Así no

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Así no.

¿Cómo pretendías que no estuviera nerviosa? ¿Cómo se supone que mantuviera la calma cuando estábamos rozándonos la piel de esa manera? ¿Cómo iba a relajarme frente a todos los muros que terminaba de pisotear mientras mis últimos prejuicios caían derrotados? ¿Cómo se suponía que mantuviera la calma cuando la mujer que amaba estaba allí, frente a mí, semidesnuda, como ese manjar que tanto había deseado explorar?

Si te hubieras mirado como yo te miré, Jaz, no habrías pensado en que estaba demasiado nerviosa. Si te hubieras deseado como yo te deseaba aquel día nunca me habrías detenido. Porque te deseaba tanto que no me cabía el ansia en el cuerpo. Se me escapaba por cada poro de mi piel, por cada suspiro de mi voz. Solamente quería abrazarte y entregarme, dejar que eso que tanto habíamos estado buscando y, al mismo tiempo, alejando, por fin fuera una verdad. Una certeza que se pudiera palpar. Que se pudiera acariciar.

Verte ante mí, desnuda, con ese cuerpo que no conocía, pero que anhelaba con fuerzas, fue demasiado para este espíritu rebuscado que tengo. ¿Sabes? Me derretía, pero por dentro. Se me estaba derritiendo la vida misma. El alma. Estaba hecha de algo maleable y me tenías en tus manos. Podrías haberme moldeado ese día. Estaba lista para dejarte ocupar lo único que todavía no te había dado, porque mi corazón y mi mente ya los tenías.

Jazmín del Río, tenía miedo de perderte, pero no era por eso que estaba en ese vestuario. Estaba allí porque te necesitaba de esa manera. No necesitaba que pensaras en mí, necesitaba que no pensaras. Pero siempre estabas así, protegiéndome. Me protegiste tanto que no te diste cuenta que me alejabas cuando más deseaba acercarme. Que minaste mi confianza por no confiar en mí. Sé que no lo pretendías, pero por unos días me puse a la defensiva con todo lo que a nosotras se refería. Vaya patética me sentía. Un paso adelante, dos atrás. 

Ese fue el día en que desee más que nunca no ser yo, no tener estos espasmos involuntarios ni ser tan transparente. Quizás si no hubiera estado tan nerviosa; quizás si hubiera besado tus hombros y roto mis cadenas; quizás si no te hubiera dejado protegerme; quizás entonces, hubiéramos sido una, para siempre...

Todos los momentos que no fueron (FLOZMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora