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Las semanas pasaron. Queda solo una para que termine mi hermoso sueño.

Despierto rodeado por unos brazos fuertes cada mañana, desde la primera que vez que hicimos el amor, dormimos juntos, desnudos.

Tenemos sexo algunas veces a la semana pero otros días solo caminamos por el Campus, nos tomamos fotos, leemos juntos o hacemos ejercicio.

He aprendido más cosas de él, sus gustos, su forma de vivir, su familia y parte de su pasado. Así como yo también le he contado mi vida.

No hemos sacado el tema de qué haremos cuando el Curso se acabe, tengo miedo de perderlo pero sabía que no iba a durar para siempre.

Jace está igual que yo, se enamoró de una chica pelirroja a la cual no puede dejar ir ni cuando tienen diferentes actividades

Mi hermana conoció a un tipo raro y sé que también le gusta, al parecer ellos ya solucionaron el problema de la distancia.

Nuestros papás nos hablan de vez en cuando para ver cómo estamos, les conté mis preferencias y como lo había predicho, ya lo sabían, me aceptaron y me siguen amando.

Conocieron a Magnus por video llamada. Les cayó bien pero sé que también piensan que tendré que alejarme de él.

– Buenos días guapo. – Le digo mientras abre sus hermosos ojitos.

– ¿No te duele el cuerpo? Ayer las posiciones que pediste me preocuparon por tu trasero. – Me estoy volviendo a excitar por solo acordarme.

– Estoy de maravilla, tengo más posiciones que quisiera probar contigo antes de irme.

Se queda en silencio y me doy cuenta de mi imprudencia, acabo de sacar el tema que no quería.

– Sabes que tenemos que hablar de eso, amor. – Su mirada triste me hace estremecer.

– Lo sé. – Le contesto de forma triste. – Pero por ahora solo quiero hacer una cosa.

Supo a lo que me referí en el momento en que lo besé. Era un beso lleno de amor con algo de tristeza.

– Te amo tanto. – Me dijo antes de tomar mi miembro y acariciarlo. Me retorcí ante sus rápidos movimientos.

– Eres mi... Todo, Magnus. – Sus ojos llenos de amor empiezan a brillar y sé que los míos también mientras tratamos de retener las lágrimas.

Me pongo encima de él, con mis piernas a sus costados. Su mano recorre mi pene y la otra me acaricia mi nalga.

Beso sus pezones y empieza a retorcerse por mi tacto. Tomo su miembro y lo empiezo a alinear en mi entrada.

– Bebé, el lubricante...

– No importa amor, sigo dilatado por lo de hace una horas. – Le sonrío pícaramente.

Empiezo a introducir su miembro y mi entrada lo recibe gustoso. Toma mis caderas y me ayuda a descender a ritmo lento.

Me estoy desesperando del cariño que me da así que decido bajar de una.

– Ah, Alexa-Alexander, maldita sea... Estás tan... Perfecto. – Nuestros movimientos se vuelven frenéticos en todo momento.

Nos volteó poniéndose encima de mí, detuvo sus embestidas y me quitó un mechón de pelo de mi frente.

Sentí como una lágrima suya caía en mi mejilla, mis lágrimas descendían por los costados de mi cara.

– Sssh, no pasa nada mi amor. – Acaricié su cara quitando rastros de sus lágrimas.

MIRADASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora