El vuento soplaba fuerte sobre los árboles y las ojos teñidas de color café caían como en una danza coreografiada por la naturaleza.
El joven solitario caminaba con la vista en el suelo. Caminaba de vuelta a casa tras una tarde en la biblioteca. Notarán que no tenía amigos y casi siempre estaba sólo, callado, tranquilo. La gente solía verlo como un niño raro, indefenso, solitario.
Pero ese día algo cambió, al dar la vuelta en la esquina chocó con una joven de be plaza exótica. A partir de ese momento tuvieron encuentros y cada día eran más apegados, aunque todo era un secreto, ya que los padres de la joven estaban en contra de esa relación. Noches enteras pasaban abrazados acompañados por la luna y el silencio. Era común que se prometieron amor eterno.
-eres mia- solia decirle el -recorrerla mares y despiertos por ti...
Ella encantada sonreía y se sorojaba.
-soy toda tuya, mis ojos, mis labios, mi corazón, es lo más preciado que puedo darte...
Y así pasaban los días. Aunque cada vez era más difícil verse a causa de los padres de la joven, que prohibían contra viento y marea que los chicos se vieran.
Tanto fue que insistieron, llenando la cabeza de la muchacha con ideas que al cabo de unas semanas cedio. Prometio no volver a ver a a aquel joven por su propio bien.
Estaba destrozado, no podía creer que su amor, si primer amor bajará los brazos tan fácil. Sin luchar por eso que tenían y que tan feliz lo hacía. Insistió terriblemente, pero nada funcionó, el dolor del muchacho a perderla, la angustia que sentía extrañandola se volvieron odio, oído hacia sus padres que se interpusieron, pero más odio hacia ella por no amarlo lo suficiente como el la amó.
Tanto fue la opresión en su pecho que un día la llamó llorando pidiéndole por favor que se en contra con el para devolverle las cosas que hicieron juntos. Las fotos, regalos, cartas y más. Le dijo que si alguna vez sintió algo verdadero por el hiciera esa última cosa, ya que era muy doloroso ver eso y no quería tirarlo pro que fue lo más hermoso que le paso en su vida. Así la muchacha accedió compasiva por la situación.
El día acordado ella estaba impaciente por irse, no lo miraba y buscaba excusas para no hablar. Entonces paso la tomó con tanta fuerza que se le desorbitados los ojos y por un momento ninguno de los dos sabía que pasaba, sólo paso.
Al día siguiente el cuerpo de la joven fue encontrado en la puerta de su casa, mutilado, Le faltaban los ojos, la boca y el corazón. Una nota estaba junto con el cuerpo que decía. "Tomé lo mío, pero ahí tienen lo que sobra".