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El viento chocaba contra su rostro de forma bruta, unos cuantos rayos se podían apreciar ya y eran como flashes para ellos. Alumbraba el perfil izquierdo de cada uno y hacia remarcar sus facciones, los pómulos marcados de la chica y los hermosos labios de Stiles.

Yuli era su nombre, era una chica o tal vez una mujer ya pero todo caso es que su figura y su rostro la hacían ver la persona más inocente que jamás hayas visto pero Stiles tenía un mal presentimiento; como siempre. En todo caso lo sabría con el tiempo si siguiera en contacto con ella, pero esa era una muy poca probabilidad ya que la tal Yuli se había perdido en la ciudad y solo pedía indicaciones.

—Entonces te has perdido—inquirió dando un manotazo al aire.

—Algo así, verás la casa de mi tía abuela está por aquí y la mayoría luce igual.

—¿A tu tía abuela?

—No, a la casa, tonto.

Sonrió—¿Y como se llama tu tía?

—Sonia

—Ella vive frente a mi casa si no me equivoco, ven, sígueme.

El trayecto a su destino fue un tanto incómodo y un tanto cómodo, incómodo porque no se conocían y cómodo porque lo estaban haciendo.

El cabello verde se movía a los lados por el viento que estaba haciendo, era un violento viento pero hacia calor, raro sabiendo en dónde vive. Las gotas habían comenzado a caer metros atrás haciendo que ellos acelerarán su paso.

La casa de su vecina Sonia era blanca y más apagada que las demás, recuerda que en navidad es la única que no está adornada, ni una pequeña luz. Tampoco recuerda que la anciana allá recibido visitas a menos que sean los de impuestos queriendo quitarle la  casa. La había visto muy pocas veces para ser verdad, pero siempre sale tres veces al mes sin falta un día lunes, jueves y domingo, casi siempre lo hace en la tercera semana de el mes. Recuerda que cuando era un niño de trece, catorce años, decía que la vieja era una asesina en serie, pero cuando cumplió los quince años se le hizo ridículo todo lo que había dicho o hecho en su contra.

Habían llegado a la casa blanca enfrente de la suya, le había dado direcciones e indicaciones de cómo hacer si se volvía a perder.

—Gracias, ¿quieres pasar?—dijo abriendo la puerta color café detrás suyo.

—Oh no—Stiles levantó ambas cejas y apunto a su casa—Tengo que terminar un trabajo, pero gracias.

Vio como la chica entraba en la casa de su tía abuela así que se giró y camino directo a su casa.

Es corto porque no tenía ninguna idea, no la tengo desde hace tiempo y si seguía escribiendo serían incongruencias así que si me tardo más de cinco días sin actualizar ya saben por qué.

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