Era una mañana como cualquier otra, pero yo la sentía diferente. El reloj sonaba de una forma demasiado irritante al son de los gritos de mi hermano, indicando el comienzo de un nuevo día para mi. Había olor a quemado, lo que significaba que mi mamá estaba haciendo su millonésimo intento por hacer un desayuno decente para todos.
Mi papá como todas las mañanas seguramente se encontraba leyendo el diario, con su café matutino al lado y una tostada morena, como a el le gustaba.
Mi hermano probablemente se encontraba molestando, típico de hermano menor. Así de rutinaria es mi vida.
Yo soy Ludmila, tengo 17 años y a mi corta edad ya lucho por un minuto de paz y tranquilidad en mi vida. Mi casa es un infierno. Mis padres, Eduardo Virrey y Marcela Reynaldo son agua y aceite, se la pasan discutiendo, que la inflación, que el dolar, que las acciones, que esto y que lo otro, y de mi hermano ni hablar, Matty es como 10 chicos de 9 años juntos en el cuerpo de uno solo
El colegio para mi es la salvación, eso y mi mejor amiga, Constanza, con la cual ya llevamos 10 hermosos años de amistad irrompibles.
Como se habrán dado cuenta no gozo de mucha paciencia, ni siquiera con los chicos, prefiero ni hablarles con tal de no escuchar tres mil veces en la misma oración las palabras fútbol, minas, cerveza y joda. Mi mamá, bueno, muchas personas en realidad, suelen decirme que soy algo temperamental, de carácter fuerte, "carácter podrido" diría mi madre, y también bastante soberbia, pero a la hora de la amistad, incondicional.
Siguiendo con el tema de mi familia, bueno... ellos son bastante particulares. Mi padre es el dueño de una industria metalúrgica, y mi mamá se dedica al diseño de eventos, fiestas, casamientos, etc., por esta misma razón trabajan incansablemente y viajan muchísimo, a si que prácticamente vivo sola con mi hermano menor.
Hoy es el primer día de clases, mi mejor amiga y yo estamos emocionadas por conocer las nuevas caras de Cuarto año del secundario. Ahora que lo pienso, cuarto año che, parece que el tiempo pasa volando más rápido que un colibry, parece como si hubiera sido ayer cuando con Constanza Bailabamos danzas árabes, eramos tan chiquita que no había sostenes de nuestra medida. Ahora que estar a un paso de terminar, solo un año más, estoy emocionada. Suelo ser algo pesimista, lo admito, pero algo dentro de mi me dice que vale la pena levantarse hoy, que voy a tener un buen comienzo de año y que algo en mi vida va a cambiar, no se que exactamente, pero algo, y seguramente va a valer la pena averiguarlo.
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Behind a Normal Life
Fiksi RemajaNo ha sido fácil, la vida me ha estado jugando sucio. He sido lo más fuerte que puedo, pero no alcanza. Estoy controlando mi odio, pero no cesa. Me siento ordinaria, nada del otro mundo, simplemente me siento como Ludmila, es que en realidad no soy...