Capítulo 3: La Pregunta

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De noche, siendo iluminados a penas por el tenue alumbrado público detrás de una vieja biblioteca en Gotham, junto a la fuente que se encontraba en medio de la plaza estaban dos muchachos, enredados en un abrazo muy apretado y un tanto desesperado, uniendo sus labios por la décima vez desde que habían llegado allí. Ninguno era un experto pero ambos estaban más que dispuestos a mejorar esa misma noche.


El más chico tenia aferrado al mayor: con una mano por la playera, imposiblemente atrayéndolo más hacia el, y con la otra por la nuca, aferrándose a esos cabellos rojos que tanto le gustaban.


El velocista por su parte aferraba a su chico en un abrazo firme mientras devolvía ansioso e impaciente los besos al demandante pelinegro.


Uno besaba con desesperación, como temiendo que en cualquier instante fueran interrumpidos por alguna desgracia y transformarán aquella maravillosa noche en un fracaso... conocía su ciudad. le besaba hambriento e impaciente.


El otro simplemente no cabía de felicidad. Se había enamorado de aquel chico a primera vista y ahora por fin estaban así, besándose en la intimidad que aquella jardinera y fuente les podían otorgar en medio de la noche. Él sabía ahora que no dejaría ir a su chico por ningún motivo. Era suyo, ahora...


Aún no.


El pensamiento le hizo sentir como si algo muy pesado le hubiera caído al estómago.


Muy a su pesar, tomó por los brazos al menor y lo separó de sí -no sin antes darle un fugaz beso en los labios- a lo cual el pelinegro le miró un tanto desorientado, respirando de golpe luego de haber terminado con un largo beso y con un ligero sonrojo en las mejillas.


Se veía tan lindo.


"Dick, yo..." comenzó titubeante. Su voz había salido a penas como un susurro.


El corazón le latía peligrosamente rápido, y el pelirrojo temía que Dick podría darse cuenta en cualquier momento y podría... ¿burlarse de él? ¿Preocuparse por su salud? O incluso asustarse, debido a sus poderes.


"¿Wally?"


El chico acarició el pecho del mayor por sobre la playera que anteriormente aferraba y después le miró a los ojos, decidido y con el rojo de sus mejillas desaparecido.


"Wally, tu corazón... ¿estás bien?" Habló con cuidado, tratando de ocultar la preocupación que sentía "¿Usaste demasiado tus poderes hoy?"


"No, no es eso, yo... estoy bien" contestó claramente nervioso.


Dick le miró entonces más detenidamente, mientras Wally desviaba la mirada a cualquier sitio. De pronto sintió la fría mano del menor en su rostro, obligándole a mirarle de nuevo y guiándole a un nuevo beso.


Wally lo detuvo y se enfrentó a un Dick entre molesto y decepcionado.


"Oh, hombre, ¿beso tan mal?"


El velocista decidió que no permitiría que un niño tomara las riendas. Él tenía que hacer las cosas y tenía que hacerlas bien.


"Dick..." comenzó de nuevo serio, casi sudando de los nervios "Tú..."


¿Qué debía decir? Era su primera vez con un chico y le confundía el término que debía usar.


"Tu... ¿saldríasconmigo?"


Lo había dicho demasiado deprisa, pero esperaba con el corazón en la mano que éste le hubiera entendido.


Dick se quedó mirándole primero sin expresión alguna, tomándose su tiempo para disfrutar de un nervioso Wally con el rostro casi del color de su propio cabello. Después sonrió ampliamente, a lo que Wally reaccionó abriendo los ojos grande y arqueando las cejas, no sabiendo cómo interpretarlo.


"Creí que ya estábamos saliendo, bobo" dijo entre risas, no creyendo que aquello fuera el motivo de la agitación de su amigo. Wally rascaba su nuca sin poder decir nada más que balbucear, aún no entendiendo si aquella era una respuesta negativa o positiva "Pero..." continuó, poniéndose más serio. Rodeó el cuello del mayor con sus brazos y se acercó peligrosamente a su rostro, a sus labios "Si lo que preguntas es si sería tu novio... por supuesto que sí".


El niño definitivamente se había burlado de él.


Pero no importaba, porque ahora sí era suyo.


Wally sonrío dentro del beso, y mientras lo devolvía le abrazó fuertemente, juntando cuanto podía sus cuerpos.


Dick ya no besaba desesperado, pues ya no le atemorizaba que algún criminal en Gotham llegara a arrebatarle su momento; se sentía jodidamente feliz y seguro pues lo que había comenzado como un coqueteo y un juego con su amigo, se convirtió en sensaciones y sentimientos hermosos y nuevos que apreciaría y protegería.


Wally era aún más feliz. Tan feliz, que pequeños destellos y rayos amarillos emanaban de su cuerpo, iluminando un tanto más aquel lugar como pruebas del fuerte sentimiento que iba sintiendo por aquel niño.


Se besaban lento, percibiendo el aroma del otro con cada bocanada de aire que se veían forzados a tomar para continuar. Se besaban lento, conociéndose de aquella forma tan íntima que sólo un primer amor te da a conocer. Se besaban, tocaban y acariciaban lentamente, disfrutando de aquella noche perfecta.

My boyfriend from GothamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora