Las quejas de un dolor de cabeza habían conducido a Lucy afuera
bajo la luz del sol la mayor parte de la tarde. Natsu había tratado de persuadirla a que otra vigorosa ronda de orgasmos podría hacer que se sintiera mejor, pero su intento de humor y seducción, había fracasado estrepitosamente.
Si no se equivocaba, su escape a la luz del día en el patio parecía nada menos que deliberado ahora, de lo que pareció el primer día que habían pasado juntos en la villa, cuando se había ido allí en un esfuerzo por evitar su compañía.
¿Sería que había hecho algo mal? ¿O se dio cuenta de lo cerca que había estado de enterrar sus colmillos en su carótida, la última vez que habían hecho el amor y ahora estaba determinada a alejarse de él? Fuera lo que fuera, le molestaba que ella
no pareciera interesada en hablar con él al respecto.
Estar en los alrededores de la villa solo, mientras ella lo evitaba era enloquecedor.
La echaba de menos, y ella sólo se había alejado de él por un par de horas. ¿Cómo de vacía sería su vida si sintiera que ella se había ido para siempre? Esa era la pregunta que había cabalgado en él la mayor parte de las últimas doce horas, desde su escape del peligro en el campamento.
Ahora que había tenido a Lucy en su vida, en sus brazos, ¿cómo iba a ser capaz de volver a su existencia sin ella? Él pensó que había sabido la respuesta, pero tal vez se había equivocado.
Cuando el crepúsculo cayó fuera y ella todavía no vino al interior para enfrentarse a él, Natsu decidió que tenía que saber. Si no sentía de la forma en que él lo hacía, entonces él estaba listo para cancelar el resto del handfast y tratar de proteger un
ápice de su cordura, si no su dignidad. Él estaba caminando hacia las puertas del patio, cuando llamaron a la entrada principal de la villa. Desviado de su misión, Natsu se dio la vuelta y fue por arriba
para ver quién era.
Romeo estaba a la luz de la luna, sonriendo como un idiota. Y junto a él, aferrándose a su brazo con una sonrisa igual, estampada en su cara estaba Wendy.
― No me devolviste la llamada, hermano.
Natsu se pasó una mano por su despeinado cabello y dejó escapar una impaciente maldición. ― Sí. Yo, ah, estaba a punto de hacer eso.
― Mierda. ― Romeo hizo un gesto hacia el Range Rover. ― Que diablos le ocurrió a la Rover? Parece que lo condujo a través de una duna de arena.
― Es una larga historia, ― dijo Natsu. ― Conténtate con saber que las cosas han estado algo interesantes... por aquí.
― Las cosas han sido un poco interesantes conmigo también. Con nosotros. ― Romeo miró a Wendy, y se mordió el labio inferior como si quisiera reprimir la risa que salió de ella de todas formas.
Natsu echó un vistazo a los dos.
― ¿De qué diablos estás hablando?
Wendy trató de mirar a su alrededor, en la villa. ― ¿Dónde está Lucy?
― Ella está en el patio, consiguiendo un poco de aire. ¿Por qué están los dos sonriendo como si hubieran perdido sus malditas mentes?
― ¡Estamos enamorados! ― Exclamó Wendy.
― Y estamos en condiciones de servidumbre de sangre. ― Romeo añadió.
― ¿Qué? ― Antes de que Natsu pudiera estrangularlo por su respuesta asombrosa, Lucy llegó. Se puso de pie detrás de él ahora, en una falda larga y una blusa que abrazaba sus curvas, con una mirada de shock total en su rostro.
Ella se cruzó los brazos. ― ¿Qué quieres decir con que están enamorados? ¿Cómo ocurrió eso? ¿Y unidos en la sangre, tan pronto? Pero por Dios, sólo acaban de conocerse el uno al otro.
Natsu la miró, con la tentación de señalar que sólo acababa de conocerla y él ya estaba arruinado para cualquier persona más. Pero su expresión de dolor lo mantuvo en silencio. Romeo y el entusiasmo de Wendy no dejó tiempo para que él
respondiera bien. El par entró, prácticamente vibrando con sus noticias.
― Hemos estado pasando mucho tiempo juntos los últimos días, ― Wendy soltó.
