Capítulo 3. Amenaza

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Ambos chicos no pudieron imaginar que sus destinos se entrelazarían de esa forma. Éste es sólo el primer problema, uno de los tantos que nuestros dos jóvenes protagonistas tendrán que enfrentar para salir triunfadores.

La perilla de color gris opaco comenzó a girar con lentitud, provocando un sobresalto en ambos chicos. Tenían que esconderse, pues corrían el riesgo de que se tratara de Bakugou o algún maestro.

Cruzaron miradas y con movimiento ágil y silenciosamente se dirigieron a la misma cabina de baño. El abrir y el cerrar de ambas puertas fué al mísmo tiempo, los pasos del anónimo resonaron por todo el baño, mientras que sus respiraciones agitadas intentaban ser controladas para que cesaran. Apenas cabían ambos sobre la tapa del excusado, pues no podían mostrar los pies, debían evitar a toda costa ser descubiertos.

El tiempo pasó con gran lentitud, pero lo más preocupante fué aquél infinito silencio que giraba en torno a ellos. Tenían sus sospechas, no había pasos que determinaran que aún seguía ahí aquélla persona.

Como si hubiera sido el viento, las puertas de los baños crujieron, la luz que iluminaba con resplendor desapareció y un leve escalofrío recorrió al peliverde y al pelirojo. Cierta perilla grisacea giró nuevamente para dar fín con su tensión.

Los dos salieron de ése pequeño espacio con extrema cautela. Puede que aquél "viento" también se hubiera llevado sus palabras, pues, sin dirigirse ni siquiera el mas mínimo murmullo salieron de aquél pequeño lugar.

Caminaron con temor y sigilo a la puerta, Eijirou se encargó de abrir un pequeño espacio para comprobar si no había nadie afuera esperándolos. Al ver el vacío y brillante pasillo que daba al baño, sus corazones pudieron descansar. Tomaron sus mochilas correspondientes y sin separarse, se fueron juntos hasta la entrada de la academia.

- Kirishima, gracias por lo de hoy - respondió finalmente a su compañero mientras le miraba por la espalda, puede que su inocencia no le dejara ver con claridad su situación, puede que haya sido la costumbre de ser molestado tan violentamente por aquél chico de pelos parados, pero aún así, las intenciones de Eijirou eran buenas, así que debía asegurarse de devolverle el favor.

- No tienes por que tratar de entenderlo, Midoriya - dijó el chico tratando de demostrar que es comprensivo con el - dices que conoces a Bakugou desde hace mucho tiempo ¿siempre ha actuado de ésa manera? - comenzó a preguntar, mientras continuaban su caminar calle abajo.

- Bueno, pues nunca supe el significado de sus comportamientos, desde chico siempre lo consideré como alguién muy admirable, incluso yo hasta la fecha, lo sigo admirando, pero... - respondió el peliverde cada vez bajando más su tono de voz, casi pareció que la última palabra era un susurro, sin duda no quería continuar el tema, al detenerse y no acabar su respuesta, mostraba que era algo que sólo se había quedado en su cabeza.

Eijirou es un chico analítico, a pesar de su actitud algo despreocupada y llena de motivación, le bastaba fijarse en las personas que le rodeaban para percatarse de algunos detalles escondidos, una pequeña y desconocida habilidad. El sabía que Izuku tenía mucho por detrás, algo que no le había contado a sus compañeros, e incluso, a sus mejores amigos.

- Podemos hablar en privado un día de estos, para tocar el tema con más calma. Ya se está haciendo tarde y aún no has llegado a tu casa, tu madre ha de estar preocupada - propuso para posponerlo, el intentar saber acerca de su pasado no era algo primordial en éste momento.

- Si claro, con gusto - pronunció con cierto nerviosismo en sus palabras. No viven muy cerca entre sí, por lo que se tenían que separar en la estación del tren, pues, la casa de Eijirou se encontraba unas cuantas calles mas abajo.

Todo saldrá bien // KiriDeku (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora