Día 11

103 12 0
                                    

Sábado, 30 de diciembre.

Mis padres están preocupados por mí. No es como que me lo hayan dicho, pero puedo verlo por la forma en la que me miran. Y es que... Hace mucho que no me veía  al espejo, me refiero a, realmente verme. Así que hoy decidí hacerlo y vaya sorpresa que me di. Tengo más ojeras que cara, mis ojos se ven cansados,  estoy mucho más delgada que antes y mi piel está horrible. Ahora puedo entender su preocupación, si es que parezco muerta. 

Creo que llegó la hora de contarles cómo fue que terminé metida en todo ésto.

Después de aquél día en que encontré a Lily drogada, estuve pensando muchas cosas, y la que más destacaba era la idea de dejarla, de alejarme de ella y listo, sonaba sencillo pero no pude hacerlo, yo estaba en sus manos y ya no podía salir de ahí. Y es que, joder, es tan difícil ver a la persona que quieres así de mal, no podía dejarla sola. 

Así que decidí contestar su llamada, quise que me explicará porqué lo hacía, sólo tenía 16 años, no entendía nada. Cuando contesté se le notaba aliviada, y me invitó a su casa para que habláramos, yo acepté ir.

Cuando llegué a su casa yo estaba muy nerviosa, las manos me sudaban y no sabía qué le iba a decir. Toqué dos veces y Lily me abrió la puerta, justo cuando yo iba a hablar, me abrazó, así que le correspondí. 

-Lo lamento, de verdad, perdóname, no sabía que ibas a venir, no quería que me vieras así.- Estaba llorando, era la primera vez que la veía así y definitivamente no me gustaba.

-Tranquila... No pasa nada. ven, entremos.- Cuidadosamente me soltó, y entramos.- Siéntate, estás en tu casa.- Ella estaba avergonzada, no era capaz de mirarme a los ojos. Se sentó en otro asiento y tenía la cabeza agachada. 

-Lily, mírame.- Negó suavemente con la cabeza. -Lily, vamos, mírame.- Lentamente subió su mirada y me miró a los ojos.- Siéntate a mi lado.- Así lo hizo. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de mi, con la yema de los dedos, acaricié su mentón y suavemente le dí un beso en la comisura de los labios. 

-Perdón por no decirte, es sólo que... No creí que algún día me fueras a ver de esa forma, estoy avergonzada de mí misma, y no quería que tu también lo estuvieras. 

-Mira, realmente no sé qué decirte, estoy muy sorprendida. Y es cierto que ayer estaba muy molesta, pero más que molesta, me sentía frustrada, porque no sé porqué lo haces, y me dolió verte así. 

-Lo sé y te entiendo. Quise explicártelo ayer, pero...

-No podías.- Terminé la oración por ella.- Desvió su mirada al oírme decir eso. 

Resulta que su vida no era tan perfecta como se veía a primera vista. Su madre murió hacía cosa de un año y yo no lo sabía, ella me había dicho que vivía en otro país. Claramente a su padre le dió muy duro, porque fue una muerte lenta y dolorosa. Así que para llenar su vacío, ahora trabaja el doble de tiempo y casi no está en casa. Sus abuelos viven en otra ciudad y no puede ir a verlos tan seguido. Fue justo después de que su madre murió que empezó a consumir drogas. 

No sabía que decirle, ella se veía vacía, infeliz y yo me sentía mal por no poder hacerla sentir mejor.

Después de que me contara todo, simplemente la abracé y dejé que llorará en mi hombro, que se desahogara y que sintiera un poco de amor que tanta falta le hacía. 

A eso de las 9:00 PM volví a casa, un poco más tranquila, aunque aún estaba un poco molesta con ella, no podía alejarla de mí. 

Ya hace casi dos años y medio de éso y ahora la que está mal, soy yo. 




Atrapada- LGBTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora