Capítulo 5: Los psíquicos

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La fabrica en la que estaba Shia y Monyak tenía tres pisos, el piso central donde ellos estaban, uno superior que era inaccesible porque estaba bloqueada la escalera por grandes rocas y otro debajo del central que solo se acedía por una pequeña entrada subterránea circular similar a la que conduce a las alcantarillas de una ciudad.

El silencio ahogaba el ambiente que había en esa sala, ni siquiera el viento aullaba; parecía como si ese edificio fuera un lugar apartado del resto del espacio.

Shia intentaba mover sus brazos y piernas pero era inútil, los sentía clavados al piso; su movilidad era cada vez menor.

No te preocupes también lo vas a disfru..... ¡Eeh que!- Cuando iba a terminar su frase Monyak sintió su cuerpo pesado, con una cara extrañada comenzó se levanto y se fue apartando de encima de Shia, sus brazos giraron rápidamente como si realizara un braceo hacia atrás y fue retrocediendo en sus pasos hasta golpearse la cabeza con una pared y caerse por ese lugar.

Maldita sea quien interrumpió mi entretenimiento- refunfuño Monyak apretando los dientes.

Desgraciado mono de feria, no puedes hacer lo que quieras mientras el resto de nosotros no esta- Hablo una voz femenina en tono burlesco, la cual Shia no sabía de donde venía.

-Carroñero mono del chiquero, rey del granero, perro faldero que come como cerdo en el potrero - recitaba la voz femenina.

Grrrr tu Elden maldita siempre arruinándolo todo- decía Monyak ardiendo en rabia con el ceño fruncido mas que nunca antes.

Monyak molesto hizo pequeños movimientos de nariz para olfatear el ambiente, luego se paro del piso rápidamente y apoyándose en sus largos brazos pego un gran salto, en el aire estiro estos y abrió las palmas en dirección a un grupo de cajas que había en un rincón. De súbito las cajas se rompieron, volando los pedazos como si les hubiera llegado una explosión de una granada.

Non non , errado mono descerebrado nada has estudiado, ni has mejorado desde la última vez que habíamos peleado- Seguía recitando la voz femenina.

Shia sintió una gran corriente de viento rozándole como si un auto de fórmula 1 pasara a su lado, la fuerza provocada golpeo a Monyak que salió disparado hacia el techo del piso en que se encontraban. El simio reaccionó al instante y apoyo sus peludos pies en el techo para luego impulsarse y pegar otro salto.

Mientras se dirigía hacia el piso junto los dedos medio y anular de su mano izquierda, dibujo con ellos una estrella y chasqueo sus dedos.

De pronto las maquinas que estaban pegadas al piso flotaron en el aire, el simio toco el piso y junto sus manos; todo lo que flotaba se dirigió en dirección de las rocas que cubrían el paso a la escalera del piso superior.

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