NO PUEDE SER VERDAD

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Vaya. No me esperaba que Raven llamase a mi habitación para disculparme. No de ella.

Una sonrisilla fugaz recorre mis labios para después escurrirme y tirarme en mi cama. Extrañamente agotado por primera vez.

-¿Qué demonios me pasa...? - susurro al techo llevándome una mano a la frente. Estoy ardiendo.

-Vaya,  tan temprano cómo siempre, Damian... 

Una Starfire sonriente y animada se acerca a mí con aire de curiosear en mis asuntos. Como siempre me he levantado el primero y he salido al exterior de la torre, al área de entrenamiento.

-Sí - respondo seco sin voltearme. Mi única atención está puesta en la espada entre mis manos.

Veo de soslayo como la tamariana hace un gesto con la cabeza,  dándome por perdido, y se voltea de nuevo al ver que se acerca el resto del equipo. Incluida ella.

-¡Buenos días, Titanes!  Empezemos...

Un sonido nos revienta los oídos y amortigua la voz de Starfire, un sonido que conocemos muy bien y hace que nos pongamos alerta. La alarma criminal.

La alienígena nos da un grito y todos corremos hacia la torre. Para mí ya es una aburrida rutina.

-¿Hermano Sangre...?

La voz temblorosa y confundida de la líder hace que todos salgamos de nuestros pensamientos. Incluido yo. Es imposible. Ese bastardo murió hace meses.

-¡Es imposible! ¡Está muerto! - rompe el silencio Garfield acercándose a la mesa de control.

-Es verdad - lo secunda Jaime.

Me despego de la pared en la que estaba apoyado y me acerco al grupo. Raven se queda atrás. Parece pensativa y algo desencajada. Tiene la mirada puesta en el suelo. La miro de reojo desconcertado y vuelvo a la pantalla.

-Murió hace dos meses. Es imposible - comento tranquilo cruzado de brazos.

-Está robando unos cargamentos de un viejo almacén bajo tierra. A las afueras de la ciudad, por las montañas - continúa tecleando algo y mostrándonos imágenes.

Me quedo pensando unos minutos ante su explicación.

-¿Y a qué esperamos?

Mi pregunta inesperada capta la atención de todos, incluida Raven,  que da unos pasos hacia nosotros. Salgo algo molesto de la sala a paso firme. Puedo oler lavanda e incienso cuando paso junto a Raven y se me eriza la piel.

Puedo oír desde el pasillo los suspiros de Kori y los pasos de los demás tras de mí para seguirme y una sonrisilla se me escapa sin querer mientras recorro los pasillos.

Durante las anteriores horas estaba rezando por que nos sonara la maldita alarma. No quiero ir. Necesito no ir.

Empiezo a ponerme realmente nerviosa cuando llegamos y nos escondemos tras unas grandes rocas cobijados tras el manto del oscuro cielo con puntitos brillantes.

Una brisa fría se cuela en mí. Ésta noche no tengo un buen presentimiento... y mi presentimiento nunca me ha fallado...

Esperamos atentos a que los camiones escoltados por varios guardias desaparezcan de la entrada,  corremos hacia el otro extremo desde el que no nos pueden ver y Raven envuelve las rocas con su magia negra y las aparta para fomar un gran túnel que asciende hacia arriba.
Nos hace un gesto con la cabeza para que entremos mientras esboza una mueca concentrada sosteniendo las piedras con esfuerzo. Me recuerda a lo que hizo Terra para colarnos. Corrió mala suerte.

TRAICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora