Te lo digo a ti

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Para Rei:

Nunca te conté nada de mi vida, ni de porque acabé en aquel orfanato hace ya tantos años, nunca te dije como había sido mi vida antes de llegar allí, la verdad es que en este punto de mi vida me arrepiento profundamente de no haberte dicho nada, tu que me abriste tu corazón sin esperar nada a cambio y yo ni siquiera fui capaz de decírtelo, a pesar de que tampoco era algo tan grave. En aquel tiempo me sentía sola, triste y quizás hasta un poco traicionada por mi propia familia, arrepentida y culpable.

Nunca fue mi intención que sucediese todo lo que pasó, en aquel momento yo solo quería un fin de semana como el de una familia normal, quería ir de acampada, que mis padres me enseñaran a montar una tienda, recoger leña para hacer una hoguera por la noche y así poder contar historias comiendo junto al fuego, sueños inocentes, típicos de una chica de siete años, nunca me habría imaginado que por aquel estúpido deseo no iba a poder hablar más con ellos. Dolía mucho, notaba un tremendo vacío en mi interior, un abismo inmenso que no parecía que fuera a resolverse. Pero te lo voy a contar, aunque sea por escrito, ya te dije que algún día te lo diría.

Toda mi vida había cambiado en apenas unas horas, aquella mañana me había levantado como si fuera un día cualquiera, me peinaba mi rubio cabello algo alborotado después de la pelea con mi hermano. Len era así, solíamos discutir bastante pero no nos llevábamos mal, era solo que le gustaba molestarme y la verdad es que lo hacía muy bien. Como añoro esos momentos de pura felicidad e inocencia...

Mis padres, esa mañana estaban desayunando tranquilamente, él leyendo el periódico y ella hablando por teléfono, siempre estaban trabajando pero sacaban algo de tiempo para estar con nosotros, la vida era así, pero me lo pasaba muy con ellos. Mi hermano ya estaba sentado esperándome, tirándome migas de pan, en aquel entonces pensaba que era muy infantil y molesto y eso que yo era dos allá menor, el siempre fue un caso aparte, ni el día de mi cumpleaños paraba quieto. Después de tantos años los recuerdos son algo borrosos, ya no lo recuero todo tan nítidamente, de lo poco que e cuerdo de ese día era el haberle confesado a mi padre que quería ir de acampada como regalo por mi cumpleaños, los tres se volvieron hacia mi sorprendidos, creo que ninguno de ellos se esperaba esa clase de petición, pero a pesar de la negativa que me esperaba, ellos en ningún momento se negaron, es más sonrieron y comenzaron a ordenarlo todo, realmente lo había conseguido, estaba muy contenta, ni siquiera las bromas de mi hermano pudieron terminar con mi sonrisa. En el coche todo eran risas y juegos, un fin de semana divertido en el campo con mi familia celebrando mi octavo cumpleaños.

El día fue maravilloso, hicieron todo lo que les pedí, para ellos yo era la hija de sus ojos, me consentían y yo me burlaba de la coleta que se había echo mi hermano, seguramente habría sido el mejor día de mi vida si no fuera por lo que sucedió ya entrada la noche, dejando como testigo a la luna de todo lo que pasó. En serio Rei, nunca podría haber imaginado lo que iba a suceder, los tiroteos me despertaron, aquel sonido era nuevo para mi, pero daba miedo y los pasos que se escuchaban cada vez más cerca... asustada y sin sabes que ocurría fuera me levante del saco y moví a mi madre para levantarla, ella parecía confundida de mi arrebato, mientras yo inútilmente intenté que salieran las palabras para explicarle lo sucedido, ambas miramos a la vez la entrada de la caseta al escuchar como se bajaba la cremallera.

Todo sucedió demasiado deprisa, en un abrir y cerrar de ojos, una escena que no para de perseguirme, antes lo soñaba mucho más, ahora que estas a mi lado solo en pocas ocasiones me levanto tan asustado como para que me tengas que consolar, esa escena es algo que por muchas veces que me consueles no la voy a poder olvidar, esta grabada a fuego en mi mente. Él como un hombre desconocido entró a la caseta y comenzó a disparar a lo loco y sin miramientos, recuerdo como mire aterrorizada a mi madre, pero con la oscuridad de la noche solo pude vislumbrar como su boca estaba abierta de par en par, sin emitir sonido alguno, pero la tenía muy abierta como si quisiera gritar pero no tuviese aliento, al que sí que escuché gritar fue a mi hermano, se me heló la sangre en aquel entonces e incluso mientras lo escribo tantos años después sigo temblando al recodar dar cada momento de aquella trágica noche en la que quede huérfana.

One-shots vocaloidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora