Salida hacia la aventura

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Apenas llegar a tan esperado hogar, entré antes que mi madre, sin despegar la vista del suelo y hacer caso omiso a cualquier voz que pudiera escucharse, al tocar el primer escalón para llegar a mi cuarto, una voz femenina, familiar y bastante fastidiosa habló

-¿Que fué lo que pasó que vienes así?- Era mi hermana, que siempre tenía la mayor parte de la atención en la casa mientras que yo era apartado de sus diversas actividades oculto en mi habitación y simulando diversos encuentros con amigos.

Ignoré la pregunta y seguí el camino a mi habitación, mi mamá entró a la casa y se sentó al lado de mi hermana para explicar con detalles todo lo que me pasó.

Ya una vez en el agujero donde vivía y todos molestaban, encendí una computadora que me había prestado un amigo y que devía devolver hace ya un mes, busqué alguna página que explicará y me ayudase a comprender todo lo sucedido hasta el momento.

Pasadas 3 horas encontré una página que destacaba de las demás, al parecer se inscribían personas que podían superar en algo al resto de la sociedad.

Un botón resaltaba en una esquina de la dichosa página con la leyenda "Buscar sitios de practica", un suspiro a ojos cerrados y dí click al botón.

Pasó apenas 5 min. para hacerme un equipo de otras 2 personas sin siquiera haberme hecho una cuenta, la página advertía que debía encontrarme en un parque situado a 2 cuadras de mi casa a las 7 de la tarde de mañana.

Cerré la página y seguido de ello apague el ordenador, me sitúe al centro de la habitación, extendí una mano e intenté hacer aparecer una arma para mañana, nada pasaba hasta que, cerré los ojos, me concentré en el arma que abrió un agujero en el doctor, y luego de un suspiro que me brindaba seguridad, una luz amarilla cegadora apareció de mi mano que dió paso a el par de armas que atacaron al tan nombrado doctor.

Sostuve cada arma con cada mano que me dejaba apreciarlas tanto. A pesar de no ser aficionado a las armas de combate cuerpo a cuerpo estás eran distintos y tenían algo que no dejaban que apartara la vista de ellas.

Una tenía un empuñadura de peces, que se sostenían por la cola del otro, con un filo de un rojo vivo que podía admitir que la hacía parecer que había cobrado grandes cantidades de víctimas con ella y no me había dispuesto a limpiarla.

La empuñadura de la segunda arma eran naipes doblados para mostrar la numeración que tenían y una forma de triángulo que era poco común según los documentales de la televisión.

Lancé distintas estocadas al aire para practicar un poco y justo cuando tenía en mente que se quedará colgada como el par de armas que Kratos el dios de la guerra llevaba en su propia espalda para tener fácil acceso a ellas, mi espada cayó al suelo y terminó haciendo un ruido infernal para luego desaparecer como un montón de píxeles levitando hasta desvanecerse.

Tomé una chaqueta y me dirigí hacia la puerta pero escuché la voz chillona de mi hermana

-¿A donde vas?-

No podía revelar algo que no sabía y las palabras que llegaron a mi mente fueron las que me ayudaron.

-Con unos amigos-

Salí antes de poder escuchar la respuesta de esa persona que siempre se llevaba la fama de todos mis logros y que por ello odiaba.

El inicio de un guerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora