Borrón tras borrón me desdibujo.
Cubro mi rostro con las manos. No quiero ver la angustia abrazarme otra noche. No quiero sentir sus garras en mi pecho, ni su calor en mi frente y en mi estómago. Quiero huir, pero soy yo misma quien me persigue. No hay refugio posible.
La última vez que llovió tú estabas aquí, conmigo. Las gotas golpearon la ventana con fuerza, pero me sentí a salvo.
Hoy ya no hay beso que me salve de este naufragio.