- ¿Avrokowski? ¿Acaso bromeas? Suena a una camorra Rusa- tomo sus mangas y las bajo cubriendo sus manos- ¿Eres de Rusia? --Mi bisabuelo era de Voronezh, Rusia. Pero jamás estuve ahí, mi padre nació en Italia. Viví los primeros 4 años de mi vida en Alessandria y después emigre a Portland- mire que se abrazó a ella misma.
<<¿Debería darle mi chaqueta?>>
Titubee entre dársela o no. Era obvio que tenía frío pero ese comentario de "Me gustan los chicos malos" vagaba por mi mente.
<<¿Un chico malo se comportaría
como un caballero?>>Decidí hacerlo y compensar mi mal comportamiento en otra situación.
-No tienes que hacerlo- negó con la mano al ya tenerla entre sus hombros.
-No quiero que te congeles
Me miro y sonrió.
La noche estaba fría, un leve aire nos rozaba las mejillas congelándolas un poco. No sabia si eso era bueno para mi salud agregando que ahora ya no tenía chaqueta. Deje de sentir el resfriado desde el momento en que deje la casa de Lilly sin embargo sentía el cuerpo cortado.
Respecto a la cita, todo estaba yendo de maravilla. Fuimos a un restaurant cerca del parque central y ordenamos algo de pasta. El principio como en todas las primeras citas no sabíamos de qué hablar, incluso llegamos a conversar de Edward ya que era el único amigo en común que teníamos.No mentiré, fue incomodo. En primera por la historia que tenía con Lilly por otra parte hablar de otro chico mientras tenemos una cita no fue mi parte favorita. Para cenar ordenamos pasta y compartimos un helado de chocolate.
En ese momento conocí a mi alma gemela en postres, adoraba el chocolate tanto como yo o incluso más.
Después me hablo acerca de sus padres, Emily y John Mercer, cosas básicas que tenia que saber de ellos y la grata reacción al nuevo trabajo en la boutique. Al escucharla conversar acerca de ellos me percate que tenían una excelente relación y se sienten sumamente orgullosos de Emma.
A partir de ahí perdí el hilo de la historia. Fije la mirada en el vaso de agua que estaba en mis manos y una imagen se poso en mi mente.
Mi madre.
Mi hermosa madre.
Cada cosa, no importaba que tan insignificante era la hacía sentir orgullosa de mí. Una mujer compasiva, dedicada a todo lo que hacía y muy minuciosa. Fue aquella la que me enseño a pintar dentro de las rayas, me hubiera encantado que me enseñara más cosas pero un tumor en el cerebro me la quitó repentinamente.
Me sentí culpable al dejar de pensar en ella a lo largo de mi adolescencia, pero recordarla se sentía mas fuerte que un golpe de Morgan. Solo así sobrelleve el dolor de que nunca mas la volvería a ver y lo único que pudo enseñarme fue a pintar dentro de las rayas.
La cena había terminado más rápido de lo que yo esperaba pero tenía un segundo plan. Caminar por el parque solo ella y yo esperando que algo se concretara en este lugar.
-Vaya... así que eres de todas partes, eso es increíble. Mis bisabuelos, padres y yo nacimos aquí. Lo sé, aburrido. Solo... solo espero no quedarme aquí- bajo la mirada.
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Este no era el plan...
Teen FictionTenía un plan. Desde la muerte de mi madre y el constante maltrató físico y psicológico de mi padre tenía que salir de este lugar lo más pronto posible. Por desgracia solo tenia 7 años cuando decidí ponerlo en marcha. -Entrar a la Universidad de Ma...