Capitulo 2

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Al día siguiente, día de la fiesta, día Viernes; las cosas no habían salido muy bien para Marlon en lo que iba de día, había tenido problemas con su archi-enemigo del colegio: "Jean", discutió y hasta casi se entran a golpes solo porque le faltó el respeto al decirle "maricon". Con Óscar todo iba muy bien, planearon lo concerniente para la noche y anduvieron casi toda la mañana juntos ya que Marlon perdió gran parte de esta resolviendo un problema que le causó su independencia: ningún representante suyo estuvo en una reunión citada por su profesor principal, el cual ese día lo citó para conversar acerca de ese tema que le extrañaba demasiado en alguien tan responsable como él. Marlon tuvo que contarle lo sucedido en su casa y el cambio que su vida había dado. Se tornó muy difícil tener que recordar ese momento amargo de su vida pero hizo su mejor esfuerzo para no llorar. Lógicamente luego de esto se sintió muy triste, no tenía ánimos para nada, no le emocionaba mucho haber tenido que contarle "sus problemas" al profesor, sabía y era de asegurar que lo comentaría con otros profesores, seguramente lo llevarían al psicólogo del colegio, intentarían o lo obligarían a regresar a su casa (lo intentarían al menos). De cualquier modo, ya no podía hacer más, no podía dar marcha atrás. Óscar intentó a toda costa el reanimar a su amigo y le preocupaba verlo así. A la hora de salida se despidieron y Óscar le dijo que no iba a esperarlo a la salida del trabajo por lo de la fiesta, que lo recogía a eso de las 8:30 o 9 de la noche para irse directo al club. Marlon, quien ya ni ánimo tenía de ir a la bendita fiesta, aceptó para no hacerle un desaire a su hermanito que tan ilusionado estaba con la idea, eso sin contar el hecho de tener que ir a trabajar que con todo lo que le había pasado ese día se convertía en una pesadilla... pero que podía hacer... solo resignarse... Se despidieron hasta la noche y cada uno tomó su rumbo... Óscar a su casa y Marlon al trabajo... pesadilla del día. Allí todo estaba tan normal como siempre, carga aquí, carga allá; si algo tenía Marlon según su jefe,  el Sr. Gómez, es que era eficaz y eficiente, por muy pesada que fuera la carga se las ingeniaba para hacer su trabajo, ademas un ánimo para sus compañeros pues Marlon siempre andaba alegre... pero ese día dados los acontecimientos previos estaba algo desanimado y triste, pero cumpliendo bien su trabajo.

El jefe encomendó a Marlon cargar 44 cajas de contenido frágil hasta el camión estacionado afuera del galpón. Lo animó un poco la confianza que le estaban asignando, de igual modo pensó que todas esas cajas le llevarían tiempo y se ahorraría trabajo... eso lo animó un poco mas. Comenzó así a cargar la primeras cajas de distinto tipo y material, madera, plástico, acrílico y cartón, estas contenían copas, jarrones, lamparas, cosas de vidrio y cristal en general, las cargaba con cuidado y a la vez pensaba con cierto pesimismo en todo lo que le había pasado durante el día; la discusión con Jean, el inconveniente con el profesor y la amargura que le causaba el haberle contado sus problemas, esto sin olvidar las consecuencias que  le traería.

    Llevaba casi una hora sacando cajas desde el galpón al camión y llevaba ahora su caja 36, es decir, con esa solo le faltaba 8 cajas para terminar su trabajo, la tomó y se encaminó a salir, pisó fuera de la cerca y solo pudo dar dos pasos pues recibió un fuerte golpe que le hizo perder el equilibrio y caer al piso dejando caer también la caja acrílica que llevaba en brazos que hizo el catastrófico sonido de "todo quebrado". Fue el golpe de un choque con alguien que, aunque no cayó al suelo como Marlon, igual quedó algo aturdido. Tirado en el piso Marlon sólo pensaba en la desgracia que ahora se le venía encima. Ya los ojos se le comenzaban a enjugar siendo lo único que pudo murmurar un "imposible". No dijo mas pues tenía una mano al frente, con una intención algo apenada se le tendía para ayudarle a levantarse.

— Disculpa... ¿estás bien? ¿Te lastimaste? - dijo el hombre que por descuido, casualidad o idiotez había chocado contra Marlon.

— Gracias... ¿pero ya que? - contestó malhumorado y groseramente desde el suelo ya levantándose por sus propios medios y limpiándose el sucio de sus manos y notando los rasguños que se hicieron y comenzaban a arder al tiempo que sobaba su rodilla derecha, la cual había golpeado fuertemente contra el asfalto en su afán por no caer, pero fue inevitable.

8 días...  (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora