} Noventa { [Narrado]

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Advertencias

Contenido explícito.

Es mi primera vez haciendo este tipo de contenido, así qué por favor, no sean duros.


||🍓||


Cuatro y cuarenta. Ese era el horario que Chae Young llegó a tocar el timbre de la casa de los Myoui, donde Mina —quien tenía puesto un traje rosado un tanto erótico— la atendió.

Luego de saludarse con un corto beso, subieron rápidamente las escaleras para llegar al cuarto de la joven.

Chae Young lo primero que observó con atención fue la cama. Estaba prolijamente tendida con algunos pétalos de rosas esparcidos por toda la cobija blanca que rodeaba el colchón. Luego miró a su enamorada y suspiró. — E-el helado... hay que ponerlo en el refrigerador... — Señalo el recipiente y sonrió un poco nerviosa.

— Chae Young... — Dijo la mayor con una voz dulce y suave, como si fuera la de un bebé. Esta agarró el recipiente y lo tiró al suelo.

La menor sabía perfectamente como acabaría esto; besos, caricias, toqueteos y por último, pero no menos importante, sexo. Y si vamos a ser sinceros, a esta le aterraba eso. Pues es una chica que no tiene ni una pizca de experiencia en la cama.

— ¿Q-qué pasa, Mina? — Parpadeó con fuerza mientras miraba detenidamente los labios carnosos que se le acercaban lentamente.

— Te amo. — Dijo firme.

De repente esos labios tan deseables chocaron contra los de ella, haciendo que se movieran al compás. Lo admitía, eran suaves y besables. Demasiado besables. 

Mina no perdía el tiempo. Tiró a la de baja estatura hacía la cama y se montó arriba de ella. — ¿Puedo dejarte muchas marcas? — Preguntó mientras le depositaba algunos de esos tiernos besos en el cuello. Entre tanto, Chae Young solo asintió mientras trataba de contener su calma.

Los labios de Mina se abren; acariciando la piel de su cuello. Su lengua comenzó a rozar el cuello de Chae Young y empieza a succionar una parte. Joder, que bien se sentía para ambas.

— Ah...~ — Gimió con dulzura. — Sigue...

— Deseaba este momento hace tanto, enana.

«Aquí ha llegado mi fin.» Pensó la invitada mientras ahora recibía chupones en la clavícula. «No tengo que tener miedo. Es solo un poco de sexo.»

Mina se hizo a un lado y agarró con sus pequeñas manos el short de Chae Young, desabrochando uno de sus botones. — Necesitaría que te lo quitases.

— ¡¿Eh?! — Soltó acompañada de una risa nerviosa, haciendo que la contraria la mirase seriamente. Chaeng solo asintió con la cabeza y, muy torpemente —a causa de los nervios—, empezó a desabrocharse los otros dos botones restantes. Al terminar, Mina sonrió y tironeo para abajo los shorts negros de la "enana", dejando ver unos boxers azules. — Es que son cómodos... — Respondió al rostro sorprendido de Myoui.

Sin quitarle la ropa interior, Mina empezó a frotar en círculos donde estaría el sexo húmedo de la no experimentada, causando que esta soltara un pequeño gemido.

— Gimes como un tigre bebé.

— Cierra el pico... — Susurró un poco molesta.

— ¿Quieres que pare?

— N-no.

Al escuchar la negación, Mina empezó a presionar y frotar cada vez más la feminidad de Son. Estaba disfrutando siendo la activa en esta oportunidad. Luego de empezar a sentir sus dedos completamente húmedos, decidió bajarle por completo el calzoncillo, dejando en descubierto su intimidad.

— No te vas a mover.  — Ordenó la castaña. Chae Young, sin problemas, obedeció.

La mayor se arrodilló en el suelo y empezó a acariciar suavemente el clítoris de Chaeng, haciendo que los pies de esta se levantasen un poco. — Quieta. — Paso su lengua húmeda por allí y empezó a lamer con desesperación mientras la joven de cabello corto gemía de placer.

— Un-unnie... ~

— Para ti, mommy. — Le corrigió, haciendo una pequeña pausa a la lamida.

— Mommy ~... te doy p-permiso para hacerme tu-tuya...

— Lo iba a ser de todas formas. — Dijo con superioridad. Colocó uno de sus largos dedos en el centro y, luego de unos segundos, lo introdujo con la mayor delicadeza. No quería lastimarla. Chaeng abrió su boca en forma de "o" y trató de no mostrar el pequeño dolor que sentía en ese momento.

Empezó lento.

Siguió un poco más acelerado.

Hasta que llegó que sus movimientos vayan demasiado rápidos para la desvirgada, haciendo que rápidamente Chaeng soltara un último gemido, siendo el más fuerte, acompañado de una arqueada de espalda. Había llegado al tan deseado e inigualable orgasmo.

— Que rápido, Son. — Se levantó y sacudió su falda para luego recostarse al lado de su diminuta chica. — Tenía ganas de que tú hagas todo esto, pero al verte no me pude contener... tenía que hacerte mía de una buena vez.

La contraria sonrió y se aferró al pecho de Mina. — Tenías razón.

— ¿De qué?

— Los latidos son muy relajantes... — Soltó mientras trataba de recuperar el aire. 

Mina le depositó un pequeño beso en la cabellera y rodeo su cintura. — Es hora de dormir, cariño.

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