Insegura

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Sigo mi camino hacia el trabajo, ya que los Viernes no voy a clase.
La brisa acaricia mi rostro, el olor del mar inunda mis fosas nasales y mis oídos le escuchan.
Me gusta esto, me gusta el mar, lo que no me gustan son los recuerdos que tengo aquí, cuando él y yo montamos nuestra propia historia en esta arena, en este agua bajo este cielo.
En esos instantes éramos felices; éramos...

Se para un coche a mi lado y alguien exclama del interior:
-¡Señorita Priston! Suba al coche y vamos juntos.
Oh no, lo que me faltaba, pero no quiero ser maleducada y accedo.

En el camino, Brandon me cuenta que es de Londres, aunque se ha criado aquí y que está estudiando Telecomunicaciones por las tardes.
También me confiesa que no le gusta defraudar a las personas, y que por eso es tan pesado conmigo. En fin, que a este no me le quito de encima ni soñando.

Después de un duro día de trabajo llego a casa, donde ya me está esperando Kate.

-¿Qué haces aquí? ¡Pero si no son ni las 19.00!

+ He venido para ponerte guapa, porque seguramente ibas a venir con tus jeans y ese jersey ancho feo.

- No es feo, a mi me gusta.

+ ¡Vamos Megan! Te he dejado la ropa ahí encima.

-¿Qué? ¿Y tu ropa?

+ Ahora me cambio, y ni se te ocurra quejarte de la ropa.

Me ducho y salgo a mi habitación, veo la ropa y noto que no es mía; pero aún así, con mi terrible ánimo, me la pongo sin rechistar.
Es un vestido blanco de encaje con media manda y vuelo en el bajo de la falda, la que cae por mis muslos, y unos zapatos negros con bastante tacón. ¡Guau! Si fuera otro momento, quizá me vería guapa con ello puesto.
Entra Kate y exclama:
-¡Megan! Estás alucinante, me encanta. Y ahora ven que vamos a arreglarte ese pelo.

Kate me alisa el pelo y me lo mima. Veo cómo caen mis mechones castaños sobre mi espalda.
Me maquilla y cuando me miro al espejo no me siento yo misma, me veo incómoda, esto no me gusta, no debería hacerlo, no estoy con ánimo para ello, pero se lo prometí a Kate y me lo prometí a mi misma.

Llegamos al recinto donde se celebra la fiesta y nos encontramos con los amigos de Kate, son agradables, pero nunca he querido establecer amistad con ninguno; bueno, con nadie.
Dentro, hay bebida, música alta, mucha gente bailando, vamos, el paraíso adolescente; pero no para mí... Todo esto me recuerda tanto a él que tengo ganas de llorar.
Noto unas manos sobre mi cintura y me alejo, me doy la vuelta y cuando estoy a punto de gritar, veo a Brandon.

- ¿Qué haces aquí?

+ Tu amiga Kate me invitó, dijo que vendrías y que sería bueno que viniera.

Kate sonríe y le envío una mirada de pocos amigos, ya que quiero matarla en este mismo instante.

+ Voy a por algo de beber, ¿tú quieres? -me dice Brandon.

- No, no qui...

- Sí, si que quiere, y yo también. -dice Kate, apurada.

+ ¿Qué haces, Kate? ¿Ahora no puedo hablar? -digo mientras se va Brandon.

- Megan necesitas novedad y necesitas cambiar, sólo tienes que dejarte llevar porque el camino que llevas no es el correcto.

En verdad tiene razón, así que me callo y me digo a mi misma que esto no puede ser tan malo, aunque lo sea.

Cuatro o cinco copas y unos treinta bailes después, Brandon me invita a bailar una canción lenta.
Me siento bien, y sus manos en mi cintura me relajan, me siento como en una nube. Brandon me abraza mientras bailamos y me susurra cosas al oído que no consigo entender pero supongo que son buenas.
Se separa unos milímetros de mi para mirarme directo a los ojos. Nunca me había fijado en sus ojos verdes y su bonita sonrisa. Debe ser el acohol pero ahora mismo, Brandon me parece guapo, atractivo, y me siento segura con él.
Noto que acerca su cara a la mía y cierro los ojos mientras yo me acerco a él. Tengo agarrado su cuello y lentamente me da un cálido y dulce beso en los labios. Pero, me separo rápidamente debido al aviso de mi conciencia. No debo, no aquí ni ahora ni con él, pero ¿qué estoy pensando? Cojo rápidamente mi bolso y me voy fuera de allí pero alguien me detiene, es Jack. Él me coge del brazo y yo tiro de él, pero esos músculos no sólo sirven para lucir, sino también para detener a una larguirucha como yo.

- Ey Megan ¿qué pasa? ¿Dónde vas tan deprisa?

+ Emm yo... -no quiero contarle nada así que le miento- iba a fumarme un cigarro, tengo mono y necesitaba salir de ahí.

- A mi tampoco me gusta estar ahí, mucha gente, y personas que no quiero ver, prefiero estar aquí fuera. ¿Quieres fuego?

+ Sí, gracias -digo sacándome un cigarro del bolso.

- Esto es raro -dice mientras le ofrezco un cigarrillo a él.

+ ¿Qué es raro?

- Pues que no sé nada de ti y -expulsa el humo del tabaco- cuando te he visto he notado todo un zoológico en mi tripa.

Le queda tan bien ese cigarro y ese humo saliendo entre sus labios... Espera ¿qué es lo que ha dicho?

+ Será porque te ha sentado mal la comida de la uni -sonrío

- Es posible, aunque no lo creo, pero... ¿Acabas de sonreír? Pero si tú eres "la sin sonrisa"

+ No te emociones, es el alcohol -o quizá no, pero prefiero no pensar en eso, ahora no.

- Bueno entonces, lo que ocurra ahora no lo recordarás mañana ¿no?

+ Es posible, pero no te garantizo nada.

- Entonces déjame hacer una cosa.

Me empuja en la pared y me coge en volandas mientras me da un beso en los labios cálido, muy cálido. Dios mío, me siento de otro planeta, de otra galaxia. No puedo respirar, no quiero perder el tiempo respirando mientras me besa, es absurdo pero no importa, en este momento no.
Me suelta y se va mientras Kate lo observa y me dice:

- Vaya, parece que al final te ha venido bien y todo.

No puedo digerir todo lo que acaba de pasar en apenas veinte minutos.
Regreso a casa y no tengo cuerpo para pensar, así que duermo.

Son las 08.00 ¡mierda! Llego tarde a trabajar, en esta seguro que me despiden.
Hago un amago de levantarme pero me duele todo el cuerpo, me siento una mierda.
Me miro al espejo y eso es lo que soy en estos instantes, una mierda, aún tengo mi vestido puesto y tengo el rímel corrido por toda la cara.
Me arreglo como puedo y alguien me llama al móvil
Brandon.
No, no puede ser, no quiero hablar con él, no. Bueno, espero que no se acuerde de lo que pasó ayer.

- Dime Brandon.

+ ¡Llega usted tarde señorita! Baje inmediatamente que estoy esperándola abajo.

¿Qué? No, no, no, no, no. Esto no es bueno.

Bajo corriendo y entro en el coche.

- Señorita Priston, siento mucho lo de ayer, yo no quería, pero el alcohol, ya sabe, nos hace sacar lo que llevamos dentro.

+ ¿Lo que llevamos dentro? ¿A qué te refieres?

- Bueno, verá; yo es que llevo tiempo queriendo hablar con usted y ayer en la fiesta estaba tan guapa con ese vestido...

+ Espera, espera, o sea que llevas acosándome desde hace tiempo ¿n? Pues una cosa te voy a decir, ten cuidado porque yo no quiero nada contigo, solo que trabajes y punto. Lo de ayer, como tú has dicho, fue movido por el alcohol, y a mi el alcohol no me hace sacar lo que llevo dentro -o sí- así que ahora para el coche que ya puedo ir andando yo sola.

Para el coche como le he ordenado y bajo.
Me voy andando mientras lloro, mientras intento encajar todas las piezas de este puzzle incompleto, pero no, esto es demasiado.

Llego a la oficina y Brandon está tomando un café con alguien. ¿Quién es? Es una rubia despampanante con dos hostias bien dadas. Ojalá se las pudiera dar yo.

- ¡Brandon!- le llamo y se despide de la guarra esa.

+ Yo lo siento mucho de verdad, perdóneme.

- Quiero que hagas unos recados así que no te separes de aquí y mientras tráeme un café.

Me invento algún recado para encomendarle, pero no se me ocurre nada.
Espera un momento, Megan ¿qué cojones haces? ¿De verdad estás celosa de la rubia con la que hablaba Brandon? -Grita mi conciencia.

Broken heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora