apprentice → Hawaii Five-0

capítulo dos.

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[S3, E10]
Huaka'I Kula

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Gabrielle's POV

Grace, la hija del detective, había logrado salir y abrir la puerta del cobertizo. Ya todos fuera, aún parecía que estuviéramos con manos amarradas, ya que Ron había cortado las bujías de nuestros autos y destruyó todos los celulares.

Estábamos atrapados; sin comunicación con Steve o con alguna autoridad como el resto del Five-0.

Madeline comenzó a darle indicaciones a las niñas, mientras Danny y yo evaluamos opciones.

—Danny —llamé haciendo que este volteara a verme—, sangre. Probablemente sea de Ron. ¿Tienes un kit de evidencias?

Él asintió y fue a buscarlo. Antes de volver y completar el proceso de tomar la evidencia, Grace junto a otra de las niñas, Riley, se acercaron a nosotros.

—¡Danno, mira! Encontramos los celulares.

—Está bien, monita. Es... Una idea que no sé si funcionará.

Riley comenzó a explicarnos cómo podría intentar combinar los teléfonos para hacerlos funcionar. Danny, sin entender mucho de lo que decía, le aseguró que recibiría todas las insignias si lograba lo que planteaba.

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—Teniente Kelly —respondió un hombre al otro lado de la línea.

—Chin, ¿Puedes oírme? —dijo Danny, un poco aliviado de que al final la idea de la pequeña había funcionado.

—¿Danny, eres tú? Apenas puedo escucharte.

Las chicas comenzaron a celebrar y felicitamos a Riley. Danny le explicó la situación a Chin y él junto a otra oficial quedaron de enviar ayuda lo más pronto posible.

—Bien, en unos momentos la ayuda estará aquí y podrán irse a casa —habló Danny luego de cortar la llamada, yo lo miré con una ceja arqueada.

—¿Podrán? —pregunté cruzándome de brazos. Él me ignoró con una pequeña mueca.

Luego de que llegaran los oficiales y se encargaran de asegurar a las niñas, escuchando como el detective pretendía irse tras Steve y Lucy, preparé mi mochila con lo necesario.

Danny se acercó a Grace y platicó con ella, pronto después cuando se alejaba y parecía preparase para partir, decidí acercarme.

—Deberíamos apresurarnos, ya ha pasado medio día.

—Uh, no. Tú irás de vuelta con las niñas y Madeline, no vienes conmigo —respondió este, yo rodé los ojos.

—¿Cómo piensas encontrar a McGarrett? Me necesitas. Dos cabezas siempre serán mejor que una.