Soy tu omega

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Después de que todos se bajasen de aquella montaña rusa de emociones y confesiones, decidieron descansar hasta la mañana siguiente, tenían planeado escaparse un vez más para que la tensión no creciera, ni ningún otro sentimiento descontrolado saliera.

Ahora que Jyugo estaba seguro de sus sentimientos, estaba preparado para decírselo. Aunque aún tenía muchas dudas, por no hablar de todos los contratiempos que se le pasaba por la mente si era rechazado; no solo se moriría de vergüenza, sino también no estaría seguro si su delicado corazón soportaría el rechazo del rubio.

Todavía con los pensamientos a flote. Se levantó del futón y salió a tomar el aire a una de sus terrazas favoritas de la prisión; era discreta pero espaciosa, un lugar donde los guardias no lo llegarían a ver ni molestar.

-¿No puedes dormir?- le sobresaltó la voz. Su corazón se paró por un momento y sus piernas flaquearon.

-U-Uno...

-¡Él mismo!- sonrió, y se aproximó al contrario.

-¿Qué haces aquí?- evitó el contacto visual. Estaba preparado pero no se esperaba que el momento llegara tan pronto.

-Al igual que tú, no puedo dormir- minimizó la sonrisa.

Jyugo no contestó. Si añadía algo Uno se daría cuenta de que estaba mintiendo, lo conocía tan bien.

Se quedaron unos minutos en silencio, lo único que se oía era el sonido del mar que rodeaba esa isla de ubicación desconocida y alguna que otra gélida brisa que chocaba contra los presentes que compartían tiempo juntos.

-Deberíamos regresar, está haciendo frío y no quiero que te enfermes- rompió el eterno silencio, dándose cuenta de que el azabache empezaba a templar.

-No, q-quiero quedarme un poco más antes de regresar- contestó, aguantándose un estornudo. Los minutos de silencio no habían sido en vano, se estaba preparando para decirle todo, solo necesitaba un poco más de tiempo, necesitaba un plan B si algo salía mal o no acababa como deseaba.

"Que cabezota, mírate, estás temblando" suspiró. -Jyugo, será mejor irse, vas a enfermar.

-Solo un poco más- respondió rápidamente. "Solo un poco más" suplico para sus adentros.

Uno suspiró y cedió, aprovecharía la ocasión también para decírselo. Jyugo no era el único al que se le había ocurrido la idea de soltarlo. Él también tenía sus Ases debajo de la gorra, solo que pensaba guardárselo para cuando llegara el momento.

Le colocó su chaqueta por encima, bastaría por el momento para que dejase de temblar.

-Uno. Yo... tengo algo que decirte...- se atrevió a mirarle a los ojos, sería fundamental para lo que tendría que decir.

-Yo también- sonrió.

Dejaron un pequeño espacio de tiempo en el que solo predominaba el contacto visual. Hasta que, ambos cerraron los ojos, uno más fuerte que el otro, y soltaron por fín lo que estaba a punto de estallar en su interior.

-Jyugo... Te quiero.

-Uno... Me gustas.

Tras aquello, los dos abrieron los ojos, llenos de alegría y una pizca de incredulidad.

Se sintieron algo estúpidos, todo este tiempo, sus sentimientos habían sido correspondidos.

Espero que me corresponda... /Nanbaka/ 1115/ omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora