ꨄ︎) 𝙎𝙖́𝙡𝙫𝙖𝙢𝙚.
𝐓𝐞 𝐒𝐚𝐥𝐯𝐨 𝐃𝐞 𝐌𝐢́
❛𝒆́𝒍 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒂 𝒖𝒏𝒂 𝒏𝒐𝒗𝒊𝒂,
𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒂 𝒅𝒊𝒏𝒆𝒓𝒐❜
「A pesar de proceder de familia prestigiosa, Kim Naerin al pasar de una vida rod...
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—Señorita Naerin, su padre pide que baje a recibir a los invitados —avisa el mayordomo entrando a la habitación acompañado de un gesto temeroso.
—No deberían esperar porque no bajaré —murmuro examinando mi manicura, encargada de hacer lucir bien mis manos y hacerme perder el tiempo.
—Pero su padre a dicho que... —empieza a decir.
—No me importa qué diga, no quiero bajar, pero, si quiere que deje ésta habitación tendrá que venir y sacarme entonces.
Cruzo los brazos mirando como el hombre de traje de pingüino abandona la pieza desesperado y decepcionado de no convencerme. No planeo convivir con personas que solo compiten por el valor en sus bolsillos.
—Naerin, tu padre está molesto contigo y con tu absurda actitud. Tienes que bajar, ahora. —Ordena mi señora madre yendo rápido por mí quitándome de encima las sábanas. Por mi parte prefiero ignorarla, he captado el temblor y miedo en su voz. ¿Por qué le teme? ¿A qué le teme?
—Me niego. No iré, no quiero estar cerca de él —explico al mismo tiempo de negar apartando la mirada.
—No vamos a iniciar una pelea con esa tonta idea tuya. Tu padre es un buen hombre, eso inspiramos los Kim; perfección. Termina por entender Naerin... —exclama elevando su voz y con ella, algo de irritación.
Toma asiento a un costado mío jugando con la tela del vestido. El vestido aún tendido en el borde de la cama, esperando ser usado.
—No es tonta —afirmo tranquila—, estás tan cegada que no te das cuenta, no lo conoces, no sabes lo que hace.
—Por favor Naerin, no sigamos con lo mismo. Llevo escuchando la misma historia por meses, pero estoy segura de que tu padre me ama, solo a mi. —Aclara intentando sonar segura.
Eso ha sido lo más estúpido que le he oído decir.
¿Por qué se aferra a algo que ya no existe?
—Pues cada vez que lo repito y evades me deja saber que tan estúpida puedes ser —digo haciendo contacto visual y así dejarlo claro, mostrando sensatez—. Él y esa secretaria se burlan de ti, todas las mañanas en que...
—¡Estoy cansada, deja de decir tonterías!
La veo explotar contra mi pero rápido toma consciencia, y mientras se aleja inhala hondo ayudando a estabilizarse y no armar un escándalo tan pronto.
—No hagas esperar a los invitados, baja ya —finaliza volviendo a mostrar sutileza.
