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La puerta de tras de él se cerró por el fuerte aire que hacía, el poco aire que se había colado paso por dentro de su ropa haciendole tener escalofríos. Caminó a la cocina para prepararse una pequeña cena solo para él, su padre no estaría hasta por la mañana, tendría que dejarle un mensaje en el refrigerador del por qué no asistió a la preparatoria ese día.

Tomó el sándwich que se había preparado y subió las escaleras para dirigirse al baño a tomar una ducha. Deposito la servilleta que se había llevado con él en el pequeño bote de basura, frotó sus manos he hizo una pequeña mueca de felicidad cuando su celular sonó. Era Derek.

—No me gustó que me usarás de papel—eso fue lo primero que escucho al otro lado de la línea.

—Perdón, senti que debía hacerlo—Stiles soltó una ligera carcajada antes de dar la vuela y salir del baño.

—¿Sentiste que debías hacerlo? Siento que te burlas de mí.

—Eso hago—entro a su habitación y se dirigió a su closet.

—Eres un tonto, Stiles.

—Pero amas a este tonto.

—Tienes razón.

—Wow Derek Hale me está dando la razón.

—No te acostumbres—un sonido de fondo del lado de la línea de Derek se escuchó, como un jarrón callendo.

—¿Que fue eso?—la línea quedó silenciosa—¿Derek?

Y se había cortado.

Cerró por completo el closet después de tomar un poco de carne humana y llevársela a la boca para después bajar a la cocina para lavarse las manos he ir corriendo a su jeep para ir al loft de Derek. Tal vez no sea una emergencia, tal vez solo fue un error y el se está asustando por cualquier cosa o tal vez y no se equivoca y es otro ataque, pero si hubiese sido así se habria escuchado más ruido no solo un jarrón callendo. Encendió el jeep y quito el seguro para después andar en marcha.

Era una de las pocas veces que se angustiaba, habían sido cinco en total; cuando su madre y su hermana, cuando su padre casi muere aquella vez en el hospital, cuando Scott se convirtió en hombre lobo, cuando comenzó a sentir cariño hacia Derek y está vez, por él.

Estaba maldiciendo en voz baja cada cinco minutos, una por estar pasándose los altos y dos por los putos límites de velocidad. Estaba pensando seriamente en si dejar de seguir las reglas para comenzar a ir más rápido y llegar a tiempo. Estaba tan concentrado en el frente que no se dió cuenta de que tenía ya a una patrulla siguiéndole. Siguió andando unos metros más hasta que llegó cerca de un pequeño callejón, bajo del auto comenzó a correr al callejón y brincar la típica red metálica que dividía las calles, la brinco y escucho los gritos del policía detrás suyo. Soltó otra maldición cuando escucho que pidió refuerzos, si su padre se entera se metería en más problemas, tal vez brincando llegue más rápido así que comenzó a subir el edificio, cuando estuvo por fin arriba y comenzó a saltar de edificio en edificio hasta que por fin llegó, corrió por las escaleras y deslizó la puerta encontrándose con la manada ahí adentro, haciendo nada. Estaba confundido, todos estaban en calma y el jarrón que había escuchado seguía en el suelo hecho pedazos.

—¿Pasa algo, chicos?—camino dudoso hasta ellos y se colocó al lado de Scott.

—No pasa nada, ¿por qué preguntas?

—¿Dónde está Derek?

—Arriba con Peter.

—¿Peter?

—Si, ¿estás bien Stiles?

Stiles asintió y frunció aún más el ceño, camino a las escaleras de caracol y subió encontrándose con más personas de las que le habían dicho, estaba Peter, Derek y otras personas que no conocía, pero si a Yuli, ¿que hacía ella aquí?

La primera persona en darse cuenta de su presencia fue Yuli que le sonrió y tocó a Derek levemente para que se girará en dónde ella le apuntaba.

—¿Es él?

—Si.

La sonrisa de Derek que le dedicó hizo que todo el estrés, angustia y desesperación que sentía desapareciera. El hombre lobo se acercó a él y rodeo su cintura comenzando a decirle cosas tiernas como, que lindo te vez preocupado, eres la persona más tierna que he conocido, eres hermoso.

—Eres especial, jamás había amado a alguien así o más desde... Ella—las palabras dulces de Derek le embriagaban y hacían que perdiera el control. Su piel se erizaba y sentía escalofríos por todo el cuerpo. Aunque a decir verdad le estaba asustando esto, lo que le decía en esta situación, ¿por qué no se lo decía luego? Bueno, ¿tienen todo el tiempo del mundo no?—Jamás me olvides, tengo una solución para esto y lo siento mucho.

—¿Que sientes? Yo no entiendo nada—sintió como Derek metía sus manos en sus bolsillos traseros y después las sacaba.

Sintió dos manos tirar de sus brazos y alejarlo de Derek.

—¡¿Que hace?! Suelte me—a pesar de las circunstancias, su voz sonaba tranquila y no desesperada, pero dejo de sonar así y al ver que Derek no hacía nada, tampoco Peter, ni los de abajo, ¿pero que les pasaba?¿por qué no hacían nada?

Vio como unas pequeñas lágrimas salían de los ojos cafés de Derek.

Comenzó a dar patadas al aire para tratar de soltarse sin tener éxito alguno.

—Es bueno que Claudia no le haya enseñado a pelear.

—¿Claudia?¿Mi madre qué demonios tiene que ver con esto?

No obtuvo respuesta.

Los brazos del hombre eran fuertes, incluso más fuertes que los de él. Bajaron las escaleras y vio a la manada ahí, viendo cómo se lo llevaban.

Esto fue una maldita trampa.

No debió venir.

Pero lo hizo.

Comenzó a sentir la desesperación inundar su cuerpo y gritar ayuda, estaba por sacar su kagune cuando sintió algo atravesar su piel del cuello. Sintió la pesadez en sus extremidades, sus ojos pesaban y sus pensamientos sé opacaban.

Así, callo en los brazos desde morfeo.

Siendo llevado a la fuerza.

Siendo traicionado de lo que una vez fue su manada

De lo que una vez fue su mejor amigo.

Y de lo que una vez, en tan pocos días ridículos le enseño a amar.

420 Segundos De PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora