♣ Dragones Rojos♣

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La mayor parte de los grupos criminales tenían buena organización, pero un líder tan eficiente como Kim Taehyung era algo muy difícil de encontrar, pues con solo chasquear los dedos hizo que todos bajarán de la camioneta, y ni siquiera tuvo que decirles qué hacer, todos los hombres se colocaron en sus posiciones y permitieron que Taehyung caminara tranquilamente hasta que llegó frente a la puerta de una casa bastante vieja y maltratada.


—Que asco, definitivamente este es el nido de un par de ratas.

Sin pensarlo dos veces, pateó la puerta de madera con fuerza y la derribó con facilidad, sacando una gran nube de polvo que se dispersó segundos después.

—Adelante— ordenó haciendo señas con las manos, y seis hombres entraron corriendo con pistolas y metralletas en manos.


Los disparos no tardaron en resonar al interior de la casa, además se escucharon gritos, cosas rompiéndose y finalmente luego de unos segundos, todo quedó en silencio.

El chico de cabello grisáceo se adentró al lugar, siendo seguido por los demás que le acompañaban, y una vez adentro, encontró a seis hombres hincados en el piso, todos temblando, además de que había dos armas en el suelo.

—Recojan eso.

Dos hombres que lo acompañaban las recogieron y las guardaron en una pequeña maleta. Después de todo, esas armas servirían como otra prueba de que aquel grupo había sido eliminado.


Taehyung tomó una silla y la arrastró hasta quedar frente a los hombres, después se sentó en ella y les sonrió con burla, mostrando esa sonrisa cuadrada bastante aterradora para sus víctimas.

—K-Kuro— murmuró uno de ellos— Nosotros... Nosotros podemos...

—No, no pueden — interrumpió el peli gris apuntando con su arma a la cabeza se aquel hombre— ¡Bang!

Soltó una carcajada luego de hacer aquel sonido y ver a los hombres brincar del susto. Definitivamente aquellas expresiones de terror eran algo que le satisfacía.

—T-Tenemos el dinero — habló uno rápidamente con la esperanza de que aquello cambiará su suerte.

—¿Y qué esperan para traerlo?

El hombre asintió frenéticamente y corrió a un estante de metal oxidado para tomar un sobre rojo. Después corrió de regreso y se lo acercó al peli gris, quien lo recibió viendo el contenido.

—Excelente — guardó el sobre en el interior de su chamarra y apuntó nuevamente a los hombres —. De rodillas — ordenó al tipo que le había dado el sobre.

—P-Pero... ¡Ya pagamos! ¡Aceptaste el dinero!

—Sí, pero nunca dije que les perdonaría la vida — Taehyung sonrió con malicia — ¡Bang! — volvió a decir, pero esta vez jaló del gatillo y una bala se incrustó en la cabeza del hombre, haciéndolo caer frente a los otros cinco que aterrados vieron cuál sería su destino.

—K-Kuro... ¡Por favor!

— Mátenlos.

Los hombres con vestimenta negra no lo dudaron y empezaron a disparar repetidas veces mientras Taehyung salía del lugar junto con YoonGi y Jimin.


Acomodó su chamarra dejando ver el tatuaje de dragón en su cuello, el mismo que tenían todos los demás.

¿Y cómo llegó a eso?

Después de que su padre lo echara de la casa y de perder a su hermano, Taehyung se refugió en la única persona que tenía en ese momento, lo único que no sabía, era que Jimin estaba metido en un grupo de delincuentes que robaban y vendían sustancias ilegales.

Desesperado por encontrar a su hermano, aceptó el trabajo que le ofreció el líder de aquel grupo conocido como los Dragones Rojos.

Al principio gastó cada moneda que ganó en la búsqueda de su pequeño hermano, pagándole a detectives privado, pero ninguno obtuvo algo servible.

Poco a poco fue dejando de lado esa ilusión de encontrarlo y pagó por última vez, al único detective que obtuvo algo, y eso fue el país en donde ahora vivía su hermano, sin embargo, no fue de gran ayuda ya que sus tíos se mudaron de casa y no dejaron rastro.  

Aquello solo hizo que Taehyung se sintiera cada vez más solo, comenzó a sentir celos por la felicidad de los demás, se aisló de los sentimientos positivos y los negativos, como el odio, la envidia, la ira, lentamente se instalaron en su corazón, congelandolo casi en su totalidad, volviéndolo un chico frío y sádico, incapaz de sentir algo por las personas. El único al que podía decir, quería, era su mejor amigo. Y la única razón por la que su corazón aún latía y mantenía un pedazo intacto, era Jungkook​, pero ese pedazo estaba guardado y no saldría a la luz a menos de que fuera para su hermano. Por esa misma razón, juraba que un día se vengaría de su progenitor, por haberlo separado de la persona que más amaba, pero mientras tanto, descargaba su furia en las personas que su jefe lo mandaba a matar.


Taehyung, hasta cierto punto​ lo disfrutaba, tener el poder y control sobre la vida de los demás era algo que le llenaba. Aquel grupo de delincuentes creció rápidamente y en todos los sentidos, convirtiendose así en una de las mafias más buscadas en Corea y demás países, teniendo rivalidad con diferentes familias de la mafia en diversos lugares.


Taehyung ahora pertenecia a los Dragones Rojos, pero a pesar de todo lo malo de su vida, siempre se hacía la misma pregunta y sonreía imaginando la respuesta.

¿Qué estará haciendo Jungkook?

Amor de hermanos || VKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora