Al día siguiente ya estoy más tranquila, encontré una vieja libreta con recetas geniales entre mis cosas y ya tengo una lista de todo lo que voy a necesitar. Hoy es mi primer día, no creo que lleguen muchos comensales, pero me esforzaré porque todo tenga un sabor delicioso.Vine al supermercado, estoy por los tomates, he llenado dos bolsas con ellos, son algo pesadas, pero aquí voy pujando. No sé por qué no tengo músculos... Ahh sí, porque soy una flacucha de muy baja estatura; lo bueno es que dicen que las mejores cosas vienen en porciones chiquitas, ¿no?
Camino muy contenta entre mis pensamientos y de pronto siento que algo choca con mi brazo izquierdo.
¡Rayos, me dolió! Y para colmo, acabo de tirar una torre de pequeñas cajas de pastas, mi rostro comienza a sentirse caliente, he hecho un desastre en el suelo.
-¡Ohhh lo siento tanto! ¡Perdón, perdón!
Me disculpo con la primera empleada que encuentro y que viene caminando hacia mí y trae en su ropa un gafete que dice "Gerente". Espero y me perdone, porque lo último que necesito, es que me prohíban la entrada a mi supermercado favorito.
-¿Qué ha pasado? -Me pregunta en tono muy amable, eso me alivia, por lo menos ahora sé que no encontraré mañana un letrero con mi fotografía que diga "Se busca tira pastas peligrosa" o algo así.
-Yo venía caminando y tropecé con las cajas ¡Lo siento tanto, no las vi!
De verdad que me muero de vergüenza en este momento, no sé porque nunca me fijo por donde voy caminando, tengo que dejar de vivir en la luna definitivamente.
La mujer toma una pequeña radio en su mano y presiona un botón.
-Que venga alguien de limpieza al pasillo siete -dice muy tranquilamente y luego me mira a mí-. No se preocupe, ya viene alguien a recogerlo todo.
Me sonríe amablemente y respiro hondo, mi cara debe de estar roja, me siento muy incómoda y miro al suelo por un breve momento, luego alzo la mirada al escuchar aquella voz que me asustó ayer.
-Me dijeron que me necesitaban en este pasillo -dice mi nueva enemiga, ya reconocería su voz hasta en mis pesadillas.
Mis ojos café se abren en grande por la sorpresa y pronto me encuentro con aquellos ojos negros tan intensos y salvajes, es la misma chica neurótica de ayer.
-Sí, Débora. Necesito que acomodes nuevamente todo esto por favor.
La gerente señala el desastre que acabo de hacer. Trago saliva al ver el odio ardiente con el que me mira esta chica, jamás nadie me ha mirado así y no creo que sea justo que ella lo haga cuando ni siquiera me conoce.
-Ella lo tiró todo -responde ella a la gerente, sin dejar de mirarme y con ese tono agresivo que es tan irritante; ya no sé si siento vergüenza o enojo en este momento, pero mi corazón empieza a latir acelerado dentro de mi pecho.
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Eres el ¡Boom! de mi corazón
ContoBri se está preparando para abrir su restaurante, está ansiosa y emocionada arreglando lo que necesita para que todo sea perfecto. Más no contaba con que conocería a Deb, quien le hará pasar momentos difíciles a causa de un mal entendido. Por eso d...