Capítulo Especial: Luz eterna

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Sus manos suaves rozaron aquel nudo hecho hace unos momentos, agarró con fuerza y tiró de ambos lados verificando que estuviese firme. Se mordió el labio ligeramente y volvió a mirar el techo oscuro de su habitación, una lágrima rodó por su mejilla y nuevamente soltó todo el aire contenido en sus pulmones, miró a lo lejos la hora que indicaba su reloj y se puso en pie.

"Hagamos esto fácil." Volvió a respirar sintiendo la presión en el pecho, cerró los ojos con fuerza mientras pasaba aquella soga por su cuello. "Hora de muerte..."

Abrió sus ojos de golpe, su cuerpo estaba cubierto en sudor, respiró confusamente sin despegar su vista del techo, era blanco y todo en ese lugar estaba lleno de nada más que luz y colores pasteles. "¿Qué fue... eso?" Paseó su vista por la habitación, tenía unas cuantas cajas a medio abrir, papeles y fotografías regadas en el piso. "Debo ordenar las cosas algún día." Se sentó en el colchón apoyando todo el peso en sus manos mientras buscaba con la mirada el reloj que colgaba de la pared contigua a las grandes ventanas que daban con el jardín. "No recuerdo la hora de su vuelo... ¿cuándo volverá?" Perezosamente volvió a tirarse sobre el colchón, tapó su rostro con ambas manos y disfrutó del viento que danzaba graciosamente entre las cortinas de la habitación.

"Señorita Hwang ¿puede venir un momento?" Cargaba un par de carpetas en su mano derecha y en su mano izquierda sostenía su teléfono con la esperanza de recibir aquella llamada que le hiciese sonreír. "¿Sucede algo profesor Oh?" El hombre canoso con una breve sonrisa asintió "Hace pocos días di una charla sobre la depresión en los adolescentes en la Universidad de Seúl, sé que partirá en media hora a Gyeongju y me gustaría que pudiese entregarle mi libro a la señorita Kim." Extrajo de su bolso un libro y lo extendió con mano temblorosa a la joven. "¿Cómo sabe que ella y yo...?" No sabía cómo terminar la frase frente a aquel profesor que le dio la oportunidad de conocer hacía once años a su prometida. Sonrió cálidamente mientras volvía a colocar los lentes en su sitio. "La vida puede ser muy buena con nosotros y en ocasiones necesitamos darle un empujón a los otros para que se den cuenta de que no están solos, no me arrepiento de haberle pedido que ese día le llevara las materias a la señorita Kim." Realmente agradecía que aquel hombre le pidiera tal favor, sentía que estaba en deuda. "Muchas veces fui yo quien escuchó a la señorita Kim cuando estaba triste y deseaba darle punto final a su vida, todos los días estaba preocupado por ella, pero no sabía qué hacer para que verdaderamente se diera cuenta de que aún existían cosas por las cuales seguir luchando y luego apareció usted en su vida"

Apagó el televisor y dejó el tazón en el lavaplatos, guardó la caja de cereales y la leche en sus respectivos lugares, pero su mente estaba en otro lugar. "¿Cuándo se supone que volverá? Me estoy volviendo loca sin tenerla aquí." Se lanzó sobre el sofá que a duras penas tenían en la sala de estar casi vacía y cerró los ojos. "Tal vez si duermo un poco más al despertar ella esté aquí." Pensó con una sonrisa en sus labios mientras volvía a masajearse las sienes.

"En serio no puedo creer que estén viviendo en Gyeongju ¿qué tiene ese lugar que no tenga Seúl?" Se había alejado el teléfono de la oreja al escuchar reclamar a su amiga. "Privacidad tal vez." Respondió y escuchó el bufido de su amiga, una sonrisa nació en su rostro al recordar como la primera vez que iba a conocer a Taeyeon era Jessica quien estaba más asustada de lo que pudiese encontrar. "Es solo que... tenemos nuestro propio espacio, sin miradas que juzguen y Taeyeon encontró un buen sitio donde abrir su consulta." Detalló mientras sacaba su maleta con una mano del bus en el cual había viajado a su hogar, agradeció al muchacho que le extendía sus bolsos y con una mano intentó acomodarse todas sus pertenencias "Jess debo colgarte, apenas y puedo dar unos pasos con tanta maleta y bolso." "Saluda a Taeyeon de mi parte y dile que me robó a mi mejor amiga monstruo." Disparó entre risitas antes de colgar, Tiffany sonrió tontamente, estaba completamente segura de la adoración que tenía su mejor amiga por Taeyeon.

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