D O S ||| D A V I D

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Mi habitación es completamente roja, la ropa que me dio Walter también, solo el pensar que había mas gente encerada aquí me asustaba. Luego me acordé de las dos chicas... ¿También estarán aquí?

Mientras pensaba en esto en esa enorme oscuridad, uno humo me envolvió haciéndome dormir rápidamente.

Por la mañana desperté sudado y con fuertes calambres en mi pie izquierdo. Miré a mi alrededor y observe la habitación roja que me hacía sentir como si estuviera en un horno gigante y sofocante.

-Maldita sea, no fue un sueño- maldigo en voz baja.

Unos segundos después escuche la escalofriante voz distorsionada de Walter.

-¡Arriba Queridos, hoy es un nuevo día!- lo decía alegre y con entusiasmo. Y eso me hizo odiarlo mas, claro como el maldito no era parte de un juego donde electrocutaban y dañaban a gente por diversión. Empece a pensar en el pobre chico, Derek, escuche mencionar a la voz que se llamaba. Deseaba que estuviera bien, esas heridas debían ser fuertes.

Recosté mi cabeza contra el cabezal de la cama.

-¿Porque a mi?- susurre dejando que algunas lagrimas cayeran por mis mejillas. Rápidamente me las seque al recordar que ese enfermo me estaba viendo en esos momentos, seguramente, divirtiéndose con mi dolor.

-¡Lilan, Luke, Nora y Lucía tenéis tres minutos para levantaros o recibiréis una descarga!- amenazó la voz a cuatro participantes, mi mente empezó a divagar en cuantas personas estaban secuestradas. ¿Serian todas de mi edad?¿Habría algún conocido?¿Mi familia estaba aquí?

Lagrimas, de rabia,dolor e impotencia cayeron esta vez no me las seque y llore durante tres minutos, no pude llorar mas pues ocho pantallas me rodearon enseñando a cuatro personas.

Una habitación de color plateado donde enseñaba a una chica de pelo castaño y ojos cerrados acostada en la cama. Pude reconocerla era la chica de el peón de color Plateado. Encima del cabezal en letras negras ponía "Lilian".

En otra enseñaba a un chico de pelo negro con mechas rubias en una habitación verde y, en el mismo lugar, su nombre estaba grabado en letras negras "Luke".  Él también tenia los ojos cerrados.

En otra una chica de pelo rubio cayendo sobre su cara, también dormida y encima suya en letras blancas ponía "Lucía", la habitación era de color marrón claro. 

Y por último una habitación blanca con una chica de pelo rizado, mulata y,también, dormida como los otros. Y en letras azules ponía "Nora".

Me sentí mal por esos cuatro, seguramente  mal acostumbrados a dormir tarde.

De pronto los cuatro abrieron los ojos a la vez, mostrando unos ojos azules en el caso de Luke, unos ojos verdes en el caso de  Lilian, unos ojos marrones en el caso de Nora y unos ojos también marrones en el caso de Lucía.

Por su cara y gestos les estaban dando una buena electrocutada, cerré los ojos. Mala elección una pequeña descarga me hizo abrirlos de golpe y en una de las ocho pantallas salió un texto que ponía ¡Quien cierre los ojos sera electrocutado!

Walter quería que los viéramos sufrir, nos quería hacer sufrir. Nos usa como juguetes, somos sus malditos juguetes. 

-¡P-para p-porfavor!- se escuchó una voz masculina por todo el cuarto y hasta que no me fije bien no vi que era Luke, Walter había hecho que escucháramos como él suplicaba. Se me encogió el corazón. La voz se repetía una y otra vez, haciendonos ver el dolor que estaba sufriendo a traves de unos altavoces.

Era realmente doloroso. Se estaba burlando de su dolor de una manera cruel y despiadada y en medio del replay empezó a reír una risa fuerte, potente completamente malvada. Se reía de ellos, se reía de cada uno de sus gestos. Las lagrimas se acumulaban en mis ojos.

