Capitulo 3

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|Adeline|

Desperté con un resfriado, y mi humor no era muy bueno que digamos.

Camine por los pasillos de la preparatoria buscando mi locker, pero no recordaba que número era.

—Maldita sea! —grite exaltada, haciendo llamar la atención de todos en el pasillo—.

—¿Se les perdió algo? —bufé—.

—Adeline! Hola, hey estás bien? —dijo Marian—.

—¿Y tú eres? —dije yo—.

—Marina, soy Marian! Tu mejor amiga Adeline.

—Oh si, claro que te recuerdo —reí—.

—¿Por que estas enojada? —pregunto ella—.

—No puedo encontrar mi locker.

—Ven, siempre te digo! Es el número 274 Adeline! —dijo Marian riendo—.

—Lo siento, lo olvide como siempre.

Marian negó con la cabeza y rio.

Seguimos caminando por los pasillos hasta que encontré mi locker. Tome mis libros y fuimos hasta el salón.

Mi siguiente clase era Historia, probablemente la más aburrida. Lo único bueno en ella es que la compartía con Brendon, el chico nuevo.

Me adentre en el salón y me senté justo atrás junto a Marian.

Pude notar la presencia de Brendon a 3 bancos de mi, desde aquí podía admirar sus hermosos ojos.

—Bien chicos, el día de hoy harán un resumen del libro, leerán desde la página 133 hasta la 170 y harán un resumen, a trabajar chicos! Tienen mucho que hacer —ordenó la maestra—.

Saque el libro de mi parrilla y comencé a leer, mi cuerpo se sentía tan mal, que lo único que podía hacer para relajarme era leer un poco, incluso si la lectura era de la era del caldo, y eso lo hacía más aburrida aun.

—Adeline, creo que tienes mi libro —dijo una chica adelante de mi—.

—No, no lo tengo —dije sería—.

—Si —rio avergonzada—, dejé mi libro en esa parrilla.

—Que no tengo tu libro! —dije irritada—.

—Es que —dijo apenada—, mira el nombre...

—Que no tengo que tu maldito libro! —grité, haciendo llamar la atención de todos, hasta la del chico lindo—.

—Adeline! —dijo la maestra—, ¿que está pasando? —dijo enojada—.

—Maestra, es que ella tiene mi libro —dijo la chica apenada—.

—Que terca eres! Que no lo tengo! —dije yo—, deberías limpiar mejor esos lentes, parece que no te están dejando ver!

—Adeline! —la maestra volvió a gritar—, déjame ver tu libro.

Me puse de pie y le llevé a la maestra mi libro.

Me giré y mire a Brendon, quien seguía viéndome con mucha atención, le sonreí y después me gire.

—¿Que dice aquí Adeline? —dijo la maestra—.

Y si, mágicamente en la primera página del libro estaba escrito el nombre "Clarisa", me maldije en ese momento, que estupida!

Sonreí hacia la maestra y le di el libro a la chica.

—A la próxima, carga tus libros —dije yo—.

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|Brendon|

Finalmente era hora del receso, estaba tan agotado.

Además no dejaba de pensar en aquella escena que se armó Adeline, tengo muy poco de conocerla, pero siento que a veces es un poco agresiva.

—¿Entonces esa chica te tiene picado? —dijo Matt—.

—No lo se, es que me intriga mucho su forma de ser —reí—.

—¿Intriga? Hermano tienes una semana aquí y ya estás enamorado, eso si está fuerte.

—No estoy enamorado —dije burlón—, es solo que ella es muy diferente a las demás chicas.

—Pues si, es psicópata! —dijo burlón—.

—No lo es —reí—.

Dejé mi mochila caer y me senté en la mesa junto a los demás chicos.

—El maldito partido me tiene estresado, el entrenador dijo que si no lo ganamos no iríamos a las finales! —dijo Abraham—.

—¿Encontraron a ese chico nuevo? —dijo Matt—.

—No, además nuestro portero se accidentó, lo que lo dificulta más —dijo Abraham—.

—¿Porque no te metes al equipo Brendon? —volvió a hablar Abraham—.

—¿Yo? —dije burlón—, no gracias bro.

—No seas marica, necesito un favor! Si no tenemos un integrante no podremos competir —dijo Abraham estresado—.

—Sabes que no tengo nada idea de cómo se juega, toda mi vida he practicado tenis.

—Eso era cuando vivías en Canadá, ahora estás en Nueva Orleans, tienes que empezar una nueva vida.

—No me convences, además ¿que obtendré a cambio? —dije yo—.

—Chicas, muchas chicas! El equipo de fútbol es mucho mejor que el de americano, ya que a ellos los descalifican en la primera ronda, nosotros somos el único deporte que ha puesto a la preparatoria en alto.

—No necesito chicas —reí—.

—Oh cierto, lo único que necesitas es tener a esa chica rara ¿cierto? Espera ¿cual es su nombre?

—Adeline —interrumpió Matt—.

—Claro, Adeline, esa chica rara.

—¿Por que todos dicen que es rara? —dije con tono serio—.

—Nooo! Ya te tiene embrujado! —dijo Abraham—, vieron eso chicos, ese es el efecto Adeline.

—Cierra la puta boca Abraham! —dije yo—.

—Hey! Relájate bro —dijo Abraham—, solo estaba bromeando —rio—.

—Me tiene hasta la joda todo esto de que es rara, ¿si me meto a tu maldito equipo dejarás de decir eso? —dije yo—.

—Dale bro, lo prometo.

—Y va para todos —dije serio—.

—Pero mira el lado bueno, ¿la viste con esos jeans que tiene puestos? Madre mía, es toda una modelo —dijo Abraham riendo—.

Negué con la cabeza y rodé los ojos.

—No me gustan las chicas delgadas —dijo Marco—.

—¿Para empezar te gustan las chicas? —dijo Abraham burlón—.

Los chicos rieron mientras yo miraba a la última mesa, donde estaba Adeline.

Lucia muy inocente, pero en el fondo sabía que algo pasaba con ella, quizás tenía problemas en casa, o le hacían bullying en la preparatoria, solo se que desde el momento en que la conocí siento que esa chica es mi responsabilidad, y en realidad me gustaría saber la razón de sus actitudes, quizás la estaba juzgando mucho, y no todos somos iguales, o no todos son como me gustaría que fueran.

Dear AdelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora