Capítulo 10

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  La mujer que capturó sus ojos, porque estaba lejos de ser una mocosa como penso pero es que en las pintas que llevaba cualquiera se confundiría, le demostró una vez mas las muchas facetas que escondía en si. La observo sin descaro, no pudo evitarlo, esa ropa juvenil le sentaba muy bien pero no concordaba para nada con el perfil que  conocía de Chiara. Va, sentía que se engañaba a si mismo, no había desgajado ni la mitad de capas que escondía ella, que en tan solo un dia y horas no paraba de revelar. 

     Volvió a la realidad, de la que contemplar a Chiara en esas fachas lo había apartado, con el sonido de una estridente carcajada. Sincera, no como esas sagaces atrevidas que lo habían desquiciado, aunque esta no estaba tan lejos porque su sonido se asemeja a él de una caja musical. Si, Chiara, además de una felina hechicera, podía asociarse con una caja de musica desprendiendo una hipnotizante sinfonía que te inducía a caer por ella, albergando un sin fin de peligrosos secretos.

-¿Tiene la llave amable señor? No encuentro la mía- traviesa le tomó el pelo por lo que le había dicho, la mirada de Labrot bajo directo a donde los dientes de ella tenían atrapado su labio inferior. Carraspeo y aparto la vista, inmediatamente cuando capto como los ojos almendrados de Chiara se tornaban mas oscuros. Abrió la puerta sin decir una palabra, y se encerró en su habitación.

  Ella contuvo una risa mientras se encogía de hombros,  Reed era un hombre raro pero le gustaba razono para sí. Capaz era un pseudo pedofilo por eso el verla asi vestida lo puso así aunque Reed nunca actuaba de forma ordinaria, y eso la atraía como ícaro al sol que estaba a punto de prenderse fuego. Ella no quería apartarse aun asi, quería que la prendiera fuego. Revolvió la cabeza, prenderse fuego en una cama, nada mas concluyó y se dejó de boberias para ir a colgar el vestido y tomarse un té antes de que llegara el estilista, ya era casi media tarde y ella seguía abrazada al ocio que la había inducido este viaje. 

   Cuando miraba fijamente a la puerta de Reed esperando que apareciera por ella, o tuviera algún poder mental para hacerlo salir de su refugio, llamaron a la puerta. Debía ser el estilista. Aparto la taza de té, que había llevado en sí uno con sabor a blueberry, su favorito, y se levantó para abrirla. 

    No llegó a abrirla completa que se le abalanzó encima una figura masculina para estrecharla contra sus trabajados brazos, ella se quedo como piedra. Demasiado afecto para una primera impresión, Chiara era mas de órdenes desde un primer momento.

-A ver que tenemos aquí, da una vuelta para mi preciosa- la agarró de la mano haciéndola girar sin que pudiera poner objeción. Asintió para si mismo satisfecho y a ella le cayó bien automaticamente porque le recordo al descarado de Leo y cuanto lo echaba de menos.- Ahora quiero que me digas, tu  nombre y me muestres con que vas vestir ese cuerpazo, por cierto soy Javier- hablo rápido mientras se introducía sin permiso en el cuarto con todo lo que necesitaba. 

-Chiara- le dijo- Aquella es mi habitación, el vestido está colgado- le señaló. 

-Me encanta- exclamó alzando sus manos, dejando de lado la postura que había tomado para examinarlo- te veras explosiva, ¿por donde empezamos?- le pregunto a Chiara que estaba a un lado de él también observando el vestido satisfecha por su elección.

-Te parece si me voy a dar un baño rápido y luego empezamos- le sugirió aun concentrada en el vestido.

-Pero si, que esperas- la alentó dandole una atrevida palmada en el trasero que la hizo chillar de la sorpresa aun así también de la risa. 

   Quedaba solo una hora para tener que partir a la susodicha celebración, así que ya enfundado en su traje de dos piezas negro acompañado por un moño perfectamente ajustado, el salió del que había sido su refugio para tratar de colocar distancia entre ambos. Abrió tan lento la puerta para vigilar que nadie ni ninguna imagen lo fuera asaltar de repente, se sintió de repente en su propia piel arder la verguenza por lo que estaba haciendo. Escapar, escapar de una simple mujer con la cual no podía controlar todo lo que poseía bajo su poder a lo largo de estos años y se disparó en el instante que se cruzaron la primera vez. Quizás también que ninguna mujer nunca llamo su atención como ella...  

Intacto por el poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora