Capítulo 3: Giulia

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La bruja con los años se había apoderado casi totalmente de la voluntad de Alejandra. Por lo que casi no tenía ya momentos de lucidez. Todos los días, la maligna pasaba haciendo planes para martirizar más al pueblo. Y, como siempre veía lo que pasaba en Dacio, ella ya sabía de los planes de Bingham. Así que como era de esperarse el plan, del heredero de la casa Von Astor, fracasó. Ni si quiera pudieron llegar a la mitad del camino hacia el castillo de la bruja. Ella mato a todos con tan solo aparecer excepto a él y a los niños. A su costado yacía Rubens agonizando.

- ¡Rubens resiste!-gritó cogiendo en sus brazos a su mejor amigo

- Ella no ha cambiado nada. Eso es bueno...-. Dijo con dificultad- tienes que acabar con ella hermano... hazlo en mi nombre...

De pronto la bruja comenzó a golpearlo.

- ¿Cuántas veces quieres que te perdone la vida Bingham?- dijo la bruja riendo de forma desenfrenada.

- ¿Cómo sabes mi nombre?- respondió furioso y confundido

- Yo lo sé todo de ese pueblo- hablo la bruja y alzó a los niños en el aire.

- Espera ¿Qué haces?... Déjalos ir- dijo con esfuerzo el caballero.

- Si ellos viven necesitaré algo a cambio, algo que tu tengas- dijo risueña

- Está bien, lo que quiera, solo déjalos- gruñó el joven

- De acuerdo, dame la mano- le dijo con una sonrisa macabra

Le empezó a doler el pecho como si una depresión naciera desde el fondo de su corazón. Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos.

- ¿Qué me quitaste?- grito desesperado Bingham

- Ya lo descubrirás al llegar a casa- dijo alegre por la malicia que había realizado

Él iba a abalanzarse sobre la bruja cuando de pronto se habían trasladado todos a las puertas de Dacio. Al ingresar los pobladores lo vieron y le empezaron a preguntar, dónde estaban los demás, en especial las esposas de todos los implicados.

- Nos derrotaron y nosotros conseguimos sobrevivir-. dijo con esfuerzo- lo lamento de verdad.

El pueblo estaba de luto por la muerte de los caballeros. Pero al llegar a su palacio se dio cuenta que no solo estaría de luto por sus hombres sino también por su padre.

- ¡Maldita bruja!- grito el caballero en el lecho de su padre.

- Hermano, ¿por qué crees que fue ella?- dijo Giulia preocupada

- Porque me ofreció un trato para que no matara a los niños... quería algo mío...-. Dijo sollozando furioso- nunca pensé que quería la vida de mi padre...

El empezó a golpear las paredes y patear todo lo que estuviese en esa habitación. La pequeña Giulia, que en ese entonces solo tenía 12 años, estaba asustada al lado de su padre fallecido observando aquella mirada de odio profundo de su hermano. Ese día quedo marcado para los dos hermanos.

5 años después

Su hermano se ocupaba de toda la herencia de su padre en especial de la labor de Duque de Dacio. Todos los años el pueblo perdía más hombres porque Bingham los mandaba a expediciones a por la bruja pero siempre morían y regresaban unos traumados. El pueblo empezó a quejarse de las órdenes del nuevo duque. La desaprobación del pueblo hacia Bingham crecía por lo que Giulia, ya casi mayor de edad, confronta a su hermano preocupada por toda la situación en el despacho del duque.

- Bingham, hermano, debes parar todo esto. Si sigues así el pueblo te odiará y realmente todo el ducado caerá. No creo que nuestro padre haya querido esto. Solo ya olvídate de esa bruja- se pronunció preocupada la ojiverde

- ¿Cómo me pides eso sabiendo que esa maldita perra mató a nuestro propio padre?- gritó energúmeno para guardar silencio y luego continuar.- ¿Crees que no sé qué demonios está sucediendo en mí Ducado? Las personas no entienden que ahora que por fin ya están naciendo niños podemos llevar acabo otra expedición... Derrotarla es la única manera de traer bonanza a este pueblo.

- ¿Pero hermano no te das cuenta que ella solo los matará a todos los hombre que lleves?- dijo exaltada

- No tengo porqué discutir esto contigo Giulia. Yo soy el duque y yo decido que es mejor para Dacio. Como por ejemplo la decisión de con quién te casarás.- dijo con más compostura.

- ¿Qué? ¿De qué hablas?- hablo confundida

- Hablo de que el Conde de Rimini puede ser un buen esposo y un buen aliado político- dijo tranquilamente el castaño

- Tú puedes decidir por Dacio, pero no por mí. No puedes pretender elegir con quien casarme además yo no quiero eso. Sabes muy bien que mi vida se debe al aprendizaje y a ser maestra. Papá quería apoyarme en mi sueño de ser maestra en Dacio...- dijo indignada la rubia.

- No es tu elección, papa no está aquí y tu pueblo te necesita. Así que déjate de tonterías Giulia.- dijo el duque frunciendo el seño

Ella no respondió, solo se echó a correr por el castillo hasta llegar a la salida.

- Pero qué ha pasado Bhingham ¿Qué hiciste para que tu hermana saliera así en medio de la tormenta?- dijo la madre de ambos en tono desaprobatorio al abrir la puerta del despacho.

- Solo le hable sobre sus deberes. Asi que tranquilícese madre, ya volverá. Sabe bien que esto solo es una rabieta de Giulia- dijo tranquilamente el dueño del catillo.

Sin embargo, no fue como Bingham previó. Su hermana siguió corriendo mientras las lágrimas que surcaban por sus mejillas fueron confundidas con la lluvia tormentosa de ese momento. Ella simplemente no pensó a donde se dirigía solo corrió y corrió. Hasta que llegó a una pequeña gruta en el bosque en la cual cayo profundamente dormida debido al cansancio que le proporcionó el correr de forma desmedida bajo la lluvia. Curiosamente era una gruta que estaba a solo unos pasos del castillo de la bruja.

ClaroscuroWhere stories live. Discover now