Capítulo 2

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Por fuera el castillo tenia un mal estado, las plantas estaban muertas, habían fierros oxidados tirados en el jardín delantero, asi como también una fuente de agua cubierta de moho, suponían que en su tiempo habia sido hermoso, pero ahora solo le daba un toque más terrorifico al lugar.

Abrieron la puerta logrando que esta hiciera un ruido típico de películas de terror.

El salon que los recibió al entrar al castillo era enorme. Un gran candelabro que se situaba en el centro, estaba cubierto por tela de arañas. Un sillón tapado por una tela llena de polvo, descansaba frente a una elegante chimenea. Las paredes estaban adornadas con cuadros, retratos de personas que claramente no conocían.

En la mayoría de los cuadros se encontraba un mujer con un hombre. En algunos estos estaban con una pequeña de cabello castaño oscuro, igual que la mujer mayor. En el medio de la chimenea se situaba una retrato de gran tamaño de aquel hombre, sus ojos eran negro como la misma oscuridad, su vestimenta era del mismo color, no sonreía, lo contrario, su mirada irradiaba temor.

Los cinco chicos se quedaron mirando los cuadros. Hasta que uno de ellos leyó la placa que estaba debajo de éste.

- Chicos...- Dijo Ethan con voz temblorosa.

Todos lo ignoraron y siguieron observando a su alrededor.

- ¡Chicos!- Gritó ya con los nervios a flor de punta.

- ¡¿Qué?!.- Todos gritaron al unisono.

- Mi... Miren.

Ethan apunto con el dedo índice el cuadro donde se encontraba la mujer junto al hombre y la pequeña niña, mientras iba retrocediendo.

Todos leyeron lo que la placa decía.

"Vlad Tepes - Mina Harke - Sarah Tepes

04/02/1914"

Todos quedaron boquiabierto e imitaron la acción que Ethan habia hecho antes retrocediendo.

- Cualquiera pudo haber puesto esto aquí.- Se atrevió a dedecir Emily no estando segura de sus palabras.

- Nadie a entrado en este castillo por años, quizá siglos.- Exclamó Derek.

Una sombra pasó por el umbral del otro lado de la sala en la que estaban.

- ¿Vieron eso?

- Solo fue un reflejo.- Le resto importancia Theo.

La sombra volvió a pasar, esta vez tirando una pequeña estatua de busto que se encontraba en una mesa.

- Tenemos que irnos de aquí, chicos.

Decir que Ethan estaba asustado, era decir poco.

- No. Tenemos que ir a investigar.

- Estas loca, Amanda.

- No vine hasta aquí para irme con las manos vacías.

- ¿Ves estos cuadros, Amanda?.- Señalo Derek.- Creo que es toda la información que necesitas.

- No. No es suficiente.

Todos soltaron un suspiro exaltados. Amanda podía ser muy terca.

- Andando.

Amanda no estero que sus amigos la siguieran y siguió adentrándose al castillo. No sabía por donde se había ido la sombra. Pero estaba dispuesta a encontrarla.

Frente a ella se encontraban unas largas escaleras que conducían a la segunda planta.

Eran realmente grandes y estaban cubiertas por una alfombra roja de terciopelo.

Sin pensárselo mucho subió las escaleras.

No sabía exactamente a donde ir. Había muchas puertas, pero una de ellas llamó su atención. Era idéntica al resto, pero ésta tenía rasguños, de algo que parecían garras.

Se acercó a la puerta y giró el pomo. Sorprendentemente estaba abierta.
Dio un paso dentro de la habitación contemplándola.

Una cama no muy grande se encontraba en el centro, las sabanas eran de un rosa viejo, a sus dos costados unas mesitas de luz, en una de las paredes habían unas repisas con muñecas de porcelana llenas de polvo y tela de araña, las cortinas de la  ventana estaban rotas, un armario lleno de pequeños vestidos se situaba frente a la cama. Cualquiera podía adivinar que aquel cuarto perteneció a una niña.

Amanda se adentro aun más en la habitación y pudo ver que junto a la cama, colgado en la pared, se encontraba un cuadro de una niña de quizás unos tres o cuatro años. En el cuadro se la veia sonriendo, llevaba un vestido blanco con algunos encajes, su pelo castaño oscuro estaba suelto con solo un lazo del mismo color que el vestido adornándolo, sos ojos verdes brillantes transmitían la alegría que su sonrisa presumía.

La puerta se cerró de golpe asustándola. Fue esta ella e intentó abrirla, pero esta no cedía. La golpeó y gritó. Pero nada funcionaba.

La hija de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora