Living with the Enemy. Part 4

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Jazz, aunque inmersa y perdida entre sus libros o su laptop, no tardó mucho en notar lo extraño que había pasado a ser todo. Es decir, aún más extraño.

A veces miraba a Danny durante las comidas, parecía más distante de la realidad. Pero aún más extraño.

Ya no buscaba pelea con Vlad. Había dejado los comentarios hostiles de lado, e incluso le contestaba común.

Lo trataba como una persona normal. Como si de momento hubiese dejado de ser su archienemigo. Cosa que no era mala, ella misma se lo había pedido.

Pero seguía sin dejar de ser extraño que ocurriera de esa manera abrupta.

Trató de no crearse paranoias.

¿Qué podía ser malo de todo esto? Aunque verdaderamente no le gustaba ver a su hermano tan distraído, como sí tuviese algo serio en que pensar. Porque su expresión era tal, que no parecía simple descuido, si no divagación.

Por otro lado, Vlad actuaba normal, pero pasaba más tiempo a puerta cerrada en su laboratorio. A veces lo veía llevar piezas, y se escuchaba que trabajaba en algo.

No fue hasta que escucho una pequeña platica sin querer.

—Acepto... — Era la voz de su hermano.

—¿Estás seguro? — Escuchó hablar.

Silencio. Aunque al parecer asintió, pues Vlad continuó.

—Entonces está hecho.

—¿Terminaste tan rápido? — Pregunto Danny.

—Es un proyecto que ya tenía planeado, pero el cual nunca concreté...

Danny se sorprendió al entender que él tenía aquello planeado.

—¿Acaso tú... ?

Suspiró.

—Alguna vez se me cruzo por la cabeza usarlo en mí, pero realmente no lo hubiese hecho. Tal vez para algún enemigo, no lo sé... Por algo jamás lo terminé, pero en cuanto me contaste lo que sentías, tenía que hacerlo...

—Tal vez debería hablar con mi hermana.

Jazz quedo estática, ¿Qué es lo que planeaba hacer?

—Tal vez esto no le guste. — Comentó Vlad, creyendo que la chica podía intervenir.

Quedaron en no decirle nada. Y entre más pronto, mejor.

—Lo siento Jazz...

Un sonido la dejo helada. Esto no le daba buena espina. Tenía que evitar lo que fuera a pasar ahí dentro.

Abrió la puerta de golpe.

—¡No! — Grito.

Su hermano estaba sobre una plancha metálica, y Vlad a punto de hacer quien sabe que con unos enormes guantes puestos. Ambos miraron a la shockeada pelirroja.

¿Qué significa esto? ¿Vlad? ¿Daniel? — Habló.

....

—Separarse... —Esa respuesta le dio. —Entonces él ya no sentiría. —Casi como si hubiese muerto. No lo podía creer.

—¡¿Estabas de acuerdo con esto, Vlad?!

—J- Jasmine... — Pronunció el mayor. —Tienes que entender, esto lo decide él.

—Ibas a dejarme... — Dijo a su hermano ahora.

La voz de Jazz se rompió un poco. Desde el funeral de sus padres, ella no había vuelto a llorar.

O al menos, no frente a otros.

—¿Crees que eres el único sufriendo, Daniel? ¿Qué te asegura que hacer eso te ayudara y no empeorara las cosas? ¡Perder tu humanidad! ¿En qué demonios estaban pensando? No puedo creerlo Danny.

Danny apenas entendía lo que estuvo a punto de hacer. Tal vez no era tan mala idea, de no ser porque aún tenía a alguien...

Estaba siendo egoísta. Sólo dejaría a Jazz con ese dolor. Le dejaría esa enorme carga a ella sola.

Miró a Vlad y luego volvió a su hermana. No podía.

—Lo siento, Jazz... No lo pensé muy bien.

Vlad bajó los guantes al escuchar eso.

—Eso quiere decir... — Inquirió el mayor.

—No lo haré, Vlad... Lamento que tuvieras que trabajar en esto.

Vlad se quitó los guantes tras suspirar.

—No, está bien, es tu decisión. Sólo quería ayudarte. Jazz, querida, no lo tomes a mal. No creo que Daniel pensara en eso cuando se nos ocurrió. No creo que lo hiciera con intención de dejarte. — Camino hacia la puerta, mientras la chica lo seguía con la mirada, y el otro sólo miraba hacia abajo.

—Es difícil convivir con el enemigo, sobre todo cuando tú mismo lo eres... — Dicho esto, salió del lugar. Creía que los jóvenes necesitaban hablar.

Jazz miró a su hermano menor nuevamente.

Él, levantó la mirada, para abrazarla repentinamente.

—Lo siento...

Jazz aún con lágrimas en los ojos, correspondió el abrazo.

Ambos hermanos tenían mucho que superar, pero al menos sabían que se tenían el uno al otro. Y en cuanto a vivir con Vlad, Danny se dio cuenta que quizá no sea tan malo vivir con el enemigo.

Living with the EnemyWhere stories live. Discover now