Caminó durante tanto tiempo que sus pies empezaron a ser quemados por la arena, y sus pulmones destrozados por el viento astillado de lo profundo, calentado lentamente de adentro hacia afuera por el anhelo, una ilusión dulce que mantenía su lucidez lozana.
Eso no evitaba que los dedos de sus manos fueran purpúreos, eso no evitaba que la luz se anudara como una gasa pálida en las esquina de los ojos, o que el monstruo carmesí lo acechara mientras dormía.
Incluso para ser un Dios, podía sentir miedo de la criatura que lo vigilaba. Aizawa le había dicho que se mantuviera alejado, pero hacía ya un tiempo que Izuku había estado cara a cara con la bestia. El sabia de manera exacta, en un aliento, que lo que estaba buscando era a lo que más le temía.
Katsuki podría desaparecer.
No. Izuku lo sabía.
Katsuki había desaparecido.
Su mente diluida en un estado viciado y tórrido que se desmantelaba en la parte que Izuku no deseaba reconocer. Porque no debería ser posible, él se olía a sí mismo en el aliento de la bestia y sabía que nada más que el regalo de los dioses (o su condena) podía devanar a soluciones tan nefastas.
Lo sabía, esa tarde, bajo el cálido sol, esa noche cuando desobedeció, en ese rincón del tiempo y la memoria, Izuku dejó de correr.
Obscuridad, guías luminosas, arena perlada, negra de obsidiana y conciencia y la noble bestia que lo había seguido desde su entrada al Hades. La fulgurante criatura que había seguido desde el principio. Izuku, incluso sin saberlo, la amaba.
Fue ese el momento en el que sus músculos cedieron.
Sus rodillas fueron vidrio y su boca algodón, en ese instante entendió la advertencia de Aizawa, su Padre no sería tan misericordioso como la primera vez, Izuku no recordaba un momento en el que su Padre hubiese sido misericordioso. Tal vez sí sabio y benevolente en ocasiones dispares, pero jamás misericordioso.
No fue un secreto verse reflejado en los ojos de la bestia, en una figura difusa demasiado brillante, o reconocerse a sí mismo en su pelaje satinado, resplandeciente de arenisca, así como no le dio las gracias a su Padre cuando la parte inferior de su toga fue desgarrada en una maraña de seda y satín.
Tampoco fue un misterio cuando dejó que su cabeza girara en tortuosa sumisión, ni extraño el instante en el que los colmillos de la bestia dieron una sacudida a su carne. Tampoco cuando la sangre invisible brotó de su alma, no sintió dolor o pena cuando paso sus manos sobre la cabeza de la bestia, en un gesto tan amable, que ningún humano sería capaz de superar tal tormento.
Quizás, fue un instante en el eterno sueño, antes de que sus ojos se cerraran contra la hierba fresca que había florecido entre los pedernales y la arena oscura, o el momento en el que cuervos austeros empezaron a cavar buscando la sangre.
—Lo siento —exhaló—. Pero no me arrepiento de ese día.
La bestia no respondió, y la caída se hizo más apreciable, en una vertiente pronunciada que brotaba de la herida.
—Lo siento —continuó, y si la tos hizo a las palabras irreconocibles, no es cosa de los mortales para saber—. No me arrepiento de habernos encontrado en la montaña. Pero, no diré lo siento, otra vez... —masculló sibilante entre dientes—. Porque esta no es una pérdida, esta es mi ganancia, Kacchan... y mis labios no se moverán en ningún instante, y tu olvidarás haberme conocido.
—Deku... —y su cabeza titiló, en la conciencia—. No lo olvidaré... hijo de puta.
Izuku, enredando los dedos pálidos de mármol cetrino en el pelaje espeso, acercó su cuerpo a la voz, a la voz afligida en garras y dientes.
—Ah, no cambias... —murmuró, entre saliva coagulada y espesa.
—Deku —si el olor del mar le hizo mover la cabeza para que al menos un par de gotas cayeran sobre su clavícula, lo suficiente como para no despertar con ellas, Izuku se daría por bien servido.
El calor de su sangre en la arena fue un llamado dulce.
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Lacrima Aurea
FanficEl Dios Deku en el Olimpo, tachado de egoísta, no se arrepiente ni una sola vez de haber salvado a Bakugou Katsuki del desastre. Aún si ese hombre termina por ser la razón... La razón de cada una de sus lagrimas. KatsuDeku AU. Grecia Antigua, Mitos...