Capítulo 4: El ciclo de la vida y la muerte

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Cadáveres se movían al son de la trompeta, levantaban sus frágiles manos al cielo tratando de alcanzarlo; era imposible para ellos salir de sus fosas, eran empujados por otros cadáveres que intentaban salir y estos a su vez por otros más.

El espectro que les veía sonreía, al son de su trompeta su felicidad se demostraba, le encantaba como los cadáveres en su egoísmo, se pisoteaban unos a otros hundiéndose más en cada momento.

El espectro con su música llamaba a los muertos a sus tumbas y risueño comenzó con la melodía a recitar lo siguiente:

Esta es la verdadera salvación. En vida los mortales cotorrean sobre su desgracia y fingen sentir pena por los demás. La verdad es que se depredan entre sí, solo quieren mostrar sus proezas, alzarse a la gloria, ser admirados como héroes o grandes líderes, jactándose de sus posesiones y sus logros personales.

Son iguales que estos cadáveres que se pisotean unos a otros para salir de sus tumbas; lo importante es el propio yo no importa a quien se pase por encima, esa es la realidad de los vivos.

En la muerte no hay distinciones. Héroes, grandes líderes, campesinos y vagabundos; al final todos son lo mismo cuando van a la muerte. Incluso los reyes o emperadores, aquellos que se lucían mostrando sus riquezas; terminaran todos siendo exhibidos como reliquias curiosas del pasado.

Serán carne putrefacta envuelta en harapos vistosos, luego huesos envueltos en trapos, finalmente polvo que volverá a la tierra. Si volverán a formar parte de la tierra, aquella que creían poseer. Tal como quisieron, volverán del lugar que se sienten formar parte.

Yo aun no quiero morir-La joven Shia movía los cuerpos de su caminó. Había, envuelta por su ilusión, entrado en la fosa común de cadáveres.

¿Porque escapas? Esto es tu querido paraíso .Es la salvación que te trae la muerte.

No se exista algo como el cielo o el paraíso, lo único que me importa es vivir mi vida a plenitud- Decía la joven, mientras los cadáveres le empujaban la cabeza a lo profundo de la fosa.

¿Que soy para ti? ¿Un dios o el mismísimo demonio?

- No me importa qui...quien seas.... no puedo rendirme ahora .Me equivoque al pensar que todo estaría bien al morir , la muerte ...aun no....aun no estoy lista para que me lleve....- Grito la joven a todo pulmón.

Bien dicho, ya tienes tu respuesta- Dijo el espectro.

La melodía que Shia escuchaba como un coro de ángeles cambio, ahora podía oír la estruendosa melodía de las almas torturadas, aquella música que le provocaba un gran dolor de cabeza.

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