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(PC)

— ¿Debería ir con jeans y un saco?

— Es demasiado, creo que está bien que lleves un vestido.

— ¿De verdad? ¿Crees que sea conveniente usar un traje?

— ¿Por qué estás tan nerviosa con esta fiesta?

— Es la mamá de Nicky.

— ¿No es igual de relajada que ella?

— Claro, lo es — Alex ríe y la veo acomodarse el peinado frente al tocador —. También son impredecibles por igual. Nunca se sabe con esa señora, es una caja de sorpresas.

— ¿Por qué dices eso?

— Hace dos años llevé un vestido largo porque la invitación prometía una fiesta elegante.

— ¿Y qué sucedió?

— Dos días antes cambió la temática por una fiesta de disfraces y el aviso se perdió en el correo basura, terrible.

— Lo imagino, cielo.

— Todos preguntaron si estaba disfrazada de Jessica Rabbit. Yo les decía que sí, sorprendentemente lo creían.

— Eres un encanto — me sonríe y camina hacia el armario, contemplo su cuerpo en ropa interior y me esfuerzo por no perderme en sus caderas —. Podría verte todo el día.

— ¿Gustas que modele para ti?

— No, es material suficiente para mis sueños de esta noche.

— Está bien — hurga en el armario hasta encontrar un par de vestidos en el fondo, los examina y gira de nuevo en dirección a la cámara —. ¿Negro o azul?

— Experimenta con el azul, no usas mucho ese color.

— Salvo cuando duermo con tu camiseta.

— Exacto, tanto la camiseta como el color, te vienen de maravilla.

— Gracias, amor.

— ¿A qué hora es la fiesta?

— Veamos — observa el reloj y abre los ojos por la sorpresa —. ¡Carajo! Es en media hora y ni siquiera me he maquillado.

— Dejaré que te prepares, avísame cuando llegues a casa.

— Gracias. No falta mucho para que pasen por mí.

— Vayan con cuidado, saluda a Nicky de mi parte.

— Lo haré. Te adoro, Pipes.

— Qué te diviertas, amor. Te quiero mucho.

Le mando un beso y tras ver su sonrisa la videollamada se corta. Está implícito quiénes son las personas con las que convivirá en el cumpleaños de la madre de Nicky, además de Nicky y Hazel. No es necesario decir nombres y Alex lo sabe.

Nuestro fin de semana había estado impregnado de muestras de amor, ni ella ni yo supimos estar separadas y era evidente a los ojos de la gente. Mucho más evidente para nosotras mismas porque al estar juntas, puedo jurar que nos sentíamos florecer.

Regresé a Mánchester con otra cara, ni siquiera las grandes ojeras de mi rostro lograron opacar mi alegría. Fue como recargar fuerzas en sus brazos y estaba más que dispuesta a resistir las tres semanas siguientes, faltaba poco para vernos de nuevo.

Sin embargo, la pequeña espina de Amy cerca de Alex sigue clavada. Conviví con ella en la reunión del sábado, claro que con alcohol encima todos lucen más simpáticos. Mi novia parecía verdaderamente interesada en convencerme de que no hay nada que temer y las vi hablando varias veces, lejos de la bulla de la fiesta, mientras Lorna me ponía al corriente de su vida con lujo de detalle, no sólo había descuidado a Alex. Mis dedos se movían ansiosos al verlas reír.

Tan inevitable para mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora