PLEBEYA

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Decir que no me afecto la confesión de Hale, seria mentir, camino hacia el baño, necesito un momento a solas, no puedo evitar fijarme las miradas que me lanzan las princesas y herederos que estudian aquí, este definitivamente no es mi mundo. Dentro del baño, voy directamente al lavabo, comienzo a lavarme las manos, cuando entran varias chicas y terminan rodeándome.

¿Es en serio? ¿En el baño? No podían ser más originales.

―Te hemos visto muy cercana al príncipe ― escupe una con desprecio, la veo a través del espejo, es morena, muy guapa, pero en definitiva no puede dos dedos de frente.

―Eso no les incumbe ― aclaro.

Alza la barbilla, y enarca una ceja. Me mira desde arriba y no puedo evitar que una sonrisa burlona se aparezca en mi cara.

― ¿Acaso no sabes quienes somos, plebeya?

Eso me supera, comienzo a reírme a carcajadas.

―No sé quiénes son, y no me interesa. Pero algo de bueno debe tener esta plebeya para que el príncipe quiera estar conmigo, y no con ustedes.

Sus caras de ofendidas son más que suficientes para sentirme perfectamente una vez más, salgo con la frente en alto ante sus atónitas miradas.

―Eso ha sido... interesante.

Me vuelvo para encontrar a Hale apoyado en la pared.

―No pienso disculparme por lo que he dicho ― aclaro.

―Jamás te lo pediría, está claro quienes están equivocadas ― dice haciendo énfasis en lo último mientras mis intimidadoras salen del baño, sus rostros pálidos ante Hale es mucho más gracioso que lo pasado ― Colette, espero que tú y tus hermanas, se disculpen con Lady Josabet.

Enarco una ceja, de donde salió ese lady.

Veo como se tensa ante las palabras de Hale, y como no hacerlo, si ahora completamente serio, alrededor de él se forma un aura peligros.

―No sabía que en Hannover, le daban el título de Lady a cualquiera ― comenta sin la menor intensión de disculparse, aunque no necesito sus disculpas, pero al parecer Hale sí.

―Lamento informarte, Colette, que te estas refiriendo a mi futura esposa de ese modo.

No sé quién está más sorprendida si la tal Colette o yo. Cuando estoy a punto de desmentir lo que ha dicho, Hale me toma de la mano y me atrae hacia él, todo pasa muy rápido, mis manos están en su pecho y sus ojos me miran intensamente, la mente se me nubla mientras con su mano me toma con suavidad por el cuello, su contacto, su olor, todo su ser me está absorbiendo. Cierro los ojos ante intensidad de sensaciones, siento su aliento muy cerca de mí, el ligero sabor a wisky me eriza la piel, siento sus labios presionar los míos, y olvido todo, en donde estamos, quien está alrededor, deja de importarme todas aquellas cosas que me frenaban con Hale. Únicamente nuestros labios se presionan y mi corazón amenaza con salírseme del pecho.

Nos separa un poco, no sé en qué momento deje de respirar, suelto el aire con suavidad mientras abro los ojos, me encuentro con los suyos, que me miran como si yo fuera su mundo.

Siento encenderse mis mejillas y aparto lamirada. Intento zafarme, pero afianza su agarre rodeándome con sus brazos.

―Se acabó lo de huir de mi ― dice en mi oído, siento un escalofrió recorrerme la espalda mientras deposita un delicado beso entre mi oreja y cuello ― no me importa el jodido tiempo que deba esperar, desde el primer día supe que serias tú, y ya te deje ir una vez, ahora voy a hacer las cosas distintas.

Tengo miedo, tengo miedo de la cantidad de sensaciones que Hale provoca en mí, tengo un maldito miedo de que esto pueda terminar igual de rápido como ha comenzado, estoy aterrada a salir lastimada. Pero lo que más miedo me da, es vivir en un mundo donde él no este.

Escucho a alguien carraspear detrás de mí.

―Chicos, venía a decirles que volvemos al castillo con los abuelos ― es la voz del rey, en este momento no soy capaz de darle la cara ― las chicas también vienen con nosotros, disfruten de la noche ― cuando creo que ya se ha ido su voz vuele a sonar ― hay un lindo muérdago junto al árbol de navidad.

No puedo evitar que se me escape una risita, que pronto se ve acompañada por la risa grave de Hale. Toma mi cara entre sus manos y comienza a llenarme de pequeños besos, en las mejillas, en los ojos y termina con uno en la nariz. Me siento desbordada.

―Te vez hermosa sonrojada ― dice sonriendo, me he quedado muda, lo veo con esos ojos brillantes y su gran sonrisa, y creo que por primera vez puedo decir que estoy enamorada de alguien. Y ese alguien es ni más ni menos que el príncipe.

―Tú te vez hermoso sin importar como ― su risa vuelve a aparecer, acaricia mis mejillas con sus pulgares, puede que sea una tontería pero para mí lo que estamos viviendo en este momento es algo muy íntimo.

― Y eso que aún no me has visto sin ropa ― ruedo los ojos negando con la cabeza, quiero evitar imaginármelo como Dios lo trajo al mundo, pero al final claudico, sé que lo hizo con doble intención, pero no me importa, creo que me encanta el Hale juguetón y relajado que tengo frente a mí en este momento. Deposita un pequeño beso en mis labios ― Vamos a dar de que hablar a esa bola de arpías.

Tira de mí hasta la pista de baile donde algunas parejas están bailando con música suave e instrumental, es como si el destino se hubiera puesto de nuestro lado. Permanecemos de esta manera no sé por cuanto tiempo bailamos dejándonos llevar por la pista, hasta que Hale para y me doy cuenta que estamos junto al árbol. Señala hacia arriba y veo como cuelga a la espera de sus víctimas, suelto una carcajada mientras sintiéndome valiente paso mis brazos encima de sus hombros y lo atraigo hacia mí. Una risa profunda sale de él antes de fundirnos en un beso, un beso de verdad. Reclama mis labios como suyos y yo me dejo hacer completamente perdida en sus brazos. Vuelvo a perder mi norte, Hale es capaz de hacerme perder la cabeza, y eso me aterra.

El futuro es incierto, pero ahora no quiero pensar en eso, quiero hacerlo en el aquí y ahora, donde mis labios aun temerosos conocen los de Hale, en una danza lenta y sensual que nos está volviendo locos a los dos.

HEREDEROS I | El príncipe de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora