Capitulo 21 - ¿Cena Arruinada?

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¿CENA ARRUINADA?

CAPÍTULO 21

Te ves muy linda, escuchó decir Heysli y miró sonriendo hacia el lugar en donde se encontraba su prima Marisol. Albert la había invitado a una cena en la que finalmente conocería a Yeicol y a Lauren, la novia de su mejor amigo, estaba a pocos minutos de llegar pues le había dicho que a las ocho pasaría a recogerla.

-¿Crees que le guste?- le preguntó Heysli a su prima.

-Claro que sí, estás hermosa-. De nuevo vio hacia el espejo para mirar su reflejo, llevaba un vestido floreado de tiras que se ajustaban a su cintura y suelto en la parte de abajo, le llegaba un poco más abajo de la mitad de los muslos, usaba el cabello suelto, Marisol le había pasado la plancha capilar de modo que el cabello le quedara lacio, también le había maquillado un poco.

-Pero... mis cicatrices- dijo, arrepintiéndose de ir; no tenía otro vestido y su prima no le podía prestar uno, sustentada en que Marisol tenía más atributos que ella y no entraba en ninguno de sus vestidos.

-Heysli, él te quiere como eres, créeme, unas cicatrices que aparte ya no son notorias, no le van a cambiar los sentimientos. Ahora ponte los tacones y sal a la vida- Marisol le sonrió y ella le hizo caso, la joven sabía caminar en tacones, no tendría problemas con eso, por fortuna.

A los pocos minutos llegó Albert. Cuando ella salió a la sala, Albert le esperaba, él le sonrió de la manera más dulce. Heysli tímidamente se acercó y cuando llego a él la beso.

- Sabes, Me siento feliz de tenerte a mi lado- le dijo, abrazándola fuertemente. -Vamos- Heysli lo siguió hacia la salida no sin antes despedirse de Marisol.

Subieron al auto y se pusieron en marcha, Albert le tomó la mano después de llegar al restaurante pero todo se vio opacado cuando observó sus cicatrices, no porque le parecieran feas, no, si no por todo lo que ella pasó y porque el cargo de conciencia hacia efecto en él.

Heysli lo notó, las lágrimas que hasta ahora amenazaban con salir por el gesto del doctor luego de verle aquellas cicatrices en su brazo. Le dolió el corazon profundamente, pensó que ya no le gustaba. Caminó con él, agarrados de la mano para entrar al restaurante, les recibió un mesero, Albert explicó que había hecho una reservación y el chico los condujo hacia allá. Yeicol ya los esperaba junto a Lauren.

-Albert- habló su amigo al verlo llegar, saludándolo. -Y tú debes ser la famosa Heysli- se levantó de su asiento para darle un beso en la mejilla, Heysli no dijo nada, mientras Albert saludaba a la chica cabello negro, alta y bonita. -Mira ella es Lauren, mi prometida- continúo Yeicol.

-Mucho gusto- le dijo la chica, tendiéndole la mano, Heysli le correspondió.

-Sentémonos, ya hemos pedido un vino, espero no les moleste.

-Para nada- dijo Albert, tomando la botella y sirviendo a Heysli una copa.

-No tomo- habló al fin la joven con un tono de voz algo rara para los oídos de Albert.

-Sólo un poco- insistió el doctor.

-No quiero- dijo ella tajante, y él, extrañado desistió, sirviendo en la copa que tenía para él.

Su amigo y su novia permanecían callados, mirando expectantes.

-Bueno, cuéntame Heysli ¿cómo te va?- pregunto una amigable Lauren.

-Bien- respondió incomoda.

-¿Y cuántos años tienes?- siguió indagando.

-Diecisiete-, la chica abrió los ojos sorprendida al escucharla.

-Eres joven.

-Sí, y algo menor para Albert- él no entendía lo que le pasaba, ¿por qué se comportaba de esa forma?

-Eso no es importante, la edad no me importa- habló él algo tenso, mirando hacia una Heysli que no reconocía en esos instantes.

-Pidamos para comer- se metió Yeicol para acabar la tensión entre ellos dos, pero Heysli se levantó tomándolos por sorpresa.

-Lo siento- les dijo a la pareja frente a ellos disculpándose y miró a Albert, quien la veía enojado. -Me quiero ir- dijo.

-Cenemos primero- dijo él entre dientes.

-Bien-. El doctor se alivió al pensar que ella cedería, pero no, ella se dio la vuelta e iba directo a la salida, Albert negó con su cabeza varias veces y se levantó.

-Disculpen no sé qué le pasa- le dijo a sus amigos.

-Tranquilo, será otro día, seguro hiciste algo- respondió Lauren.

¿Que había hecho? Nada, no recordaba que hizo mal. Se despidió de su amigo y su prometida, saliendo del lugar; ella estaba esperándolo al lado de su auto. Albert negó con la cabeza de nuevo. ¿Por qué Heysli estaba llorando? No entendía nada.

-¿Por qué carajos has hecho eso? Y ¿Porque estás llorando?- le preguntó confundido, llegando hasta ella.

-Quiero ir a casa- le respondió la joven con voz nostálgica.

-No, hasta que me digas que ocurre-. Ella solo sollozó, él se acercó rodeándola con sus brazos.

-E… eres de otro mundo- susurró y él la escuchó. -Además, vi tu cara cuando viste mis cicatrices, seguro que ya no te gusto-. Albert la soltó enojado y la miró echando chispas.

-¿Sabes? Siento que no valoras lo que hago por ti y no entiendes la magnitud de un te amo, no me interesan esas putas cicatrices porque te quiero como eres y sé que las tenías, las he visto desde que te conocí. Mira Heysli has hecho una escena allá dentro con dos personas que aprecio y tú sólo les haces un desplante.

-Yo...

-Tu nada ¿quieres ir a tu casa? Bien, te llevo- la interrumpió furioso, desactivando la alarma del auto, abriendo la puerta y entrando en este.

Heysli, quien en este punto de la conversación ya estaba arrepentida, lo pensó mejor; ahora estaba avergonzada, él la amaba ¿entonces porque dudaba? Suspiró y se quedó viéndolo mientras bajaba la ventanilla.

-Sube- habló él, sin mirarla; ella no le hizo caso y después de tanto pensarlo se devolvió al restaurante, a los segundos tenía a Albert llamándole detrás ella, volvió a saludar al chico mesero y volvió a sentarse junto a Yeicol y Lauren, quienes no la miraron como si quisieran desterrarla.

-Discúlpenme, no ha sido mi intensión, creo es que es el periodo, ya saben...- mintió Heysli, haciendo que ellos dos sonrieran, Albert se sentó sin decir nada al escucharla.

-Tranquila, yo me pongo insoportable y a veces Yeicol me deja botada- habló Lauren con una carcajada que contagió al mejor amigo de su novio, por lo que supo que su pequeña mentira había sido creíble.

-Hermano, esas son las mujeres, tan bipolares- ella miró a Albert, quien se veía enojado aún.

-Te amo, amor- se le acercó dándole un beso en la mejilla. Sus palabras esfumaron toda rabia en él.

-Sólo que no vuelvas a hacer eso-. Ella se echó a reír.

-Te lo prometo- respondió ella con cariño.

-¡Aww! El amor- dijo Lauren embobada mirándolos y todos se echaron a reír. Luego de eso, pidieron los platillos que iban a cenar; vino a conversación lo del hermano de Hesyli, al parecer, todo hasta ese momento iba bien.

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