Después de haber perdido a sus padres, la vida de Danny no ha sido nada fácil. Pues él y su hermana Jazz ahora están a cargo de Vlad Masters, quien fuera su peor enemigo y ahora es su tutor.
Ahora Danny tiene que aprender a vivir con el enemigo.
Est...
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—No quiero oír nada que venga de ti. — Contesto el menor, dándose la vuelta tras ver entrar a la fuerza al mayor.
—No te lo estoy preguntando, ¡Me vas a tener que oír! — Aseveró, frustrando al muchacho.
—Agh... — Se resigno, era inútil luchar, otra pérdida de tiempo. Entre más rápido lo suelte, más rápido se iría y lo dejaría en paz.
—¿No se te hace injusto el cómo me tratas? — Cerro la puerta de tras de él. —¿Crees qué sí no me importara, hubiera recibido a ti y a tu hermana?
—¡Yo no te lo pedí! — Se indignó ante eso. Se sentía como echado en cara.
—¡Y tampoco te lo estoy reprochando, Daniel! Sólo te pido dejes de juzgarme de esa manera, ¡Como sí yo tuviera la culpa de que tus padres estén muertos! ¡De no ser por que querías hacer trampa en el examen, aún estarían vivos! — Gritó, más tarde se dio cuenta de lo que acababa de decir. Le estaba cargando la culpa, y sin ningún rastro de remordimiento. —Por tu culpa no sólo yo perdí a Maddie, si no también tú.
La mirada del joven cambio, y de nuevo se veía más triste que enojado. La situación se tensó, pero de una manera casi inmanejable para el adulto.
—Al menos así ahora ves que no podrás tenerla.
El silencio abarcó un gran momento donde reinó pura incomodidad. Aquel contrataque había sido efectivo.
—¿Y eso te alegra, no es así? Entonces enfrenta las consecuencias y deja de verme como el enemigo. — Le dio la espalda y se alejó, acercándose cada vez más a la salida, pero antes volteo ligeramente, sin ver totalmente al menor. —Tú eres tu único enemigo, el peor...
Tras verlo salir por aquella puerta, desató su irá mal contenida, arrojando sus almohadas hacia donde el mayor se había ido. Estaba realmente enojado, y aún peor, no saber hacia dónde dirigir esa ira lo hacía explotar constantemente. Finalmente, terminó por hacer un buen desorden en su cuarto.
No es como sí el mayor no se hubiese dado cuenta, sólo no quiso volver a lo mismo.
Pues bien, le dejó desquitarse en su habitación, tal vez mañana estaría más tranquilo.
La calma sólo le llegó con el cansancio, y fue en ese momento que cayó dormido.
Por la mañana Vlad había dejado la casa para atender asuntos de los cuales jamás hablaba, quizá porque de todas maneras no le prestarían atención.
La hermana mayor fue la primera en levantarse en a desayunar. No esperaba que esa mañana su hermano la acompañara. Generalmente se despertaba más tarde, y en ocasiones se iba a la escuela incluso sin desayunar.
—Qué maravilla, ¿Pudiste dormir al menos? — Preguntó Jazz.
—Extrañamemte sí. — El menor sacó en envase de la leche del frigorífico, le puso cara de asco, para luego devolverlo y buscar otra cosa
—Después del berrinche que hiciste a noche.
Está acusación le hizo sacar su ahora frío rostro de entre el refri. Con un gesto desacomodado, un ceño medio fruncido y la nariz roja —Escuchaste. — Afirmó.
—Estuve a punto de subir, pero Vlad pensó que era mejor dejarte.
—Ah. — Simplemente tomó el jugo y cerró la puerta.
—Danny, creo que tenemos que charlar.
El menor suspiró. Difícilmente actuaría con su hermana cómo lo hizo con Vlad; sin embargo, eso conllevaría a aceptar su error, cosa que ya negaba de primera mano.
—¿Sobre qué?
—No te hagas. — Le replicó. —Mira, sé que no es fácil, pero debes intentar tolerar a Vlad un poco. Creo que es un poco injusto que te portes de esa manera, considerando que sólo ha querido ayudarnos.
Evitó mirar a su hermana, limitándose a escuchar. Era obvio que pensaría eso, pero no era tan fácil aceptarlo, después de todo, era su peor enemigo.
—Sé lo que piensas, pero ahora ya no es así. — Dijo, tal como si le hubiese leído la mente. —¿Por qué el enemigo te tendería la mano?
Su silencio dictaminaba todo.
—Sólo piénsalo. Yo sé que era tu archienemigo, Danny... pero ya no tiene él porque pelear, perdió su razón de hacerlo después de todo.
Y esa era la mayor de las verdades, la única que no podía negar. Vlad lo tenía todo, excepto lo que más quería, por eso actuaba como un imbecil, según Danny. Pero ahora que ni Maddie ni Jack estaban, ¿Qué otro motivo tendría?
Lamentablemente, Danny aún sentía que de alguna manera quería aprovecharse de la situación.
Este día se la viviría pensando en eso que su hermana había sembrado en su cabeza.