Atrapada- LGBT

Día 9

Jueves, 28 de diciembre

Creo que se preguntarán desde qué edad empezó ésto. Pues bien, les contaré.

3 meses después de llegar aquí empecé a hacer amigos en la escuela, en su mayoría eran amables y buenas personas, sin embargo no podía ser totalmente sincera con ellos, no podían saber que me gustaban las chicas. Yo no quería esa vida, no quería ocultarme siempre, así que decidí que iba a cambiarlo...
Había un chico muy lindo, me invitó a salir y yo acepté. Estuvimos saliendo por cuatro meses y mi madre estaba contenta, pensaba que lo que había pasado había sido algo pasajero, aunque en el fondo ella sabía que no era así.
Yo me sentía vacía, estaba mintiendo, y aunque sentía cierto agrado por el chico, no fue suficiente, así que me di cuenta que lo mejor era terminar. Él lo entendió y a pesar de que eèl sì quería algo conmigo, aceptó ser solo mi amigo.

Después de terminar con él, todos se alejaron de mi por alguna razón, así que volvía a estar sola aunque me sentía tranquila.

En abril, a dos meses de cumplir 15 años, conocí a una chica. Y joder, era hermosa. Estaba en un curso mas que yo y ciertamente había tenido muchas más experiencias de las que yo había tenido. Me presentó a sus amigos y parecían buenas personas, de verdad que sí, pero estaban podridos por dentro, al igual que ella. Sus ojos eran mi adoración y su sonrisa fue mi perdición. Empezamos a hablar todos los días a partir de ahí, nos hicimos muy buenas amigas.

Un día me invitó a su casa, estábamos hablando, ella me estaba contando sobre una relación pasada. Para ser sincera yo no estaba escuchando lo que ella decía, lo único en lo que yo me fijaba era en sus lados, esos que tanto quería besar. Estábamos muy cerca, casi podía sentir su aliento, sentí unas ganas terribles de besarla, así que lo hice. Y en contra de todos mis pensamientos, ella lo siguió, y aunque no dijimos nada al respecto, ambas sabíamos que todo iba a cambiar.

Manteníamos juntas cada día, sin falta. Papá sabía que ella era más que mi amiga, al igual que mi madre, ellos nunca dijeron nada porque me veían feliz.

Al fin me sentía feliz, estaba con la persona que yo quería y sus amigos nos aceptaban.

Finalmente, el día de mi cumpleaños llegó. Hice una pequeña reunión en casa con mi familia y ella también fue. Incluso invité a sus amigos, que poco a poco, se estaban convirtiendo en los míos.

Si tan solo hubiera sabido lo que iba a pasar, definitivamente me habría alejado de ella, pero cuando me di cuenta de lo que pasaba, ya era demasiado tarde, estaba enamorada de ella y no podía hacer nada.

Tres meses después de mi cumpleaños, fui a su casa, no le dije nada a ella ya que quise darle una sorpresa porque sus padres no estaban, entré por la puerta trasera y fue en ese momento en que la vi; Perdida en su mundo, drogada hasta el carajo. Dolió. Me mató por dentro verla así, se veía tan frágil, tan sola...

La ayudé a ir a su habitación. Ella me pedía perdón incontables veces, y yo ni siquiera la veía, no podía verla a los ojos, era demasiado para mí. La dejé en su habitación, limpié todo, y me quedé con ella, viendo cómo dormía. Yo ni siquiera sabía con qué se había drogado, no tenía idea, solo estuve ahí con ella hasta que se durmió, y yo seguí ahí, no podía dejarla sola.

Cuando dieron las 10 mamá llamó,  me quería devuelta en casa y tuve que irme, lloré por eso, no quería dejarla sola, no quería que se siguiera haciendo daño de esa forma.

Al despertar me sentía enojada, estaba enojada con ella por hacerse eso, estaba enojada con el mundo entero. No quería ver a nadie. Ese día no comí, solo estaba ahí, tirada en mi cama. Ella me llamó unas treinta veces pero no quise contestar, no podía.

Dios, duele recordar ésto... Ahora tengo que irme, seguiré en otra ocasión.