Romeo movió sus cejas hacia ella. ― Y un par de noches.
― ¡Romeo! ― Ella volteo los ojos, pero sus mejillas se inundaron con brillante color. ― Al principio, pensamos que sólo teníamos el handfast en común. Los dos
queríamos que fuera un éxito, por supuesto. Y sinceramente, pensamos que los dos harían un par adorable.
Natsu observó un cambio en la rígida postura de Lucy cuando su hermana
menciono el handfast.
― ¿Cómo puedes estar segura de que no estás cometiendo un terrible error, Wendy?
No sabes nada sobre él. Sin ánimo de ofender, Romeo. Tú pareces un buen y
decente hombre.
― ¿A diferencia de su hermano? ― Natsu preguntó.
Wendy levantó la mirada hacia Romeo, la calidez radiante en sus ojos. ― Me hace sentir viva, Lucy. Él me hace reír. Él me hace sentir especial y hermosa, como si fuera la única mujer a la que ve.
Romeo le tomó la cara en una caricia. ― Porque tú lo eres.
Se besaron, dejando a Natsu en un incómodo silencio junto a Lucy. Él la miró, pero ella se quedó rígidamente por delante, negándose a mirarlo a los ojos.
― Felicitaciones, ― murmuró cuando la pareja feliz finalmente se detuvo de
devorarse la cara del otro. ― Estoy feliz por los dos. Estoy segura de que nuestras familias estarán encantadas de escuchar esta noticia también.
― Es por eso que estamos aquí, ― Romeo dijo. ― El handfast.
Wendy asintió. ― Ahora que Romeo y yo estamos en condiciones de servidumbre de sangre, no hay necesidad de continuar con el handfast. Están libres desde este
momento.
Romeo debe haber leído algo en la expresión sombría de Natsu, porque se aclaró la garganta.
― ¿Es decir, a menos que deseen continuar...?
― No seas ridículo, ― Lucy respondió rápidamente. ― Ninguno de los dos
quiere continuar. Los dos estamos muy dispuestos a terminar con esta obligación y entrar en contacto con nuestra vida real. ¿No es así, Natsu?
Él frunció el ceño, incierto de responder. Parecía obvio que continuar el handfast con él no era lo que ella quería. Estaba impaciente por seguir adelante con su vida fuera de la villa también, pero sólo si ella podría ser parte de ella.
Ella se lo quedó mirando mientras se esforzaba con el impulso de decirle cómo se sentía y arriesgarse a su rechazo frente a su hermano y su eufórica hermana.
― Luce, ― murmuró.
Pero ella se giró lejos de él. ― Ahora que esta farsa ha terminado, voy a ir a
recoger mis cosas.
Cuando caminaba a toda prisa, tanto Romeo y Wendy se acercaron a él.
― ¿Qué demonios le pasa a ella, hermano?
Natsu negó con la cabeza. ― Yo no sé.
Y luego, la verdad se apoderó de él. Algo que dijo. Algo sobre la forma en que lo dijo... Ella había escuchado su conversación con Jellal Fernandez sobre regresar a Roma.
Maldijo por lo bajo. Y luego él comenzó a reírse.
Romeo dijo con el ceño fruncido. ― ¿Ella está enojada como el infierno por algo y tú te estás riendo?
― Sí, lo estoy. ― Porque ahora entendía su comportamiento frío de hoy. Él entendía su cólera con él ahora. Y nunca se había sentido tan eufórico acerca de nada en su vida.
El camino alrededor de su hermano y Wendy, y los empujó a ambos hacia la puerta.
― ¿Qué estás haciendo?
― Te mando de regreso por tu camino, ― respondió. ― Y no vuelvas hasta dentro de cuatro noches. Este handfast no ha terminado hasta que yo lo diga.
Él cerró la puerta en sus rostros confusos, y luego se volvió para ir tras su compañera de raza.
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Al Filo de la Media Noche {adaptación} NaLu
RomansaProveniente de un linaje noble de la Raza, cargado de rituales exóticos y deber familiar, el vampiro guerrero Natsu se alejó de los lujosos atavíos de su crianza en Marruecos para unirse al centro de mando de la Orden en Roma. Pero cuando por una ob...