-¡Maldito enfermo!- grite a todo pulmón con las lagrimas resbalando por mis mejillas sin control. Debía parecer algo realmente miserable. Empezó a reír con mas potencia.

-¡Eres realmente gracioso David!- mis sospechas fueron respaldadas se reía así de...de... mi.

-¡Como te odio maldito!- esta vez recibí sus risas mas una descarga y, horrorizado, pude observar como salia otra pantalla en la cual se veía a mi agonizando. ¡¿Esto también lo veían los otros chicos torturados?!. No solo los torturaba les obligaba a ver su tortura junto a las de sus compañeros, si así se podían llamar.

El dolor de la electricidad mezclado con ver como ellos eran torturados me hizo gritar, gritar de una forma agonizante y tortuosa.

-¡Diooos!¡Agghhh!- gritaba sin cesar, un grito que yo no quería permitir. Era un maldito enfermo.

Entonces el dolor paro de golpe haciendo que mi cuerpo se relaje a la vez y caí con fuerza sobre la cama. Mis huesos ardían, el dolor seguía pero no tan potente. Apenas y podía respirar, respiraba irregular y salvajemente. Me sentía como si hubiera hecho una maratón mientras me golpeaban repetidas veces con  piedras y me daban palizas cada diez metros. Me sentía devastado y con pocas energías.

-¡Tenéis una hora para curaros y luego la comida!- la voz resonó por los altavoces y las luces se medio apagaron, se podía ver peor no con tanta claridad como cuando desperté.

-¡Y esto, lo que le paso a David, es un aviso para los que decidan desafiarme otra vez!- dijo Walter riendo con diversión. Vernos sufrir le hacia sonreír como nunca.

No podía replicar, deseaba hacerlo pero no podía mi voz no estaba, respirar ya era todo un calvario. Ni hablemos de hablar.

Intenté relajarme, respirar con tranquilidad, pero solo conseguía que mi respiración se acelerara y mi corazón se disparara. Mis sentidos estaban alertas no se oía absolutamente nada, aparte de mi respiración agitada y los desbocados latidos de mi corazón.

Lentamente levanté mi adolorido brazo y  metí la mano en el bolsillo izquierdo superior de mi traje, también rojo, saque la pequeña pieza de ajedrez y la observe con miedo.

-Todo es tu culpa pequeña pieza...-murmure observando la pieza con miedo,rabia y confusión.

-¡Hola Queridos!- volver a escuchar su voz me hizo estremecer por completo, el miedo me invadió y me pregunté ¿Ya ha pasado una hora?-¡El desayuno os pasara por una pequeña trampilla para perros que esta en medio de la puerta!- dijo con animo la voz.

Observe la habitación desorientado... ¿Ya tocaba desayuno? La habitación era totalmente oscura no había ni una sola ventana, solo un pequeño lugar por donde entraba aire. Nada mas.

Entonces escuché un ruido metalico, todo mi cuerpo se tensó.

Levanté la cabeza ligeramente, vi que la luz había vuelto con toda su intensidad, cerré los ojos unos instantes y los volví a abrir intentandome adaptar a la luz. Cuando ya lo conseguí vi una pequeña trampilla para perros y delante un plato con tres galletas rellenas de chocolate y leche. Me acerque desconfiado... ¿Y si estaba envenenado? ¿Y si me mataba directamente?

Me empece a asustar pero luego vi la parte buena, no tendría que volver a escuchar la escalofriante voz de Walter, ni recibir esas horrorosas descargas. Así que, animadamente, comí mi pequeño desayuno.

-¡Vamos probadla- exclamó Walter- os gustara, no esta envenenado!- al parecer alguien mas pensó lo que yo, solo que esa persona no vio el lado bueno como yo.-¡Si os hubiera querido matar ya lo hubiera hecho ya!- un escalofrió me recorrió por completo. Pero, en parte, Walter tenía razón. Si quisiera matarnos podría haberlo hecho hace mucho.


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N.Steal


Los juguetes de WalterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora