufete de Artur, apenas un año mayor que ellos, a quien habían conocido en la universidad, cursando la misma carrera, pero nunca juntos.. ¿Ahora? Yulia no solo quedaba con el bufete a cargo, sino que también con la custodia de Nina, ¿sus planes? No los tenía, sin tiempo intentaba acostumbrarse a todos los cambios en su vida y cuanto agradecía el apoyo, la ayuda de Lenin y sus padres, sin ellos se habría vuelto loca, completamente loca ante las decisiones que debió tomar, ¿cómo contarle a Nina que ya no vería a sus padres? ¿inhumación o cremación? ¿Nina debería asistir al funeral y entierro? Solo eran algunas, y para nada sencillas. Difíciles decisiones, pero lo más doloroso, fue llevarlas a la práctica, sostener a la pequeña que se desarmaba en sus brazos, ese llanto desgarrador ante la noticia, al tener que despedirse de sus padres, nadie estaba preparado para todo aquello, ya no había planes, tenía una vida que continuaba, el mundo seguía en movimiento y ella debía volver a acoplarse, los tropiezos y fallos no estarían ausentes, pero eran una forma de aprender, necesarios aunque dolieran.

Había pasado una semana del deceso de Artur y Marina, era viernes por la tarde, el pequeño Pavel lloraba a todo pulmón entre los brazos de una Yulia nerviosa que debía salir, Nina estaba sentada en un sofá de la sala, la tele estaba encendida, un canal de dibujos al que no le prestaba atención, ausente, ni siquiera el llanto de Pavel parecía molestarle, Larissa hacía acto de presencia en la sala con un biberón y una toallita de Pavel en manos, notando la impaciencia y preocupación de la morena que no lograba acallar el llanto del bebé.

L: "Ven con la abuela." Dice en una nota más alta de lo que solía hablar, por el llanto del pequeño, asegurándose de captar la atención de su hija.

Friend or foe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora