Conexión 7
—Ian —Evelyn entró lentamente en la habitación de su hijo, la habitación estaba sumida en la oscuridad, la luz estaba apagada y las cortinas cerradas, además Ian se había encargado de poner una manta en la ventana para que ni una sola gota de luz entrara, soltó un gran suspiro y se adentró para dejar la bandeja sobre el escritorio, tenía que lograr que comiera algo, no lo había hecho desde el funeral de Anne.
Todo el mundo estaba sorprendido, nadie jamás notó la tendencia suicida de la joven, Anne Johnson siempre fue una chica alegre, amiga de todos, aveces algo mimada pero aún así querida dentro de la escuela, por sus amigos y sobre todo por su familia. Por eso, cuando se supo que la joven había decidido acabar con su vida lanzándose de uno de los balcones de la antigua mansión McLean el pueblo entero se conmovió.
Pero la verdad era que Anne no se había suicidado y eso era algo que muy pocos sabían y otros menos aceptaban, entre ellos Brad e Ian. El primero simplemente dijo lo que había visto; a su amiga lanzarse de uno de los balcones porque, ¿qué más podría decir? ¿Que también vio la sombra de un ser maligno, que hasta ahora no sabía quién o qué era, parado frente a su amiga? ¿Quién le iba a creer algo así? Lo más probable es que terminara en el ala psiquiátrica del hospital. Y el segundo, solo podía culparse por no darse cuenta que su amiga lo seguía, por no quedarse un poco más en la entrada de la casa, por lo menos hasta que Anne lo hubiese alcanzado, por no haber entrado en la casa.
—Ian, bebé. Tienes que comer algo —se acercó a su hijo que estaba hecho un ovillo en la cama y se sentó mientras acariciaba su cabello.
—No tengo hambre —el chico susurró con la voz ronca, eso demostraba que no había dejado de llorar ni por un minuto.
—Ian...
—Por favor dejame solo —se movió para evitar el contacto de la mano de su madre—. No quiero ver a nadie.
Evelyn no sabía que hacer, su bebé estaba sufriendo, estaba viviendo una pesadilla. Ella se rehusaba creer que la pequeña Anne se hubiese suicidado, pero por otro lado aún le costaba creer la versión de Brad, era difícil creer que un espíritu la hubiese obligado a hacerlo. Brad les había contado las verdad de lo que había visto, todo lo que no le dijo a la policía ¿cómo era posible que su hijo y sus amigos estuvieran metidos en algo como eso?
Dejó un beso en el cabello de Ian y salió de la habitación con los ojos humedecidos.
Ian se removió y se puso de espaldas para mirar el techo de su habitación. Anne. Esa cosa había matado a una de las personas más importantes de su vida; su mejor amiga. Todo por su culpa. Si se hubiese atrevido a entrar en esa casa y no haber salido corriendo hacia el arroyo detrás del bosque, su amiga estaría viva, esa cosa lo habría matado a él. Eso habría sido lo mejor, si hubiese sido él todo habría terminado de una vez por todas, su familia y sus amigos podrían vivir tranquilamente. Tal vez esa, era la solución a todo.
La puerta de su habitación volvió a abrirse y de inmediato se giró hacia la pared, no quería ver a nadie y mucho menos a sus padres.
—Ya dije que no tengo hambre, que no quiero ver a nadie —se quejó irritado, quien fuera que estaba con él arrastró la silla de su escritorio y de sentó.
—Soy yo —se escuchó una voz luego de un rato de silencio.
Se giró de inmediato cuando la voz de Brad llegó a sus oídos. Su mejor amigo no había querido hablar con él, no desde hace dos semanas cuando todo ocurrió, lo había evitado tanto en el velorio como en el funeral, e incluso después cuando fue a verlo a su casa su madre le dijo no estaba pero él sabía que eso no era cierto; se había negado.
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Conexión
Misterio / SuspensoIan Morris siempre a sentido una extraña conexión con la antigua mansión de los McLean, cada vez que tiene que caminar cerca de la abandonada mansión de los asentados más importantes que tuvo la región hace más de ochenta años, su pecho se oprime y...