13-Parte 1

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                      Habían pasado ya seis meses de lo sucedido y Stiles estaba cada vez peor, sufría de mareos constantes y ataques de pánico cada vez que estaba con más de tres personas. No eran muchos los que lo visitaban, solo era su padre, una chica que había conocido, su vecino y una anciana que era como él. Estaba aprendiendo a sobrellevar las cosas, aprendía a comer menos y las pastillas que su padre le había llevado le habían dejado de hacer efecto  hace tres meses. Su aspecto estaba peor cada día, las bolsas debajo de sus ojos eran más grandes y de color café, sus mejillas que estaban tan rojas ya estaban perdiendo su color.

Se había estado quedando en un pequeño apartamento fuera de la ciudad, pronto se iba a mudar a la pequeña ciudad donde había nacido, Manchester. Hace ya bastante tiempo que no la visitaba, ni a sus abuelos ni a sus antiguos amigos. Con los amigos de allá se había mantenido hablando por Skype dos veces a la semana.

Las primeras horas de la mañana se estaban dando a relucir, el sol y su tono anaranjado por las mañanas se estaban colando por las ventanas y estaba callendo de lleno en su rostro. Cerró con fuerza sus ojos y soltó un quejido, no quiera ponerse de pie o hacer otra cosa más que dormir como últimamente lo había hecho pero hoy iría con su padre por el resto de sus cosas a Beacon Hills. El claramente no quería ir, porque bueno, ese lugar le traía unos pocos malos recuerdos y por lo que sabe Scott estaría ahí y no quiere verlo.

De modo fue que su estómago emitió un sonido, fue como se puso de pie y se dirigió a comer. Se preparó unos deliciosos huevos revueltos con un baso de leche. Se dirigió a la pequeña mesa de madera que tenía en la misma cocina y se puso a desayunar.

Su celular comenzó a sonar, lo tomo y vio en la pantalla el nombre de su padre, no estaba de ánimos para contestarle así que lo puso en modo silencio y lo dejo de lado. Sabía que su padre se preocuparía o se enojaría por no haberle contestado, igual le explicaría cuándo pasará por él.

Dejo su plato a medio comer debido a que le comenzó a dar asco, corrió directo a la taza de baño y devolvió la comida que había consumido hace apenas unos momentos. Odiaba cuando esto le pasaba. Su estómago no acepta la comida.

Se puso de pie y se limpio la boca para después darse una rápida ducha, hace una semana había salido a comprar algo de maquillaje, unos correctores de diferentes tonos y un polvo para sellarlo. Si iba a tan siquiera pisar un pie en aquellos lados al menos demostraría que no está en mal estado.

Salió y se dirigió al gran armario que tenía, lo abrió y vio tan solo un cuarto del espacio lleno. Tomó lo primero que vio y se lo puso rápidamente. Escucho el timbre sonar y supuso que era su padre, ¿Por qué, bueno, quien vendría a visitarlo? ya ni a los pocos que conoció lo hacen. Se puso una sudadera y tomó su celular. Cuando llegó a la puerta la abrió y un muy feliz sheriff lo recibió.

—Hola, Stiles—hizo una mueca arrugando sus mejillas y apunto a un lado de él con los ojos—No pude evitar que, bueno, viniera.

Stiles corrió la mirada a donde apunto su padre anteriormente y el muy poco humor que tenía se esfumó. Scott estaba ahí.

—Hola—la sonrisa de Scott le quemo la paciencia que tenía y les cerró la puerta.

La volvió a abrir y dijo.

—Vamos padre, tengo ropa que recoger para irme ya.

Camino al elevador jalando a su padre y Scott detrás de ellos.

—¿Irte? Stiles no puedes evitarme para siempre.

—Si puedo.

—No, no puedes—las puertas se habían abierto de nuevo.

Salieron los tres juntos en el elevador. Su padre al encontrarse en tan incómoda situación corrió a subirse al auto y espero a que los otros dos subieran después. Emprendió al camino a casa y puso algo de música para el tenso viaje. Cuando llegaron Stiles bajo muy rápido y entro a la gran casa seguido del sheriff.

—Escucha, Scott—llevo su mano a la sien y comenzó a frotar—Stiles no quiere verte, ni a ti y supongo que a los otros tampoco. Así que vete.

Después de eso cerró la puerta en su rostro y subió a la habitación de Stiles pero este no estaba ahí. Escucho ruidos en el baño y fue corriendo hasta allá, al ver la puerta abierta entro con libertad.

—¿Te encuentras bien?

—Si, me pasa seguido.

—¿Te pasa seguido? lo dices como si fuera lo más normal, Stiles. ¿Desde cuando pasa?

—Hace dos meses o tal vez más—salio de aquel pequeño cuarto de baño como si su vida dependiera de ello.

Cómo cuando era pequeño y quería evitar los terribles regaños que le daría su padre o Claudia. No había sentido aquella poca emoción desde hace meses y no es que no le gustará, es que le hace recordar y sentirse mejor. Llego a su habitación y saco unas maletas que tenía debajo de la cama y comenzó a empacar. Su padre también había llegado pero pues, es su hijo y lo conoce bien y sabe que no quiere hablar, además si lo intentaba no llegaría a nada. Tomó lo necesario, entre eso estaba su ropa, zapatos, libros y algunos regalos que le habían dado su padre y Scott. A pesar de que decía que no lo quería más, atesoraba que se quedará con él, es su mejor amigo.

Y siempre lo será.

Cerró cada una de las maletas y las puso sobre el suelo para comenzar a ver qué sería lo que tiraría. Todo sería un estorbo para su padre en años próximos pero también quería conservar cada una de aquellas cosas que tenía en la habitación.

—Deberías dejarlo así, ¿que tal y si quieres volver?—la voz de su padre sonó nostálgica.

Tampoco quería que Stiles las desechará o las vendiera en una venta de garage.

—No pienso volver y si lo hago será en un hotel.

Tomó una de las bolsas grandes que trajo y guardo las cosas que quería que se quedaran, en otras dos puso lo que quería que desechará, se las entrego a su padre y bajo con las maletas en mano para subirlas a su Jeep, todo este tiempo había estado ahí. Lo había extrañado.

Hace una hora se había despedido de su padre y había partido nuevamente a su apartamento a las afueras de la ciudad, había comenzando a llover pero era algo leve. A medida de que cruzaba la ciudad la lluvia se estaba intensificando y comenzaba a hacer borroso el camino, sino se detenía tendría un accidente. Había aparcado al lado de un restaurante chino, su estómago había estado pidiendo comida desde que salió de la casa de su padre, ¿así que, por qué no? Tomó su billetera y limpio las ventanas para poder ver si no estaba tan lleno el restaurante y poder bajar, porque como ya dijo, estar entre tanta gente le causa problemas. Paso la mirada rápidamente por las ventanas, no se veía mucha gente así que bajo decidido. Entro a aquel local y lo primero que vio fue a la manada cenando felizmente, al parecer no se habían percatado de su olor. Volteo a los lados y vio a una chica que iba entrando sola, así que la tomo del brazo y le susurró en el oído.

—¿Me puedes seguir la corriente?

—Si, claro—la chica le había contestado confundida.

Se acercaron a la chica que asignaba las mesas—Mesa para dos—Stiles tenía una enorme sonrisa nerviosa. Había sentido las miradas cuando se adentro más al local y de un modo u otro se sentía orgulloso.

La chica asintió y los dirigió a dos mesas lejos de la manada.

Esta noche sería divertida.








Disculpen por no haber actualizado en tanto tiempo pero es que la verdad no tenía idea pero de la nada hoy me llegó la puta inspiración y cree un capítulo realmente largo así que decidí dividirlo en dos, tal vez el siguiente capítulo lo suba en los siguientes días.

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