Vivo pensando en el pasado cada día, con el sabor amargo de las palabras nunca pronunciadas en la boca. La frustración me lame las heridas, infectándolas con dolor y recuerdos rotos. A veces pienso cuánto tiempo llevo flotando en este mar de sufrimiento, pero llevo tantos años ahogándome en sus aguas que perdí la noción de mí misma. La cobardía ejerce de remolino, y como tal me hunde cada vez más en la inmensidad de mi océano interno. Sé nadar, y a veces hasta consigo llegar a la superficie para tomar aliento, pero pronto la culpa me arrastra de nuevo hasta el fondo.
¿Por qué no le dije nada? Ahora ya es tarde para eso.
¿Por qué no le grito a los cuatro vientos lo que siento? El temor me impide hacerlo.
¿Por qué no luché, joder, por qué no pude hacerlo?
¿Por qué, por qué, por qué?
Te lo diré yo:
Porque no valgo para esto.
