Capitulo 16 - Feliz...

478 53 0
                                    


FELIZ

CAPÍTULO 16

Heysli estaba como una niña cuando le dan su juguete preferido, estaba feliz y es que no era para menos, pues su vida en prácticamente semanas había cambiado mucho; era el mejor día de su vida, un hombre tan guapo como Albert la hizo su novia, le iba a ayudar a sacar a Rafael de la cárcel y ahora estudiaría gracias a él. Vio toda la infraestructura del instituto y era exuberante, sería difícil para ella acoplarse, pensó, pero sabía que valdría la pena.

Tuvo que decir que no, que no lo aceptaba, pues con un instituto público bastaría para terminar sus estudios, pero su ahora novio la llevó a rastras adentro de la institución, habló con una señora quien al parecer ya conocía al doctor, y la última escena fue verlo sacar su billetera para pagar la colegiatura, y esto no le gustó. Se había enojado ya que no consideraba necesario hacer el bachillerato en una escuela privada, pero la respuesta del doctor fue coherente, argumentó que se trataba de uno de los mejores institutos del país y que ella aprendería mucho mejor las asignaturas, luego le dio un suave beso que la dejó queriendo más de sus labios.

Al salir del colegio, la llevó de regreso a casa. Antes de bajar se dieron besos por doquier, parecía que Albert no quería dejar de besarla jamás y eso hizo que las mariposas en su estómago revolotearan.

-Buenas noches, que sueñes conmigo- le susurró sobre sus labios, la joven sólo sonrió, besándolo de nuevo, duraría mil horas con él dentro del auto pero ya debía entrar a su casa. Sin ganas de separarse de él, pero resignada, lo hizo.

Al entrar a su casa, su prima Marisol estaba cocinando y fue hasta ella, saludándola, el bebé estaba dormido.

-¿Por qué tanta felicidad?- preguntó su prima al verla sonriente.

-Tengo novio- respondió feliz.

-¡¿Qué?!- gritó Marisol sin poder creerlo. -¿Quién es? ¿Lo conozco?- no paraba de hacer preguntas.

-Si.

-Es trasero lindo- afirmó.

-Sí, es él-. Su prima le pidió que le contara con lujo de detalle cómo había sucedido, qué pasó; Heysli se lo contó de principio a fin, era un estado de emociones que quería compartir.

Marisol se alegró inmensamente por la joven, ya era hora de verla feliz, aunque creía que el doctor era un poco mayor. Pero le tranquilizó el saber que no quería hacerle daño, sino ayudarla.

-¿Y cuándo empiezas las clases?- le preguntó a la chica cuando estuvieron en la cocina, Heysli la veía servir el arroz con pollo que había hecho.

-En dos semanas.

-Me alegro mucho por ti; mereces estudiar, no estar trabajando sin terminar tu secundaria. Por favor, sólo ten cuidado, Albert es un poco mayor que tú y no quiero que te hagan daño.

-No me hará daño, confió en él. Es una buena persona y quiere lo mejor para mí-, le respondió Heysli, la edad no era impedimento para estar juntos.

-Está bien- suspiró su prima. -Conseguí trabajo- alegó emocionada.

-¿Si, en donde?- preguntó Heysli, pensando que al fin todo estaba siendo para bien.

-En una casa, bueno más bien una mansión, voy a trabajar de aseadora.

-Que bien- sonrió Heysli, sabía que su prima quería salir adelante con su bebé y aunque ella su prima también quisiera estudiar, no podía. Marisol sí que estaba sola y sin apoyo.

Albert estaba en casa de Yeicol, quien le dijo cómo le había ido con el hermano de Heysli. Le confirmó que Rafael lo detestaba y que no quería que se le acercara a la joven, pero eso era imposible, la joven ahora era su novia y no la iba a dejar por nada del mundo.

-¿No crees que es mejor decirle a la chica toda la verdad?- le sugirió su amigo.

-No, no se tiene por qué enterar- respondió con voz dura. Decirle a su novia quien era sería dar muchos pasos hacia atrás y no quería eso, la felicidad que albergaba en él nadie la estropearía.

-Albert, soy tu amigo y bueno entiendo que te guste la jovencita, que te haya puesto el mundo de cabeza; sé lo que es estar enamorado, porque eso es lo que sientes tú, pero ten en cuenta que algún día te tendrás que ver la cara con su hermano y es ahí donde está el asunto, él no te aceptará como novio de su hermana.

-Está en la cárcel… por ahora no es un problema-, dijo tajantemente.

-Heysli lo visita todos los domingos ¿crees que no se le saldrá que tiene novio, y que se llama Albert Martins? El mismo que por su acto racista y discriminatorio no la ayudó.

-¡CÁLLATE!- Gritó, tomando a su amigo por el cuello, lleno de rabia, rabia hacia sí mismo. Sabía que cometió un error pero estaba arrepentido y lo estaba arreglando, lo estaba haciendo, se dijo así mismo el doctor.

Soltó a Yeicol, pidiéndole disculpas, su amigo sólo negó. Sabía que tenía razón pero ni él, ni nadie, le iba a decir cómo llevar las cosas con respecto a su relación con su morenita. Nadie se metería entre ellos y si así fuese mataría a golpes a quien se atreviera, pensó. Salió de residencia de su amigo para dirigirse a su apartamento.

¿Porque todo tenía que ser complicado? Simplemente quería hacerla feliz; su morenita merecía eso y mucho más. A diferencia de él, Heysli había sufrido mucho en su infancia, no había crecido con sus padres y eso era algo que él no podía decir, por fortuna sus padres son los seres más amorosos que pueden haber.

Llegó a su apartamento, se duchó, se acostó, poniéndose cómodo para llamar a su madre, desde que llegó a la capital del país no habían hablado. Marcó el número telefónico, saludó y esperó la regañina.

-Al fin te acuerdas que tienes madre, una que esperó muchas horas con dolores para que nacieras. Ingrato- habló su madre algo histérica, Albert no hizo más que echarse a reír.

-¿Madre mía, cómo has estado?- preguntó.

-Bien, mijo ¿y tú?

-Bien y muy feliz- respondió.

-¿Se puede saber la razón?- indagó la mamá del doctor, muy pocas veces su hijo estaba sonriendo y de buen humor.

-Después te cuento ¿mamá… dónde está la enana?- preguntaba por su hermanita.

-Si es una chica tráela, la quiero conocer- sabía que su madre no era tonta, seguro sacó sus propias conclusiones, iba a responderle pero una dulce voz inundó su oído. -Hermanito ¿cómo estás? Te extraño ¿cuándo vienes? ¿Por qué te fuiste? ¿Tienes una novia? Mi mamá ha dicho que tienes una chica… ¿la vas a traer? Yo la quiero conocer y jugar con ella, tú la dejas jugar conmigo ¿cierto?

-Enana, estoy bien, voy para los carnavales, me vine porque tengo que trabajar, sí, tengo novia pero no le digas a mi mamá… la llevaré conmigo cuando vuelva y bueno, si quieres que juegue contigo tienes que preguntárselo- interrumpió a su hermanita, quien hablaba hasta por los codos. -¿Y mi papá?

-Mami mi hermanito, va a traer a su novia para carnavales y jugará conmigo- gritó emocionada y Albert separó su oído del celular, su hermana había gritado muy fuerte. Y si, definitivamente llevaría a su morenita a conocer a su familia, pensó, le pareció una excelente idea.

+++

Si te está gustando la historia Vota, comenta y si deseas comparte.

Mi Hermosa PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora