Perseguida Por Un Maníaco

Fiesta!

Me despierto tan alegre, que creo que al estirarme le doy con mis puños a Susan por suerte está dormida.
Hoy es el gran día la fiesta de Noé, como es sábado ¡no tengo universidad! Un motivo más para empezar con el pié derecho hoy.
Voy al baño me cepillo los dientes, tomo una ducha y me pongo unos short jeans, una blusa rosa pastel y sandalias blancas. Ya me estoy pareciendo a Susan con tanta delicadeza,  el solo pensarlo me hace rodar los ojos.

Bajo a la cocina para hacer algo de desayunar, al final fue una buena elección: hotcakes con jarabe de miel. Mi madre me los preparaba siempre desde pequeña para desayunar antes de ir al colegio.

De repente ya no estoy tranquila, siento que alguien está observando con atención cada paso que doy, dentro de mi propia casa, cosa que me atemoriza la verdad.
Pongo dos platos con una pequeña montaña hotcakes en la mesa, le vierto jarabe de miel de manera que cae como una cascada, siento que se me hace agua la boca así que tomo mi tenedor y empiezo a desayunar.

- Así es que son las amigas, preparan mi desayuno favorito y ni me dicen - dice Susan entrando en el umbral.

- So- Sorry, te juro que no me pasó ni por la mente - digo tímidamente - Es que mira esto, ese jarabe de miel en estos hotcakes. Se me hizo agua la boca y solo pensé en complacerme un poco. Lo siento.
Tomo un poco y como.

Susan hace lo mismo sentándose a mi lado.

- Oye Sophie... - dice con voz un poco curiosa - ¿Qué te vas a poner?

Su pregunta me hace atragantarme, por lo que, Susan, va al refrigerados, trae jugo de naranja y mientras me ofrece un vaso dice: - Ya veo, no sabes que ponerte.

Niego con la cabeza. Eso ni por la mente me pasó, solo acepté así sin más.

- No te preocupes, tenemos todo un día para resolver ese problema - dice mientras desayuna.

Una sonrisa se forma en mi rostro, me levanto y empiezo a repartir besos tronados en su mejilla.
- Gracias, gracias, gracias. Eres la mejor! - logro decir casi sin aire.

- Lo sé nena - dice al fin.

Esta estúpida la amo. Dicho esto empezamos un laargo día de shopping.

P. Mike

No puedo creer que al fin ha llegado el día, sé que fue ayer que al fin logré hablarle y invitarla a la fiesta de Noé. Desde que empezamos este cuatrimestre universitario llevo queriendo invitarla a salir, es una chica muy bonita y coqueta. Me cabrea que todos los chicos quieran acercarse a ella solo yo puedo darme el lujo de tenerla cerca, no quiero que nadie se le acerque.

Parqueo mi Ferrari F60 América frente al departamento en que vive Sophie, me levanto y cuando me dispongo a tocar la puerta ella la abre y sonríe ampliamente.
Se ve jodidamente hermosa, lleva un vestido negro escotado y justo, que delínea aún más sus hermosas curvas; su cabello está ondulado y con ese color bronce que los distingue se ven prefectos.

-  Wao - logro decir al fin - estás hermosa.
Se sonroja al instante y no puedo evitar pasar mis dedos delicadamente sobre su mejilla.

- Gracias - dice sonriente - tú también estás muy guapo.
Sonrío con suficiencia y le ofrezco mi brazo para conducirla hasta mi coche, al verlo sus pupilas se dilatan, puedo notar su asombro y emoción.

  - ¿Es tuyo? - dice y en cuanto asiento, se le forma una sonrisa - Wow, es... muy bonito.

- Lo es - digo mientras abro la puerta del copiloto y tomo su mano, ayudándola a entrar.

Todo el camino es muy callado, yo me dedico a manejar y ella tararea una que otra canción de las que suenan en el coche.
Al llegar a la fiesta, parqueo detrás de un Audi Q8 y me apresuro para abrirle la puerta, en cuanto lo hago, le ofrezco mi mano y ella la toma sin pensarlo.

Entro en al patio delantero con Sophie, esta será una larga noche...

P. Sophie

Al entrar a la casa de Noé me quedo totalmente asombrada por la belleza del lugar, se nota que es de una familia adinerada. Lujos que yo algún día podré darme. Pero para eso tengo que terminar la universidad y a penas la empiezo.

Caminar del brazo de Mike me dá seguridad y confianza entre tanta gente desconocida para mí.

- Sophie quieres un poco de vino - pregunta sacándome de mis pensamientos. Asiento ligeramente y él va por dos copas.

A dos metros de mí veo a Susan, quien me observa con mirada pícara, la voy a matar, sé lo que insinúa.
- Sophie, toma - dice Mike ofreciéndome una de las copas que tiene en sus manos, la acepto sonriente.

Así va transcurriendo la noche: alcohol, baile y risas.
- Ya es hora de irnos Sophie - dice Mike mientras me ofrece su brazo, lo acepto encantada y caminamos hasta su coche.
Cuando estamos allá se paraliza, toma mis manos en las suyas y me mira fijamente.

- ¿Qué pasa? - pregunto, aunque creo que es obvio  su mirada dice que quiere besarme, él quiere hacerlo lo veo en sus ojos.

- Perdóname pero tenía muchas ganas de hacer esto - dice y, al instante, sus labios se posan sobre los míos; mete su lengua mientras la mía juguetea con ella de manera tan intensa que me hace gemir, cuando vamos a separarnos toma mi labio infierior con sus dientes y tira de él suavemente.

Solo puedo sonreír, así que no digo nada más.

- Lo siento, soy un idiota - dice - Vamos te llevaré a casa.

Asiento pero no me separo de él, aún me cuesta asimilar que esto pasó, fue tan rápido. Él abre la puerta del copiloto y entro en su coche, lo rodea, entra en él y maneja hasta mi casa.
Cuando estaciona en frente de ella se queda mirándome fijamente.

- Lo que pasó no fue un error, fue algo bonito - digo rompiendo el silencio que nos invadía - Al menos para mí.

- Para mí también lo fue - contesta él. Mi corazón palpita deprisa. No sé la razón, pero esas cinco palabras ahora resuenan en mi mente. Así que sonrío ampliamente.

- Gracias, ahora tengo que entrar a casa. Es tarde - digo echando un vistazo a la hora.

- ¿Y te vas así? - dice haciendo un puchero. Lo miro fijamente, la verdad no entiendo qué quiere decir - ¿Sin darme un besito?

Pone esos ojitos de perro triste y es imposible resistirse,  así que me acerco a él y le doy un casto beso. Abro mi puerta y me dirijo  mi casa.
Al entrar en ella, cierro la puerta y me tumbo detrás de ella. ¿Qué mierda pasó  hoy?