Capítulo 19

66 7 6
                                    

   La cabeza de, una alegré pero ebria, Chiara descansaba sobre el frío cristal del auto. Cada vez que sus párpados caían pesados casi podía volver a vivir de nuevo la noche pasada con Reed. Imágenes tan vívidas relampagueaban en su cabeza que eran casi palpables, como por ejemplo como las manos de Reed exploraban su cuerpo con delicadeza pero fuerza a la vez. Debía contenerse para no soltar un gemido de la manera que la hizo suya por última vez, fue vehemente si pero fue con delicadeza mientras observaba cada una de sus reacciones y se esforzaba por demostrarle algo... Algo que Chiara todavía no se permitia ver con claridad, quizás una parte de ella solo quería ignorarlo. 

-Chia- una mano pesada cayó sobre su hombro izquierdo, dandole el mismo calor que sus recuerdos. En seguida se giro para observalo. Lo intimido la forma que Chiara clavó sus negros orbes sobre él, sin hesitar. De repente sintió brotar esa inseguridad que ella le hacía sentir sobre si, timido apartó su mirada de ella. 

   Ella por su parte todavía no se acostumbraba a sentirse tan atraída por la timidez de Reed, era algo refrescante y sobre todo hacia que un lado que no sabía que todavía poseía se derritiera. No es que nunca haya visto un hombre intimidarse, pero en él con su porte no era la clase de actitud que se espera. 

  Extendió su mano con suavidad hasta llegar al rostro de Reed, que justo en este momento se asemejaba mas a una imagen divina producto de su mente. ¿Era verdad que Chiara tenía a su lado un hombre como Reed?¿Era real que él fuera tan paciente con ella?¿Era real que por fin tenía algo en su vida y que su padre no se lo había impuesto? Cuando sintió el rostro de él  reposar sobre su mano, buscando el contacto de piel con piel, supo que sí. Era demasiado real. 

-Llegamos- le susurró el cohibido por el gesto de ella.

-¿A dónde?- le preguntó ella sin siquiera darse vuelta para observar alrededor, no quería cortar lo que sus dos miradas unidas estaban provocando en su interior. ¿Serían efectos secundarios del alcohol sobre ella?

-A tu departamento Chiara, puedes bajar- mencionó él, en un tono desprovisto de calidez, señalándole detrás.

  Lo soltó abruptamente y ahora sí miró a un lado, no quería dejarlo ya, no quería irse de su lado pero él por otro lado parecía desesperado por dejarla. Ella sin si quiera mirarlo se deshizo del cinturón y bajó del auto. Justo cuando estaba a punto de entrar algo la traspaso, se dio la vuelta para observar que el todavía seguía allí, esperando que entrara. De repente se encontró a sí corriendo hacia el. 

-Quédate- le ordenó, una vez que abrió de forma abrupta el auto.

-Chiara...- comenzó Reed en un tono de advertencia.

-Por favor, no me hagas rogarte- pidió ahora más condencendiente, mirandoló de una forma que a él le hacía flaquear. No quería quedarse porque tenía mucho que sopesar, no sabía como sentirse, tampoco quería despertar a su lado y saberla de nuevo fría y lejana de él. Mordió su labio inferior, antes de mirar hacia abajo y negar suavemente. 

-Chiara, fue una noche muy largo y yo no se...-intento explicarle pero antes de que pudiera seguir, de repente la tenía encima. Como un gato mimoso en su regazo con su cabeza escondida en su pecho. 

-Solo por hoy Reed- murmuró en un tono tan irreal para ser ella, demasiado suavecito, como una caricia. ¿A quién quería engañar? Se preguntó él, no podía negarle algo que a pesar de todo lo ocurrido el lo necesitaba más que ella.  

   De repente la tenía con sus dos largas piernas, una de cada lado, apresando sus caderas al mismo tiempo que tomaba con brutalidad sus labios. Sus manos comenzaron a enloquecerlo bajo su contacto, cada vez mas cerca de él punto justo. Está era la unica forma que conocia Chiara, no era tierna. No sabía de caricias cariñosas, el lado sexual era el que ella sabía explotar con facilidad. Lo sintió temblar, al borde de perder la cordura, bajo sus expertas manos cuando llegó a su punto exacto. Disfrutaba enloquecerlo, hacerlo perder la timidez porque ahora se encontraba frotando con brusquedad. Como si tuviera la necesidad de arrancarle hasta la última pieza de ropa que prendía del cuerpo de Chiara y ella disfrutaba sentirlo así de desesperado por ella. Saber que era ella la que le estaba provocando le trajó el mayor de los placer, se sentía poderosa, sobre todo cuando se vino para ella de forma esplendorosa. Término su cometido y de forma fría, sacando un pañuelo de su bolso, se limpió para luego salir del auto y esperar que Reed estacionara. 

Intacto por el poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora