II.- Gigante perdido.

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El alba llegó como siempre y el pueblo ignorante de la promesa nocturna de los nueve jóvenes despertó como siempre, campesinos y comerciantes iniciaban su día y se apegaban a la cotidianidad que tan bien caracteriza a las pequeñas villas rurales. En lo que respectaba a los chicos en cuestión, se encargaron de realizar sus tareas como siempre, nadie debía provocar ninguna sospecha de lo que se planeaba, pues si por casualidad algún adulto, o peor, un anciano, se llegaban a enterar del reto era seguro que ninguno podría volver a salir en por lo menos 3 meses. La cita había quedado acordada entre Kagami y Atsushi a las 5 de la tarde en el templo, dos horas antes de que el sol se escondiese, las reglas eran simples, Murasakibara debía permanecer toda una noche en el bosque y volver al amanecer del día siguiente y lo mínimo que debía adentrarse era hasta que el sol comenzara a meterse en el horizonte, si regresaba antes o simplemente se negaba a entrar, perdería la apuesta, pero si lograba aguantar hasta el día siguiente Taiga se convertiría en el perdedor del acuerdo.

Dado que, si bien dudaban que pasaba, había la posibilidad de que Atsushi solo se adentrara unas horas y regresara en la noche cuando todos durmieran, los ocho chicos restantes acordaron acampar a las afueras del templo cerca de la entrada del bosque y uno a uno harían guardias para cuidar que en ningún momento el de cabellos morados quisiese hacer trampa. El día avanzó con sorprendente rapidez, a tal grado que algunos de los integrantes del circulo comenzaban a sentirse nerviosos, Rikio no estaba muy de acuerdo con que aquello se llevase a cabo y por su parte Midorima consideraba que podría llegar a ser bastante peligroso, no tanto por los supuestos seres sobrenaturales, sino por los simples habitantes salvajes del bosque, los animales eran algo de lo cual debían preocuparse y aunque Atsushi era un sujeto de fortaleza notable, no se debía descartar el riesgo que estaba corriendo al adentrarse al bosque para dormir.

-Realmente creo que deberíamos impedir que entre- Comentaba el de cabellos castaños a Momoi, quien sonreía con suavidad -¡En serio! ¿Y si algo le pasa? ¿Cómo se supone que le ayudaremos? ¿Cómo explicaremos si sale herido de gravedad o...?-

-Basta, basta- Interrumpió el peli rosa mientras le tomaba el rostro con ambas manos, juntó su frente con la ajena de manera tierna a la vez que sus ojos se clavaban en los del más bajo con un aire sereno, no, Satsuki no estaba del todo seguro de que aquello fuese una buena idea pero al mismo tiempo aceptaba que el asunto era divertido y una gran oportunidad para descartar -o probar- que aquellas leyendas que tanto rondaban por el pueblo -Aomine dijo que le dejará el machete de su padre para defenderse y bien sabemos que Mukkun es muy capaz de aplastar a cualquier cosa que intente dañarlo, estará bien y verás que mañana estará con nosotros conversando sobre lo tedioso que fue dormir en el suelo y lo poco que le duró la comida-

Un suspiro suave se escapó de los labios de Aida, la mirada del contrario logró calmarlo un poco pero pronto el rubor se apoderó de sus mejillas, la cercanía ajena siempre lograba aquel efecto y frunciendo suavemente el ceño se alejó del contrario cruzándose de brazos -Bien, si tú lo dices- Giró el rostro al lado contrario y finalmente comenzó a caminar -Apresúrate que se hace tarde, bobo-

-Sí, sí, lo que tú digas mi pequeñito- Dijo Momoi con ligera burla, mientras se dedicaba a seguir a Rikio con una sonrisa divertida.

En el recinto ya se encontraban prácticamente todos, solo faltaban Momoi y Aida, para cuando llegaron Aomine se encargó de recriminar su retraso, por un par de minutos hubo un pequeño cruce de palabras sobre ello pero finalmente todos decidieron dar paso a la razón por la cual estaban ahí.

-Murasakibara- Llamó Shintarou dando un paso hacia el mencionado, mismo que solo le miró con ese gesto aburrido y somnoliento tan suyo -Insisto en que debes desistir de esta idea tan tonta, por tu propia seguridad-

En lo profundo del bosque [Fanfic MuraAka] [Resubido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora