La Llegada al infierno

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Recuerdo con mucha claridad la última vez que estuve aquí, recuerdo cada rincón de esta oscura ciudad y recuerdo cada olor de esa colorida casa, aun no quiero llegar tengo la esperanza de que a el chofer se le olvide la dirección o que se le estalle un neumático, porque el solo hecho de recordar el fétido olor de esa casa me hace querer vomitar, estoy imaginando miles y miles de ideas para escapar pero sé que ninguna resultaría. Mirando por la ventada del asiento trasero me doy cuenta de que casi nada ha cambiado, las calles siguen siendo estrechas, la arquitectura sigue siendo del siglo pasado y la gente sigue teniendo esa falsa sonrisa en su rostro, esas sonrisas que son un arma de doble filo, porque si tienes buen porte te sonreirán para luego criticar cada centímetro de tu cuerpo y si no lo tienes no serás merecedor ni de esa sonrisa, y no hay nada que me moleste más que esas viejas estiradas con cara de superioridad.

Estoy tan perdida en mis pensamientos que no me percato de lo lindo que esta el cielo, tiene un color rosa con naranja que hace que todo parezca una pintura, observo hacia adelante y el chofer me mira por el retrovisor con una sonrisa, sé que me quiere hablar pero por alguna razón no lo ha hecho, como si leyera mi mente escucho el sonido de su voz.

-Bonita tarde ¿no?- dice con una sonrisa tierna en su cara.

-Sí, es lo único bueno que tiene esta ciudad- le digo con una mirada de cansancio, para luego caer en cuenta de lo mal que estuvo ese cometario, el solo trataba de ser amable, pero soy demasiado mala para ocultar lo que siento y en estos momentos preferiría estar en cualquier lugar del mundo menos aquí.

El señor se ríe ampliamente y me deja ver su dentadura para notar un diente de oro que tiene en lugar de un colmillo, me sorprende esa reacción pensé que se quedaría callado pensando que niña más odiosa.

-Hace mucho tiempo que no venias, ¿qué edad tienes?- lo observo con cara de confución, no lo recuerdo pero al parecer el conoce, no es mi culpa los recuerdos que tengo de este lugar son tan vagos, aunque su rostro me resulta muy familiar supongo que si dice eso es porque a trabajado con mi familia mucho tiempo como para poder reconocerme.

-17 y si no vengo hace mucho.- le digo sonriéndole no parece una mala persona como los demás de aquí.

-Tu abuela va a estar feliz de verte- Lo dudo, lo pienso pero no lo digo solo me limito a darle una sonrisa de boca cerrada y seguir mirando por la ventana.

Me doy cuenta cada vez más de que las calles se me hacen más y más conocidas y eso solo significa una cosa. Estamos por llegar, tengo tanta ansiedad en estos momentos, tantos sentimientos encontrados no quiero llegar definitivamente no quiero estar aquí pero no tengo otra opción.

Hasta que pasa...

Entramos al vecindario de mi familia, un hermoso vecindario lleno de mansiones de todo tipo rodeado de árboles a los costados y bellísimos jardines, pero las náuseas que tengo en estos momentos no me dejan detallar y admirar la preciosa vista, porque obviamente la gente que vive aquí solo hace ese tipo de cosas para que personas como yo se queden deslumbrados de envidia ante la extravagancia en la que viven, pero lo siento mucho, en estos momentos no puedo pensar en nada más que no sea salir corriendo de este auto, estoy temblando y me sudan las manos, es obvio que no estoy lista para estar aquí. todavía no.

Tiempo Antes Del TiempoWhere stories live. Discover now