Dieciséis (*)

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William.

—¿Se puede saber porque tocas con tanta insistencia la puerta? —John me reprocha mientras abre la puerta de su casa, viste con pantalones de pijama y tiene el cabello revuelto, seguramente acabo de despertarlo. Me adentro a la casa sin esperar su invitación bajo la mirada extrañada de mi amigo.

—¿Qué te pasa? —Cuestiona. Me dejo caer sobre el sillón de la sala, un suspiro frustrado brota de mi cuerpo mientras paso mis manos por mi cabello.

—Nada que no haya pasado antes —mascullo —Anna y yo terminamos en una discusión.

Mi amigo suelta un suspiro, de prono la idea estar incomodándolo llega a mi mente así que me incorporo en el momento el que él llega frente a mí.

—Lo lamento, sé que estas no son horas para venir, iré a casa y...—John me toma del brazo cuando me incorporo y nota que tengo la intención de marcharme.

—William sabes que puedes venir a la hora que sea —me recuerda. —¿Qué ha pasado?

Antes de que pueda responder, él me hace un ademán para que lo siga.

Después de estar dando vueltas por toda la ciudad dentro del auto durante un par de horas había decidido venir a casa de John, él era probablemente la única persona capaz de darme un consejo razonable, y ahora mismo, lo necesitaba con urgencia.

—Ahora si ¿Qué pasó esta vez? — cuestiona cuando ya nos encontramos dentro de su oficina.

—¿Recuerdas la vez que llamaste y te dije que estaba en una de las fundaciones de Anna? —el asiente —Bien, conocimos a una pequeña niña, casi de dos meses de edad, supongo. —John me escucha con atención mientras camina hacia el estante en donde guarda las botellas de vino y otras bebidas. Saca una de ellas y toma dos vasos para después ofrecerme uno, lo tomo mientras John lo llena con el contenido de la botella que sostiene entre sus manos.

—La hemos visitado por varias semanas, y ahora Anna ha tomado la decisión de adoptarla. Parece estar tan emocionada con la idea, pero...John, no estoy seguro de que eso sea una buena idea.

—Se debe al asunto de tus padres ¿No es cierto? —Cuestiona tomando un sorbo del vaso.

Dejo de mirarlo al escuchar su pregunta, ese era un gran factor. Sin embargo, no el único. Nunca tuve el ejemplo de cómo ser un buen padre, de cómo era ser una familia, no quería arriesgarme a que, en un futuro, mi hijo experimentara lo mismo que yo en estos momentos.

—Will, amigo debes dejar eso atrás. Tú no eres como tus padres y jamás lo serás, eres mucho mejor que ellos y tus futuros hijos serán afortunados de tenerte porque....

—No lo entiendes John —Le doy un trago a mi vaso sintiendo como el líquido quema en mi garganta. ¿A caso John quiere emborracharme?

—Entonces explícame —Dice sentándose en el sillón y tomando una postura cómoda.

Inhalo aire un par de veces antes de atreverme a hablar.

—No estoy listo para ser padre —mascullo —Y no sé si en verdad estaré listo algún día —confieso. —Además, el matrimonio con Anna se dio tan rápido que no pude hacer nada al respecto. No somos una pareja estable, apenas y podemos tocar un tema delicado sin terminar discutiendo.

—Tengo tanto miedo de terminar decepcionando a Anna cuando se dé cuenta de que no puedo ser la clase de padre que a lo mejor ella espera que sea. Y, sobre todo, me aterra el hecho de decepcionar a mi hijo. —continúo.

—William por Dios, no por el miedo que tienes vas a perderte de lo maravilloso que es ser padre. No te estoy diciendo que lo seas ahora, pero no puedes decir que no quieres ser padre algún día. —John se incorpora y me mira por un par de segundos antes de continuar —Es cierto que vas a cometer errores amigo, pero de eso se trata, de que aprendas y no vuelvas a cometerlos.

Amor por Contrato[SAV #3]  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora