Capítulo 17

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Un año después de ser abandona y llegar a un lugar que no concia se vio en varios aprietos hasta que por fin consiguió trabajo en un restaurante, por ser menor de edad tenía que trabajar a escondidas, le habían dado un pequeño cuarto que parecía bodega y la ponían a repartir comida a los alrededores, una vez por poco es arrestada por meterse en donde no debía pero pudo escapar, por eso había podido llegar aquel lugar donde con mucho esfuerzo la aceptaron.



~En Seúl~


Jung Min por su lado no había podido perdonar lo que le hicieron, aunque trato de encontrarla no era posible por su edad, trato de que alguien recapacitara pero no tuvo éxito, así que se fue alejando de ellos, resentido por su comportamiento solo para obtener dinero.


-Jung Min no escuchaste


-No te pienso escuchar más


-Park Jung Min


-Fueron unos monstros al deshacerse de ella, no los perdonare NUNCA


-Park ven aquí, lo hicimos por ti, que no entiendes


-No, lo hicieron por su propio gusto, no respetaron la cláusula de mi abuela y lo peor es que se deshicieron de todo lo que era de ella, nunca los perdonare los ¡ODIO!


-Hijo, Park Jung Min


Dentro de su habitación lloraba, mientras tenía el dije que había guardado con mucho esmero, eso junto con unos dibujos y la pulsera, era lo único que tenia de ella


-Sun Ah, espero estés bien, te extraño tanto—miraba el medallón—Prometo que te encontrare y daré lo que mereces, te lo prometo Sun Ah, por memoria de nuestra abuela



~En JeJu~


Caminaba por una calle, con un pedido en mano e iba un poco distraída, había recordado a Jung Min, que hacia tanto tiempo no lo hacía, había preferido reprimir cualquier recuerdo doloroso que la hiciera sentirse mal, solo cerro unos segundos los ojos y con ese acto, choco con alguien tirando lo que traía en mano.


-Lo siento—musito mirando todo en el suelo—No puede ser, no puede ser—musito angustiada


-Lo siento, estas bien


-Si—dijo pero sin mirar a la persona—No puede ser, me van a matar, no me darán de comer, no puede ser, no puede ser—sonaba desesperada


-Niña estas bien, que puedo hacer por ti


-Nada—la miro, dándose cuenta que era un señora—Lo siento, fue mi error


-Yo venía distraída, te encuentras bien


-Yo sí, pero el pedido, no esto debe servir un poco si—comenzaba a limpiar unos panecillos—Si, me pueden servir para comer

Irónico DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora